La Catalu?a descontrolada
Es frecuente que los comentaristas pol¨ªticos nos limitemos a analizar la situaci¨®n de un pa¨ªs teniendo en cuenta ¨²nicamente la correlaci¨®n de fuerzas entre las formaciones pol¨ªt¨ªcas dominantes, los c¨¢lculos electorales futuros o el poder de seducci¨®n de sus l¨ªderes, sin poner el acento en los problemas sociales, en el resultado que las actuaciones de gobierno producen en la sociedad. En definitiva, tratamos los asuntos pol¨ªticos como si fueran aut¨®nomos de los problemas reales, de los que preocupan a todos o a algunos de sus ciudadanos o que, sin preocuparles, porque los desconocen o no son conscientes de su gravedad o urgencia, les afectar¨¢n en el futuro.
As¨ª, estamos pensando en el futuro pol¨ªtico de Catalu?a a partir de si Artur Mas arrastrar¨¢ m¨¢s votos que Duran Lleida; hasta qu¨¦ punto influir¨¢ en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas la retirada de Jordi Pujol o si las encuestas que ahora favorecen a Pasqual Maragall se confirmar¨¢n en las futuras elecciones. Es decir, analizamos el sistema pol¨ªtico desde el interior del mismo, a partir de los primeros actores de nuestra escena pol¨ªtica, pero no de los argumentos, es decir, de los problemas; m¨¢s exactamente, de los problemas que, con excesiva frecuencia, estos actores no cuentan o desv¨ªan la mirada para ignorarlos.
Algunos de estos problemas se hallan escondidos, no se reflejan en los medios de comunicaci¨®n por desconocimiento o por inter¨¦s deliberado en ocultarlos y, en consecuencia, no llegan a la opini¨®n p¨²blica. Otros aparecen furtivamente, se habla de ellos en alg¨²n peri¨®dico, pero tambi¨¦n se tiene la sensaci¨®n de que una larga mano trata de taparlos, de tergiversarlos, de impedir que sean debatidos a fondo en los foros apropiados, especialmente en el Parlamento, cuya funci¨®n se deval¨²a as¨ª peligrosamente, lo cual explica en buena parte el creciente desapego ciudadano por la pol¨ªtica.
Hay dos concepciones cl¨¢sicas de noticia que se explican en la primera clase de cualquier escuela de periodismo. La primera es una noci¨®n algo fr¨ªvola: que un perro muerda a un hombre, se dice, no es noticia; s¨ª lo es, en cambio, que un hombre muerda a un perro. Desde este punto de vista, es noticia todo aquello raro o infrecuente, cualquiera que sea su contenido. La segunda concepci¨®n presupone una idea m¨¢s noble de la funci¨®n period¨ªstica y da a la profesi¨®n su evidente utilidad social: es noticia dar a conocer aquello que alguien, en alg¨²n lugar del mundo, trata de esconder para que no le cause un perjuicio aunque sabe bien que si se conociera beneficiar¨ªa al conjunto de la sociedad. Lo que se pretende ocultar es la noticia que de verdad interesa. Hablar de ella es tratar de lo realmente importante, es dar a la pol¨ªtica su dimensi¨®n ¨¦tica, la ¨²nica finalidad que deber¨ªa tener.
Se me ocurren m¨¢s de media docena de noticias -la lista, obviamente, podr¨ªa ser mucho m¨¢s extensa- que tienen inter¨¦s para la sociedad catalana, que han aparecido de forma subrepticia en los peri¨®dicos y que los pol¨ªticos -del Gobierno o de la oposici¨®n- deber¨ªan poner en claro si quieren recuperar credibilidad, pero que todav¨ªa permanecen en la m¨¢s absoluta incertidumbre; sombras vagas que aparecen y desaparecen de las p¨¢ginas de los peri¨®dicos y apenas salen por otros medios de mayor influencia como la televisi¨®n. En cambio, estos mismos medios aportan diariamente frases vac¨ªas de nuestros l¨ªderes, promesas contradictorias que no se cumplen, peque?as batallitas inanes, rumores nunca confirmados.
Vayamos, pues, con la m¨¢s de media docena prometida, formulados los oscuros problemas en forma de preguntas ya que todav¨ªa no se ha averiguado la verdad de los hechos.
?Por qu¨¦ el Departamento de Ense?anza ha concedido importantes subvenciones a colegios privados de ¨¦lite y de alt¨ªsimo pago cuando muchos centros p¨²blicos carecen de las m¨ªnimas condiciones para impartir una ense?anza de calidad? M¨¢s all¨¢ de su legalidad o ilegalidad, ?qu¨¦ trama de intereses e influencias esconden tales ayudas? ?Cu¨¢l es la raz¨®n de que el Eix Transversal, la ¨²nica carretera importante que la Generalitat ha realizado, no haya sido financiado por el Gobierno catal¨¢n, sino por el espa?ol y, al parecer, adem¨¢s, ha sido contabilizado dos veces? ?Por qu¨¦ al Teatre Lliure se le han habilitado unos extraordinarios edificios y no se le da la subvenci¨®n correspondiente para que funcionen? ?Por qu¨¦ la Sindicatura de Cuentas, que deber¨ªa ser un organismo serio, se ha mostrado durante 24 votaciones incapaz de elegir a su s¨ªndico / s¨ªndica mayor? ?Por qu¨¦ no se han exigido responsabilidades pol¨ªticas por las m¨¢s que aparentes irregularidades del Consorcio de Turismo, dependiente del Departamento de Industria de la Generalitat? ?Cu¨¢ndo sabremos la verdad sobre el caso Pallerols y conoceremos finalmente el informe que al parecer -nadie afirma ni desmiente- ha realizado, pero todav¨ªa no ha hecho p¨²blico, la Sindicatura de Cuentas? ?Hubo irregularidades en la venta del portal de Internet Ol¨¦ -realizada por la Fundaci¨®n Catalana para la Investigaci¨®n, dependiente de la Generalitat- por el irrisorio precio de 200.000 pesetas, que despu¨¦s produjo un beneficio privado de 3.000 millones de pesetas? ?Se trata de un caso de simple ineptitud sectaria o fue un fraude deliberado? ?Por qu¨¦ no se intenta aclarar el escandaloso caso de los criaderos de cerdos importados que contaminan las aguas de tantos municipios catalanes y luego son reexportados tras convertir a Catalu?a en el mayor vertedero de excrementos porcinos de Europa?
Podr¨ªamos seguir, no lo duden. De la sensaci¨®n de estar en un aparente oasis de tranquilidad y feina ben feta hemos pasado a la sensaci¨®n de vivir en un pa¨ªs descontrolado, con unos poderes p¨²blicos sometidos a un entramado de oscuros intereses y sin que nadie se atreva a estirar de la manta, no sea que metaf¨®ricos excrementos -no exactamente porcinos, aunque tambi¨¦n metaf¨®ricamente muy parecidos- le caigan tambi¨¦n encima. No s¨¦ si ¨¦sta es la realidad, pero s¨ª es, al menos, la sensaci¨®n creciente de muchos ciudadanos.
Cuando el sistema pol¨ªtico no resuelve los problemas, la sociedad tiene otros medios de controlar a los poderes p¨²blicos: la judicatura, la opini¨®n p¨²blica, las actuaciones de ciertos sectores de la sociedad civil. Quiz¨¢ es el momento de ejercer el control desde estas instancias y volver a la pol¨ªtica, a la gran pol¨ªtica, no a la minucia politiquera de pasillo y zancadilla.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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