Terapia mutua de caricias en la residencia
Ancianos con problemas de aislamiento y movilidad mejoran gracias a la compa?¨ªa de perros abandonados
Betty, un perro sin pedigr¨ª ni due?o, se acurruca en las faldas de Nicanora. Los ¨²ltimos rayos de sol se cuelan en el sal¨®n de la residencia municipal de ancianos Virgen de la Concepci¨®n, en Navalcarnero. Betty cierra los ojos, recuesta la cabeza en el vientre de la anciana y consigue devolverle la sonrisa que hace a?os le arrebat¨® un Alzheimer avanzado. El m¨¦dico Jos¨¦ Robledo observa la escena y se siente satisfecho. Es un logro m¨¢s de la terapia asistida con perros que aplica a ancianos desde hace diez semanas.
Junto a Nicanora, otra mujer conocida en la residencia por sus constantes gritos y llantos de desesperaci¨®n se muestra animada al contacto con Wilma. Ahora ha dejado de quejarse a voces y guarda silencio mientras acaricia al perro.
'Con estas sesiones buscamos sensaciones, sentimientos que den respuesta a la depresi¨®n'
La impasibilidad, el aislamiento sensorial y las dificultades para moverse de 14 ancianos mejoran desde que comenz¨® el tratamiento. En esta terapia, seis perros, abandonados en el pasado por sus due?os, ejercen de ansiol¨ªticos y tranquilizantes. Su compa?¨ªa surte m¨¢s efecto que una pastilla.
El m¨¦dico Robledo est¨¢ convencido de la eficacia de la idea -pionera en Espa?a, con el ¨²nico precedente de la escuela de Perros Gu¨ªa de la ONCE, seg¨²n el propio facultativo-, aunque todav¨ªa no ha encontrado una escala para medir los beneficios logrados en cada sesi¨®n. 'Con esta terapia buscamos un medio de comunicaci¨®n a niveles muy profundos, no verbales sino m¨¢s primitivos, como son las sensaciones o los sentimientos, que puedan dar respuesta a problemas de ansiedad, depresi¨®n y trastornos psiqui¨¢tricos', explica Robledo. Tras la primera media hora de sesi¨®n, este grupo de ancianos vuelve a sus habitaciones para dejar paso a otra remesa de personas, esta vez con problemas de psicomotricidad.
Los tres perros que han trabajado en el turno anterior tambi¨¦n son relevados por tres compa?eros del centro de adiestramiento: Jacob, un labrador muy juguet¨®n; Buggy, un alaska de ojos deslumbrantes, y Gast¨®n, un golden necesitado de constantes arrumacos.
La misi¨®n de estos canes es hacer que los pacientes se levanten, caminen, se agachen para acariciarles, en fin, que ejerciten sus extremidades y pongan a funcionar su memoria.
Jacob lo ha logrado con Pilar, una mujer de 74 a?os con llagas en las piernas provocadas por una subida repentina de az¨²car y una trombosis. El perro ha empujado a la mujer a levantarse de la silla y caminar unos pasos por el sal¨®n. Tira de la correa despacio para que Pilar no tropiece, y cada poco se detiene y la mira como tratando de adivinar si ya est¨¢ cansada y hay que volver a la silla. Una vez en reposo, Pilar revuelve las orejas de Jacob a modo de caricia y le da las gracias por su ayuda.
'A veces la compa?¨ªa de un perro es mejor que la de una persona. Ellos no molestan nunca', afirma Pilar. Y, de s¨²bito, su debilitada memoria empieza a funcionar: 'Tuve una perra loba durante muchos a?os. A mi padre le gustaba la caza y, cuando sal¨ªa de casa, yo me quedaba sola con ella y hasta la Guardia Civil se paraba ante mi casa para admirarla, de lo bonita que era. Una vez quisieron entrar a robar unos hombres y ella lo impidi¨® s¨®lo con una mirada que yo le ech¨¦'.
Las monitoras Ana Julia Fuentes y Mar¨ªa Carmen Castro supervisan el comportamiento de los perros e intervienen cuando alguno lleva un ritmo imposible para el anciano. 'Son animales abandonados que hemos recogido de un centro de Alcal¨¢ de Henares y, tras pasar el correspondiente examen para determinar si valen para esto, les hemos sometido a la disciplina', cuenta Ana Julia.
La ¨²ltima parte es la m¨¢s f¨¢cil, al decir de esta monitora. 'Les ense?amos obediencia b¨¢sica, a no tirar bruscamente de la correa y a ser sociables. El trabajo est¨¢ pr¨¢cticamente hecho, porque ellos tienen enormes deseos de agradar, son los t¨ªpicos perros que se ir¨ªan con cualquiera', a?ade.
'Ahora estamos adiestrando en nuestro centro de Boadilla a otros perros de exterior, o sea, animales que pueden ir tras una pelota y cosas as¨ª', concluye.
Cada mi¨¦rcoles, sobre las cinco y media de la tarde, una tropa de ancianos ansiosos de novedad y unos cuantos perros con un pasado de abandono y tristeza se re¨²nen en la residencia Virgen de la Concepci¨®n: ha llegado la hora del consuelo mutuo.
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