'EL HAMBRE ES NUESTRO ESC?NDALO'
No consigo comprender c¨®mo es posible que, al inicio del nuevo milenio y en un planeta tan rico, haya tantos seres humanos que sigan muriendo de hambre', pregunta Karim a su padre. Y su padre -que es Jean Ziegler, soci¨®logo y pol¨ªtico suizo, autor de libros pol¨¦micos como El oro nazi, casado con la ciudadana egipcia W¨¦dad Z¨¦ni¨¦- le responde: 'Millones de seres humanos mueren de hambre cada a?o porque no tienen los medios econ¨®micos -u otros- para acceder a una alimentaci¨®n suficiente. Porque hoy, que somos seis mil millones de personas en el planeta, se podr¨ªa alimentar, seg¨²n dice la FAO [Organizaci¨®n para a Alimentaci¨®n y a Agricultura de Naciones Unidas], al menos al doble de la poblaci¨®n del mundo'.
Karim, que hoy tiene 26 a?os, entendi¨® perfectamente cuando tuvo lugar esta conversaci¨®n que recoge el ¨²ltimo libro del pol¨¦mico Ziegler -El hambre en el mundo explicada a mi hijo (Muchnik Editores)-, que ahora la gente no tendr¨ªa, pues, por qu¨¦ morir de hambre. '?Pero se mueren! ?Cinco mil cada d¨ªa! ?Yo he visto las v¨ªctimas!', clama el profesor Ziegler desde su min¨²sculo y desordenado despacho en la nov¨ªsima sede de la muy antigua Universidad de Ginebra. Fotos de Che Guevara, de Salvador Allende, m¨¢scaras ind¨ªgenas y objetos ex¨®ticos, papeles, plantas, carpetas y much¨ªsimos libros apenas dejan sitio. Este soci¨®logo del tercer mundo, abogado, doctor en ciencia pol¨ªtica, cat¨®lico, ex diputado del parlamento helv¨¦tico, actual miembro de la Internacional Socialista, que ha vivido en diversos pa¨ªses africanos y viaja constantemente a los lugares m¨¢s miserables de la tierra, gesticula con ¨¦nfasis: '?El hambre es el esc¨¢ndalo de nuestra ¨¦poca!'.
Tiene 66 a?os y se indigna como cuando ten¨ªa 20. Suele volcar su indignaci¨®n vital en libros traducidos a muchos idiomas que explican lo que nadie dice sobre las mafias -Los se?ores del crimen (Planeta)- o sobre los suizos -Suisse lave plus blanc (Suiza lava m¨¢s blanco), no traducido al espa?ol-. Su investigaci¨®n sobre los pagos de los bancos suizos al r¨¦gimen de Hitler levant¨® un esc¨¢ndalo mundial en 1997 y le ha valido al menos cinco demandas internacionales, pero ¨¦l contin¨²a revelando lo que sigue descubriendo.
Incansable y vital, ahora ha puesto en marcha una campa?a en toda regla contra el secreto bancario suizo: 'El secreto bancario, definido por la ley federal suiza, puede levantarse si se prueba que el dinero durmiente en la cuenta es de origen criminal', asegura. Dentro de esa categor¨ªa incluye el dinero de la corrupci¨®n y la evasi¨®n fiscal. Su particular guerra contra los banqueros suizos y el secreto bancario tiene ra¨ªces profundas en su propia vida de cat¨®lico, socialista y europe¨ªsta, de experto en dinero y en hambre. 'Mi vida es una pura contradicci¨®n', comienza, 'deber¨ªa explic¨¢rselo'.
Pregunta. Adelante, pues.
Respuesta. Nac¨ª en Berna por casualidad, mi padre era juez en Interlaken. Es un gran misterio por qu¨¦ nacemos aqu¨ª o all¨ª, en esta u otra ¨¦poca, por qu¨¦ con este cuerpo y no con otro. Hay casualidades. En 1964, Che Guevara vino a Ginebra como jefe de la delegaci¨®n cubana en la Conferencia del Az¨²car y yo, que era muy joven, fui su ch¨®fer durante casi dos semanas. El ¨²ltimo d¨ªa, antes de que se fuera, me arm¨¦ de valor y me atrev¨ª a decirle: 'Comandante, quiero ir con usted a Cuba'. Eran las cuatro de la ma?ana, se ve¨ªan todas las luces de Ginebra y los anuncios de las joyer¨ªas y de los bancos y ¨¦l me dijo: 'Has nacido en el cerebro del monstruo; es aqu¨ª donde tienes que trabajar y combatir'. ?l era una persona m¨¢s bien fr¨ªa, pero con una iron¨ªa conmovedora y me dej¨® impresionado; cre¨ª que me tomaba por un peque?o burgu¨¦s del que nadie necesita nada, me humill¨®. Si hoy miro hacia atr¨¢s veo que ten¨ªa toda la raz¨®n. Creo que he ayudado a la humanidad m¨¢s desde las entra?as del monstruo.
P. ?Sigue siendo comunista?
R. Si, pero en el sentido en que Marx habl¨® de la revoluci¨®n de los modos de producci¨®n, porque estoy convencido de que este capitalismo que vivimos nos lleva a la selva. Vivo en el pa¨ªs m¨¢s rico del mundo, cuya ¨²nica materia prima es el dinero de los dem¨¢s.
