Semana Santa musulmana en Reus
Los inmigrantes isl¨¢micos quieren dar a conocer su tradici¨®n religiosa
Los problemas que tuvo la comunidad isl¨¢mica de Reus en a?os anteriores -con una mezquita en la calle de Cervantes que, a juicio de los t¨¦cnicos del consistorio, no reun¨ªa las garant¨ªas de higiene necesarias y las quejas de los vecinos- forzaron a llegar a un consenso entre los musulmanes y el Ayuntamiento para trasladar el encuentro de fieles, que se realizaba desde hac¨ªa tres a?os, a otro lugar. M¨¢s amplio, con mayores servicios, y, a la vez, m¨¢s abierto al p¨²blico.
'Queremos echar por tierra la idea que tienen algunos vecinos de la ciudad de que el islam es una religi¨®n cerrada, un colectivo cerrado que no quiere entender las cosas. No somos integristas. Nuestra religi¨®n es la de la paz, la de huir de los conflictos. Estamos abiertos a todo el mundo, aunque tenemos peque?as normas que hay que respetar'. Entre las peque?as normas que enumera el presidente de la comunidad isl¨¢mica del Tarragon¨¨s, Iddir Elgzahoui, al que hay que recurrir en este encuentro para encontrar un interlocutor v¨¢lido que se preste a hablar con la prensa o que flanquee la entrada al recinto (una carpa habilitada como mezquita), est¨¢ la de que las mujeres, sean o no musulmanas, deban entrar en el recinto con la cabeza cubierta. Las charlas del encuentro se pueden escuchar desde la zona acotada a las mujeres 'porque la megafon¨ªa es la misma'. De hecho, la gran mayor¨ªa de los asistentes son varones dada la dificultad de los inmigrantes para reagrupar a la familia.
El encuentro se desarrolla de acuerdo con la tradici¨®n ¨¢rabe. Coches de B¨¦lgica, Holanda, Navarra, Barcelona; abrazos y besos, ninguna mujer por la ma?ana, alg¨²n hombre cogido amigablemente del brazo de otro, palmadas en la espalda, reencuentros, t¨¦, un olor a estofado de cordero que invita a la comida en cuanto llegas. En realidad, la invitaci¨®n hacia los ciudadanos de Reus ha tenido un resultado escaso. En tres horas, cuatro o cinco personas ajenas a la religi¨®n isl¨¢mica se han acercado al recinto. Ninguna de las dos mujeres que accedieron libremente a la carpa tuvo que cubrirse. Los mediadores culturales de Reus y el mismo alcalde, Llu¨ªs Miquel P¨¦rez (PSC), han recordado que desembolsar alg¨²n dinero en subvenciones para actos de este estilo es 'invertir en el futuro', para contradecir las opiniones expresadas por los l¨ªderes del PP local, que han acusado al consistorio de favorecer a los isl¨¢micos 'frente a otras minor¨ªas de la ciudad'.
Seg¨²n Elgzahoui, han sido solo unos 50 vecinos de Reus los que se han interesado por la actividad. Alg¨²n padre, acompa?ado por sus hijas, se acerc¨® a la zona y se les invit¨® a t¨¦ ayer por la ma?ana. Al igual que las cofrad¨ªas hacen proselitismo repartiendo su propaganda y difundiendo la antig¨¹edad de sus pasos, ellos ofrec¨ªan panfletos, La religi¨®n de la verdad, Fallos isl¨¢micos sobre el adivino y el hechicero o Muhammad, el hombre ante quien la historia se detuvo. Otra Semana Santa.
Finalmente, despu¨¦s de esperar en el exterior del recinto y de localizar al interlocutor v¨¢lido, se da acceso a la prensa al recinto. Las periodistas tienen que cubrirse la cabeza con unos pa?uelos que gentilmente se les facilitan. Con mucha suerte, alguna parece, con las gafas de sol puestas, a Audrey Hepburn. Alguien recuerda que en las iglesias cristianas, hasta no hace mucho, se exig¨ªa lo mismo. Pero llega el rezo. Al¨¢ Akbar! Y se invita cort¨¦smente a las periodistas a entrar en la librer¨ªa, lejos de las miradas que, como afirman los musulmanes, pueden distraer a los hombres concentrados en el rezo. Otra Semana Santa.
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