'Tuvimos que renunciar a una Fira mucho m¨¢s ambiciosa'
Las empresas y las administraciones representan intereses contiguos que a menudo disienten. El presidente de la C¨¢mara de Comercio de Barcelona, Antoni Negre, tantas veces motejado de pactista, quiere ser equidistante con ambos sectores: 'La C¨¢mara anhela que el inter¨¦s econ¨®mico presida los nuevos proyectos, tanto si se trata de la ampliaci¨®n de la Fira de Barcelona, del F¨°rum 2004 o de otra iniciativa generada por la ciudad. En la Fira hemos introducido el esp¨ªritu de libre empresa; este consorcio debe entenderse como un negocio, una pura actividad comercial'.
Pregunta. Pero las administraciones inciden en la Fira, y las tensiones pol¨ªticas son inevitables.
Respuesta. Hay que despolitizar totalmente la Fira de Barcelona. Ahora, una vez puestas de acuerdo las tres instituciones b¨¢sicas -Ayuntamiento, Generalitat y C¨¢mara-, lo que hay que hacer es trabajar en silencio y sin descalificaciones.
La inversi¨®n en la Fira, sea cual sea, debe tener retorno. Es una actividad puramente comercial
P. Usted dise?¨® la ampliaci¨®n de la Fira en 1991, despu¨¦s de su nombramiento en la presidencia de la C¨¢mara. Al principio no tuvo una respuesta positiva por parte de las administraciones.
R. Realmente no tuve una respuesta entusiasta por parte de las tres administraciones, Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno. Cuando alguien compara el proyecto que se tendr¨ªa que haber hecho con el que finalmente se ha logrado, no puede ser totalmente feliz. Y no lo digo ahora para polemizar, porque esto ya es el pasado. Pero bien, estamos donde estamos; hay que poner a veces el carro delante del caballo y no se puede discutir m¨¢s.
P. ?Su proyecto de Fira era m¨¢s ambicioso?
R. La C¨¢mara de Barcelona, en su momento, elabor¨® un proyecto much¨ªsimo m¨¢s ambicioso. Tuvimos que renunciar a una Fira mucho m¨¢s ambiciosa. Sin embargo, entre la teor¨ªa, casi imaginaria, y la realidad que tenemos ahora, ya no puede compararse. Por tanto, pensemos en el futuro.
P. ?Por qu¨¦ renunci¨® a su primer proyecto? ?Le obligaron?
R. Hay algo que quiero decir: tambi¨¦n me di cuenta de que quiz¨¢ ten¨ªan raz¨®n las administraciones, porque mi primer proyecto era demasiado imaginativo pero algo irreal. Hoy s¨¦ que no queremos una Fira muy grande, pero situada fuera de Barcelona. No lo aceptan los hoteleros, ni los restaurantes, ni el resto de operadores tur¨ªsticos, y muchos de ellos son en definitiva miembros del plenario de la C¨¢mara de Comercio de Barcelona. La C¨¢mara tiene 370.000 empresas inscritas y cotizando, y, claro, esta instituci¨®n tiene el deber de atender principalmente lo que estas empresas asociadas piden.
P. Muchas de estras empresas quer¨ªan que la Fira se quedara s¨®lo en Montju?c.
R. Si s¨®lo tuvi¨¦semos Montju?c, ya no habr¨ªa Fira. En el recinto tradicional de Montju?c es t¨¦cnicamente imposible hacer una feria moderna, cuyo primer requisito indispensable es la unidad del recinto. Si no hay unidad de recinto, y hay calles que cruzan los espacios, ya no es una feria, es otra cosa. Esto lo tuvimos muy claro en el momento de iniciar la ampliaci¨®n. Ahora tenemos una realidad: 40.000 metros cuadrados de venta en el pol¨ªgono Pedrosa. No digo de superficie, que tiene muchos m¨¢s. Adem¨¢s, este nuevo recinto ofrece posibilidades de ampliaci¨®n, hasta llegar al paseo de la Zona Franca. No olvidemos que comunica ya con la Gran Via, donde est¨¢ previsto realizar una gran obra, que sirva de entrada y que sea la divisa arquitect¨®nica de Fira de Barcelona.
P. La C¨¢mara dio un gran paso en favor de la Fira cuando puso m¨¢s de 2.000 millones de pesetas encima de la mesa para iniciar las obras de la ampliaci¨®n en Pedrosa.
R.Pusimos 3.000 millones, m¨¢s 1.500 a trav¨¦s de la Fira.
P. El consejo de administraci¨®n de la Fira pide ahora 50.000 millones para acometer un plan estrat¨¦gico. ?Vacilan las administraciones o est¨¢n por la labor?
