Un voluntarioso toricantano
Tom¨® la alternativa Rafael de Julia con voluntariosa disposici¨®n y de poco, va y triunfa. Hasta le pidieron la oreja por los derechazos que le instrument¨® al sexto toro.
Habr¨ªa estado bien: la alternativa es d¨ªa de gloria en la carrera de todo matador. Hubo quien tuvo la genial ocurrencia de llamar toricantanos a quienes la tomaban y se qued¨® la denominaci¨®n para los restos. A nadie extra?¨® pues la tauromaquia era liturgia y conviv¨ªa respet¨¢ndose mutuamente con la otra liturgia sacra del planeta. De manera que si a los que abrazaban el orden sacerdotal los llamaban toricantanos, a quienes se doctoraban en tauromaquia hab¨ªa que llamarlos toricantanos.
El t¨¦rmino ha llegado hasta aqu¨ª pero no se crea que con mucha fuerza. La cr¨®nica, la rese?a y la gacetilla est¨¢n invadidas por cultivadores del su posesivo, y lo emplean con fren¨¦tica delectaci¨®n. Probablemente hasta rebuscan ocasiones para utilizarlo. Lo hac¨ªan los neocronistas-gacetilleros cuando la Real Academia autoriz¨® escribir setiembre por septiembre, y le daban vueltas a la vaina para al principio, al final o a la mitad de la gacetilla poder citar setiembre. Lo de ahora es gozar el placer de poder decir, por ejemplo, que Rafael de Julia tom¨® su alternativa. Y menos mal que no le cogi¨® el toro ya que eso les dar¨ªa pie para decir que le peg¨® una cornada en su ingle.
Pe?ajara / Uceda, Bautista, Julia
Toros de Pe?ajara (uno rechazado en el reconocimiento, otro devuelto por inv¨¢lido), chicos los dos primeros, con trap¨ªo el resto, mansotes, manejables; 6?, muy noble; 3? de Martelilla, con cuajo, encastado, dificultoso; 5?, sobrero, de El Serrano, con presencia, manso. Uceda Leal: estocada trasera desprendida (silencio); pinchazo, estocada y rueda de peones (silencio). Juan Bautista: estocada ca¨ªda, rueda de peones y descabello (silencio); pinchazo y estocada atravesada (silencio). Rafael de Julia, que tom¨® la alternativa: media tendida baja atravesada, rueda de peones, pinchazo hondo, otra rueda de peones -aviso- y dos descabellos (silencio); estocada (escasa petici¨®n y vuelta). Plaza de Las Ventas, 15 de abril. Tres cuartos de entrada.
En esto de las cornadas de los toreros y las lesiones de los futbolistas uno respira tranquilo cuando se entera de que fue en su pierna derecha y no en la de su prima de Valladolid. Y ya que estamos con la cuesti¨®n de las cogidas aclaremos que quien peores trances vivi¨® fue Uceda Leal ya que sus toros, sobre todo el primero, se le colaron varias veces y estuvieron a punto de cornearle ora su ingle derecha ora su ingle izquierda. M¨¢s su ingle derecha pues prefer¨ªa torear por derechazos.
Es la costumbre de la ¨¦poca. La mayor¨ªa de los toreros se ponen a pegar derechazos y s¨®lo cuando han hartado al toro y al p¨²blico se echan la muleta a la izquierda.
Los derechazos de Uceda Leal con sendos toros manejables -aparte las intemperantes coladuras- no pasaron de aleatorios. O sea, que en unos corr¨ªa la mano con enjundia y reuni¨®n, en otros todo lo contrario. ?ste es un torero de calidad siempre apuntada y rara vez conseguida, que no avanza ni en el cartel, ni en el escalaf¨®n ni en los cr¨¦ditos art¨ªsticos.
Segundo espada era Juan Bautista que torea con buena t¨¦cnica, incluidas las suertes de capa. Cuaj¨® par de ver¨®nicas excelentes a su primer toro y ah¨ª qued¨® la proeza ya que el encastado genio del animal le desbordaba y opt¨® por abreviar. Al quinto de la tarde, de media casta, le sac¨® los consabidos derechazos sin especial relieve y luego se puso pendular y porfi¨®n, como temerario (es decir, tremendista) para sacar unos aplausos a la galer¨ªa, mientras la afici¨®n se los negaba.
Rafael de Julia, en cambio, ech¨® el resto. Con el ejemplar que le hizo toricantano, chiquito pero mat¨®n, unas veces cuaj¨® derechazos excelentes, otras no acertaba a embarcar la codiciosa embestida del animal. Al sexto, un vistoso colorao lucero albardado, serio, grand¨®n y bien puesto de cornamenta, lo mulete¨® valent¨®n, principalmente por la derecha, engarz¨® excelentes pases de pecho y lo tumb¨® de un estoconazo que casi llega a valerle la oreja. De cualquier forma sali¨® bien parado. Y lo despidieron con palmas y hosannas, propias del Domingo de Resurrecci¨®n, que tambi¨¦n es un alto fasto en la liturgia de la fiesta.
Babelia
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