El retorno de Ardanza
La inserci¨®n del Pa¨ªs Vasco en el Estado constitucional espa?ol ha sido problem¨¢tica desde la Constituci¨®n de C¨¢diz. No ha habido ni uno solo de nuestros ciclos pol¨ªtico-constitucionales en el que la inserci¨®n pol¨ªtica del Pa¨ªs Vasco no haya estado presente como problema. Y en ning¨²n momento hasta la fecha hemos sido capaces de encontrar una f¨®rmula que diera respuesta a dicho problema de manera com¨²nmente aceptada.
En mi opini¨®n, la f¨®rmula ensayada con base en la Constituci¨®n de 1978, consistente en la articulaci¨®n de un Estatuto de Autonom¨ªa con un sistema de financiaci¨®n especial a trav¨¦s del Concierto, deber¨ªa haber sido aceptada como la f¨®rmula id¨®nea, porque es dif¨ªcilmente mejorable. Ha permitido al Pa¨ªs Vasco no s¨®lo diferenciarse de todas las dem¨¢s nacionalidades y regiones en un elemento tan clave como es la financiaci¨®n, sino alcanzar adem¨¢s un nivel general de autogobierno como no lo hab¨ªa tenido nunca en el pasado y como no lo tiene casi ning¨²n ente subcentral en un Estado pol¨ªticamente descentralizado. Es dif¨ªcil imaginar una f¨®rmula que pueda ir m¨¢s all¨¢ de la que ahora mismo se est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica y que pueda ser compatible con la existencia del Estado espa?ol como tal Estado.
De aqu¨ª es de donde viene la dificultad de dar respuesta al problema en este momento. El PNV fue el inventor de la f¨®rmula. El nacionalismo vasco se abstuvo en el refer¨¦ndum de aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, pero s¨ª vot¨® favorablemente el del Estatuto de Autonom¨ªa, que s¨®lo era posible con base en la Constituci¨®n. En el Pa¨ªs Vasco el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del Estatuto fue materialmente el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n de la Constituci¨®n. El nacionalismo vasco se incorpor¨® a la Constituci¨®n no directamente sino a trav¨¦s del Estatuto. Con el Estatuto vasco se cerr¨® pol¨ªticamente el proceso constituyente de 1978. El ¨²nico sector pol¨ªticamente significativo del pa¨ªs que no hab¨ªa aprobado la Constituci¨®n, lo hac¨ªa de esta manera.
Esta es la raz¨®n por la que, con el rechazo del Estatuto de Autonom¨ªa, el PNV vuelve a situarse de manera directa y a situarnos a los dem¨¢s indirectamente ante un problema de naturaleza constituyente. Y a hacerlo en unas condiciones que no son tan dram¨¢ticas como las de finales de los setenta, pero que presentan una dificultad tal vez mayor para encontrarle respuesta. Ahora mismo, la fuerza de ETA es mucho menor que la de entonces y no hay riesgo de golpe militar. Pero entonces se pudo contar con el nacionalismo democr¨¢tico para pactar una f¨®rmula de integraci¨®n del Pa¨ªs Vasco en la Constituci¨®n y gracias a ello se la pudo poner en pr¨¢ctica. Sin el concurso del nacionalismo vasco no se habr¨ªa podido construir el Estado de las Autonom¨ªas.
En la actualidad, el concurso del nacionalismo vasco ya no es tan decisivo. En 1979, sin el PNV no se cerraba el proceso constituyente en todo el Estado. Hoy ya no. El terrorismo de ETA no es una amenaza para el Estado espa?ol, sino para el Gobierno vasco, como hemos tenido ocasi¨®n de comprobar desde la firma del Pacto de Lizarra. Son las instituciones vascas, y no las del Estado o las de las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas, las que han quedado en un estado de par¨¢lisis. Y las que pueden mantenerse en esa situaci¨®n de par¨¢lisis tras el 13 de mayo, si el nacionalismo democr¨¢tico persiste en dicha estrategia.
El PNV es el que ha abierto el proceso constituyente en el Pa¨ªs Vasco y es el que tiene que cerrarlo. Y mientras est¨¦ sometido a la presi¨®n terrorista de ETA s¨®lo puede hacerlo volviendo al Estatuto de Autonom¨ªa. No est¨¢ en condiciones, ni de legitimidad ni de fuerza, para poder hacer otra cosa. Es lo que ha venido a decir el anterior lehendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza, en su conferencia en la Academia de la Historia. Hay que volver al Estatuto hasta que se haya acabado con el terrorismo. Una vez que se le haya puesto fin, ya veremos si hay que revisar la f¨®rmula de integraci¨®n del Pa¨ªs Vasco en el Estado o no. En todo caso el PNV debe saber que, para hacerlo, est¨¢ ya fuera de plazo. Ya no puede darse m¨¢s pr¨®rrogas.
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