R. Me parece muy bien que el consejo de administraci¨®n intente planificar las enormes posibilidades que tiene la Fira. Debo recordar, en cualquier caso, que la inversi¨®n, sea la que sea, debe tener retorno. Construir una feria en la que nos sobraran metros cuadrados no tendr¨ªa ning¨²n sentido, ninguna l¨®gica.
P. Cuando entr¨® la Generalitat en el Consejo General de la Fira, usted abandon¨® su cargo de presidente de la Fira de Barcelona. ?Su renuncia fue una condici¨®n impuesta por la Generalitat?
R. No. Ruego a todo el mundo que recuerde que el nombramiento del presidente de la Fira y de su consejo de administraci¨®n corresponde a la C¨¢mara de Comercio. Lean los estatutos de la Fira. All¨ª se dice muy claro: el consejo de administraci¨®n del consorcio ser¨¢ nombrado a propuesta de la C¨¢mara de Comercio, y el presidente del Consejo a propuesta del presidente de la C¨¢mara.
P. ?Qu¨¦ ocurri¨® en realidad?
R. Cuando hay dos socios y tiene que entrar un tercero, alguien tiene que hacerle un hueco. El Ayuntamiento hizo una cesi¨®n muy generosa de sus facultades y sus prerrogativas y la C¨¢mara de Comercio de Barcelona tambi¨¦n ten¨ªa que hacerlo para dejar espacio al nuevo socio, es decir a la Generalitat.
P. La C¨¢mara quiere gestionar el aeropuerto de El Prat y otras infraestructuras, pero parece que las administraciones no ceden.
R. La C¨¢mara siempre ha desempe?ado un papel en las grandes infraestructuras que alientan la vida econ¨®mica catalana. Pero, por ejemplo, ya en la d¨¦cada de 1950, la C¨¢mara particip¨® en el primer proyecto para ampliar el puerto mar¨ªtimo de Barcelona. Despu¨¦s, durante la presidencia de Andreu Rivera Rovira se habl¨® del Pla de la Rivera, y finalmente esto es lo que se ha conseguido muchos a?os despu¨¦s con el efecto de los Juegos Ol¨ªmpicos. Es decir, se ha construido la zona industrial abandonada y sucia de Sant Mart¨ª de Provenzals, que imped¨ªa la salida al mar de Barcelona y se ha concretado la implantaci¨®n en la zona de un sector de empresas de nuevas tecnolog¨ªas de primer¨ªsimo nivel. ?sta es la actitud que nos interesa a todos. Nosostros tratamos de acompa?ar a las administraciones a la hora de afrontar retos.
P. ?Niega que exista alg¨²n tipo de rechazo de las administraciones hacia la C¨¢mara?
R. Yo creo, m¨¢s bien, que a veces alguien puede tener la idea de que las c¨¢maras podemos ser competencia de las administraciones, y nuestra mentalidad est¨¢ muy lejos de esa idea. Cada uno tiene sus responsabilidades.
P. ?Se siente respaldado por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol?
R. La relaci¨®n que hay con el presidente Pujol es ¨®ptima y ¨¦l tiene pleno conocimiento de la aportaci¨®n de la C¨¢mara de Comercio Barcelona al impulso econ¨®mico, tanto interior como internacional de Catalu?a. De ah¨ª su apoyo a la actual ley estatal de C¨¢maras. Debo recordar, adem¨¢s, que, cuando se produjo una sentencia del Tribunal Constitucional, cuya aplicaci¨®n pod¨ªa haber debilitado estas entidades, Pujol estuvo de nuestro lado de una manera rotunda.
P. ?Pujol estuvo tambi¨¦n a su lado cuando la C¨¢mara de Barcelona escritur¨® el edificio de la Llotja y se produjo una larga pol¨¦mica con la Bolsa, que tambien quer¨ªa el edificio?
R. Pujol sabe que el edificio era propiedad de la antigua Junta de Comercio, el antecedente hist¨®rico de la C¨¢mara junto con el Consulado de Mar.
P. Usted vivi¨® el acoso de la CEOE a las c¨¢maras. Las patronales siguen considerando que es innecesaria la cuota obligatoria que las empresas pagan a las c¨¢maras. ?Persiste esta pelea?
R. No. Yo dir¨ªa que se aprovech¨® en un momento determinado de la falta de personalidad que pod¨ªan tener las c¨¢maras espa?olas. Una parte del mundo empresarial impugn¨® las c¨¢maras, pero todo acab¨® cuando se pact¨® la reducci¨®n de las cuotas.
P. ?Es cierto que usted acept¨® reducir las cuotas cuando se lo pidieron los grandes grupos y entre ellos La Caixa?
R. Decidimos bajar las cuotas despu¨¦s de conocer y estudiar una sentencia del Tribunal Constitucional alem¨¢n, que remarcaba la legalidad de las c¨¢maras de comercio y se?alaba la conveniencia de que las cuotas fueran moderadas.
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