EL DINERO DE LA SANGRE
P. Como un gran banco.
R.En Suiza hoy trabajan 107.000 personas en el sector bancario, no se puede cuantificar lo que hay aqu¨ª; s¨®lo en fortunas privadas extranjeras hay m¨¢s de tres billones de d¨®lares. Un dinero que hace a este pa¨ªs, seg¨²n el Banco Mundial, el m¨¢s rico del mundo, por delante de Kuwait o de los Emiratos ?rabes. Lo cual no quiere decir que no haya tambi¨¦n mucha pobreza, desde luego. Esta riqueza llega por tres v¨ªas: el capital en fuga del Tercer Mundo, que es el dinero de la sangre, hay por ejemplo cuatro mil millones de francos suizos de Mobutu mientras en el Congo los ni?os mueren de hambre y de epidemias. Llega tambi¨¦n, para blanquearse, mucho dinero de la criminalidad organizada; Rold¨¢n, por ejemplo. Y, en tercer lugar, est¨¢ el dinero gris que es el de la evasi¨®n fiscal de Europa entera. Esto es la cueva de Al¨ª Bab¨¢. Y yo no quiero vivir en un pa¨ªs cuyo bienestar est¨¢ pagado por la sangre de los ni?os de Nicaragua o por las mujeres humilladas de Tailandia que trabajan much¨ªsimas horas por semana...
P. Pero es el dinero, no el hambre, el que acaba moviendo al mundo.
R. El dinero es la forma del poder m¨¢s clara.
P. Al estudiar el hambre y la miseria observa, pues, el poder.
R. Yo me pregunto el por qu¨¦ de las cosas y me doy cuenta de que el papel del Estado es totalmente ficticio en comparaci¨®n con el de las multinacionales. Hoy las doscientas sociedades mayores del mundo gobiernan m¨¢s del 27% del comercio mundial. Este capitalismo salvaje ha creado unas oligarqu¨ªas muy poderosas...
P. El siglo XXI no le parece mejor.
R. Hace doscientos a?os, la Revoluci¨®n Francesa lanz¨® un modelo de civilizaci¨®n basada en la solidaridad, la justicia social, los derechos del hombre y la libertad; fue el tiempo de las luces. Esto fue el principio de algo que hoy est¨¢ en peligro. La comida nos da ahora mismo buenos ejemplos: vea lo que pasa con las vacas locas; se aliment¨® a unos herv¨ªboros con esas harinas animales, volvi¨¦ndolos carn¨ªvoros. Ahora las grandes multinacionales alimentarias patentan genes, plantas y organismos vivos para crear (OGM) Organismos Gen¨¦ticamente Modificados, como el ma¨ªz transg¨¦nico que es mucho m¨¢s resistente, permite mejores cultivos y tambi¨¦n proporciona muchos m¨¢s beneficios econ¨®micos. Pero este ma¨ªz transg¨¦nico es un ser completamente diferente cuyos efectos sobre el organismo no conocemos a¨²n: har¨ªan falta al menos veinte a?os para saberlo. ?Sabe lo que dec¨ªa Kant? ?l dec¨ªa que las luces eran 'la ruptura del tiempo'. Tras doscientos a?os de esa cultura que, con sus limitaciones, busc¨® la democracia, lo de ahora es la jungla; una verdadera ruptura. El mundo ha cambiado, desde luego, y es una suerte que haya desaparecido la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero el capitalismo m¨¢s salvaje se ha extendido por toda la tierra, gracias tambi¨¦n a un serie de revoluciones tecnol¨®gicas. Este banco que estamos viendo contacta con su sucursal de Tokio a la velocidad de la luz, trescientos mil kil¨®metros por segundo: ha nacido el ciberespacio, que permite la administraci¨®n financiera del mundo. Todos los d¨ªas se intercambian, seg¨²n la media de 1999, m¨¢s de 6.000 millones de d¨®lares y de ¨¦stos s¨®lo el 15% se refiere a intercambios comerciales, a la econom¨ªa real; el resto es econom¨ªa virtual...
P. Si la econom¨ªa es virtual, entonces el dinero no existe...
R. El dinero est¨¢ en el mundo en que vivimos, en el mundo real. Y todos, empezando por los gobiernos europeos, que son mayoritariamente socialdem¨®cratas, aceptan esta civilizaci¨®n que tiene un s¨®lo valor: el beneficio econ¨®mico. Todos los dem¨¢s valores, como el tener un trabajo estable, o el buscar la justicia, resultan arcaicos frente a esta defensa de la libertad total del capital, que representa la idea de esa mano invisible y m¨¢gica que todo lo arregla, inclu¨ªdas las desigualdades. Naturalmente, no es verdad que las cosas sucedan as¨ª. En Brasil, por ejemplo, tuvieron 4,8% de crecimiento el a?o pasado y al mismo tiempo todos los indicadores sociales fueron negativos: tienen m¨¢s hambre, m¨¢s analfabetismo, m¨¢s epidemias. Es evidente que este desequilibrio se produce porque el control de los flujos econ¨®micos est¨¢ en muy pocas manos, en las de estas reducidas oligarqu¨ªas transnacionales. Cada d¨ªa mueren de hambre 5.000 personas. Es lo que yo llamo el genocidio silencioso. Y 825 millones est¨¢n amenazados de malnutrici¨®n. Pero la FAO dice que la agricultura actual podr¨ªa dar de comer a 12.000 millones de personas. Este es el estado del mundo de unas Naciones Unidas que subvencionan a grandes industrias cuando compran leche en polvo para estos ni?os hambrientos. ?M¨¢s de dos mil millones de personas no disponen de agua potable! Es la locura.
P. ?Qu¨¦ propone ?
R. La insurrecci¨®n de las conciencias. Lo que se ha hecho en la conferencia de Porto Alegre. Habr¨ªa que controlar a las multinacionales, oponer a la globalizaci¨®n del capital la globalizaci¨®n de los derechos democr¨¢ticos. Esta posibilidad ya la han comenzado los desheredados del mundo, y deber¨ªamos escucharles m¨¢s.
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