El Tau se exhibe en Bolonia
El conjunto vitoriano ridiculiza en el primer asalto al te¨®rico mejor equipo de Europa
El Tau dio ayer el primer paso para adjudicarse la Euroliga venciendo al Kinder y a la adversidad con ese baloncesto de calidad que le ha venido acreditando en el segundo tramo de la competici¨®n. Con pocos jugadores y mucho talento, incluso lleg¨® a ridiculizar al te¨®rico mejor equipo de Europa.
Si la adversidad estimula al Tau, Oberto decidi¨® colaborar en el empe?o: en 3 minutos y 49 segundos de partido acumul¨® cuatro faltas personales, cobradas a partes iguales por la impericia particular y la rigurosidad arbitral. Un r¨¦cord s¨®lo equiparable a aqu¨¦l de Stombergas en las semifinales ante el AEK con nueve triples de nueve intentos. Ambas cosas son casi igual de sobrenaturales. As¨ª que a Alexander se le acumul¨® el trabajo en la misma medida que se le resolv¨ªa a su t¨¦cnico, Ivanovic: en tres minutos, todo lo que ten¨ªa, con el recambio de un alero, estaba sobre el parqu¨¦. Cuesti¨®n de trabajar hasta la extenuaci¨®n.
Y en esto surgi¨® Alexander, el hombre gris, el que nunca tiene los ojos de los espectadores en su camiseta porque lo hace todo tan f¨¢cil que parece carecer de m¨¦rito, y se adue?¨® de los rebotes con una insolencia que amedrent¨® al Kinder hasta fundirle los plomos. Y con Alexander creci¨® el Tau. Si el baloncesto no se puede concebir sin un uno y un cinco, el Tau los ten¨ªa ayer a pleno rendimiento. Pero la cantidad no resulta siempre el ant¨ªdoto adecuado frente a la calidad. Y el Tau hab¨ªa apostado por la calidad. Foirest y Timinskas se multiplicaban por tres -en la defensa, en el ataque, en la conducci¨®n- practicando un baloncesto propio de curso de doctorado. A Scola no le intimida nada y fue el habitual guerrillero que practica la osad¨ªa de la juventud con una t¨¦cnica nada despreciable.
La ventaja del Tau lleg¨® a ser abismal. Dominar al Kinder, el equipo por antonomasia, por m¨¢s de 20 puntos es casi someterle a un r¨ªdiculo espantoso. La ¨²nica esperanza del Kinder radicaba en el desgaste del Tau m¨¢s que en la capacidad propia. Messina llev¨® el partido al cuerpo a cuerpo: a agotar a Bennett en la presi¨®n, a asfixiar a Timinskas, su escudero; en definitiva, a hacer correr a un equipo sin banquillo que tarde o temprano deber¨ªa derrumbarse en su propio sudor.
Pero el Tau es una roca demasiado dura. La serenidad le bast¨® ra resistir el tercer cuarto, cuando el Kinder apret¨® la presi¨®n y encontr¨® en Frosini el ¨²nico rival para Alexander. Fue un suspiro, un espejismo, un ¨¢tomo de duda sobre la resistencia del equipo espa?ol. Pero, en casos como ¨¦sos, el Tau apela a la serenidad. Descomponerle es casi imposible a estas alturas. Ivanovic movi¨® el banquillo con agilidad: dosificando a los jugadores, pero sin descomponer el conjunto. Y fueron cayendo los minutos, los puntos, increment¨¢ndose el recital de Alexander y el talento de Bennett hasta convenir una victoria que puede marcar la eliminatoria.
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