Gran hip¨®crita
Gran Hermano ha encontrado en el concursante Carlos al villano de la pel¨ªcula, al malo ideal para reanimar este docubodrio. ?No quer¨ªan experimento sociol¨®gico? Pues toma: lo han expulsado de la casa como medida preventiva, apurando al m¨¢ximo para rascar audiencia y haci¨¦ndole decir una frase antol¨®gica: 'Me siento como un perro'.
Les cuento. Carlos y Fayna est¨¢n liados y, a veces, se persiguen y se agreden como lo que son: j¨®venes en celo. Agarr¨¢ndose a estas escenas y mont¨¢ndolas con alevos¨ªa, el todopoderoso ojo de la casa ha rebozado unos simples prontos con un discurso sobre malos tratos que ha banalizado un grav¨ªsimo problema, el de los malos tratos, que nada tiene que ver con esta farsa de ni?atos.
El mi¨¦rcoles hubo nominaciones. Nominaron a Carlos, Fayna y Fran, que no pudo ver c¨®mo, en su pueblo, se montaba un pollo digno de pel¨ªcula de Berlanga. Cuando la banda interpret¨® la sinton¨ªa del programa, llor¨¦, lo juro. Propongo que el Consejo de Ministros estudie la posibilidad de convertir la sinton¨ªa de Gran Hermano en himno nacional.
En el plat¨®, Mercedes Mil¨¢ logr¨® que las madres de Carlos y Fayna se tirasen del mo?o iniciando as¨ª esta extra?a variante de linchamiento: el medi¨¢tico, que consiste en especular irresponsablemente sobre una presunta agresividad del concursante sin tener en cuenta las serias repercusiones de esta compulsiva verborrea, que ayer asol¨® el espacio radiof¨®nico de nuestro pa¨ªs.
Tambi¨¦n salieron el psic¨®logo y el director de la cosa, que se cur¨® en salud ante el alud anti-Carlos perpetrado por una sociedad civil que no tiene nada mejor que hacer que ver Gran Hermano. Una vez abierto el fil¨®n de esta barata atracci¨®n fatal, el programa recupera su pringosa identidad. Si el a?o pasado se destap¨® la Espa?a de alterne, ahora se nos vende la moto de que toda esta operaci¨®n de agresividad cong¨¦nita no es cosa de Tele 5.
Como si todo ese equipo de selecci¨®n no supiera que el tal Carlos ten¨ªa ramalazos de chuletilla discotequero y era el elemento id¨®neo para provocar las falsas tensiones que, por contrato, sustentan el montaje. Ya lo dijo Emilio, uno de los pocos nativos capaces de hablar sin vocalizar y tocarse la nariz al mismo tiempo: el minimalismo ha muerto, vuelve lo cl¨¢sico. Una frase s¨®lo comparable a la que, cuando todav¨ªa no hab¨ªa sido elevado a la injusta categor¨ªa de Enemigo P¨²blico N¨²mero Uno, pronunci¨® Carlos: 'Yo soy as¨ªn, yo me columpio'.
Mi lado femenino cree que Carlos ense?aba demasiado los pezones y por eso lo echaron; mi lado masculino cree que la madura melancol¨ªa de Eva tiene su punto y mi lado gay est¨¢ tan impresionado por este constante desfile de machos en pechazo que no sabe, no contesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.