EE UU concede asilo a extranjeras v¨ªctimas de la violencia dom¨¦stica
El caso de una 'espalda mojada' guatemalteca puede ser el salvavidas para miles de mujeres
Aunque el nuevo Gobierno de Bush est¨¢ reevaluando calladamente esa revolucionaria pol¨ªtica, ser¨¢ dif¨ªcil que pueda dar marcha atr¨¢s, en opini¨®n de juristas y defensores de los derechos de refugiados. La revisi¨®n puede tardar meses o incluso aplazarse por tiempo indefinido, pero mientras tanto los jueces deben atenerse a la decisi¨®n de Reno, explica el portavoz del Departamento de Inmigraci¨®n y Naturalizaci¨®n (INS), Bill Strassberger.
Rodi Alvarado llevaba diez a?os aguantando que su marido, un ex militar, la arrastrara por la casa, la golpeara hasta dejarla ba?ada en sangre y luego la violara, sin que las autoridades de Guatemala movieran un dedo. 'Las peleas matrimoniales son asuntos privados', la dec¨ªan, seg¨²n su testimonio posterior. En 1995 huy¨® como espalda mojada a Estados Unidos y present¨® una solicitud de asilo que fue negado. Su suerte cambi¨® cuando la ministra Reno no s¨®lo anul¨® la decisi¨®n de su departamento de inmigraci¨®n, sino que orden¨® una nueva normativa que incluya a las 'mujeres perseguidas' (por distintas razones que incluyen tr¨¢fico sexual y violaciones en guerra) como una de las categor¨ªas con derecho a obtener status de refugiado en EE UU.
'Ha sido uno de los pasos m¨¢s importantes en los derechos de las inmigrantes. Aunque estamos en una especie de limbo , sin duda la orden de Reno ha tenido gran impacto porque ahora Inmigraci¨®n considera seriamente las peticiones de asilo, y espero que la nueva Administraci¨®n mantenga la pol¨ªtica', se?ala Wendy Young, directora de la Comisi¨®n para Mujeres y Ni?os Refugiados de EE UU.
Esa organizaci¨®n, junto con otras que abogan por los derechos de los inmigrantes -como la que dirige la abogada de Alvarado, Karen Musalo, Centro de Estudios sobre Refugiadas de la Universidad de Hastings en San Francisco- est¨¢n presionando para que no se modifiquen las regulaciones que legalizar¨ªan a las v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica. Pero es una batalla de dos frentes. Los sectores m¨¢s conservadores han iniciado una campa?a en contra de que EE UU acoja a las maltratadas, por temor a que se les inunden las fronteras.
'Tristemente, son mujeres que no suelen tener movilidad ni medios, y eso les impide llegar a EE UU', se?ala Karen Musalo, la abogada de Rodi Alvarado, a?adiendo que 'no cree posible que el Gobierno de Bush vaya a retroceder '. Musalo tambi¨¦n fue la letrada de otro caso hist¨®rico al lograr que una joven que huy¨® de mutilaci¨®n genital en Togo obtuviera en 1996 la green card.
Seg¨²n un estudio de la Coalici¨®n para los Derechos de Inmigrantes, el 34% de las latinoamericanas y el 25% de las filipinas han sufrido violencia dom¨¦stica en sus pa¨ªses, que muchas veces ha continuado ya en suelo de EE UU. La normativa de Reno protege tambi¨¦n este tipo de abusos. Actualmente la situaci¨®n inmigratoria de las esposas depende de la de sus c¨®nyuges. Eso ha producido un promedio de 300 casos anuales en los que ellos las maltrataban en suelo norteamericano y eran aum¨¢ticamente deportados, arrastr¨¢ndolas a ellas.
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