La vida secreta de los libros
Hace tiempo que s¨¦ que los libros tienen vida propia. Sin ir m¨¢s lejos: el otro d¨ªa, en una librer¨ªa, vi c¨®mo un libro se lanzaba al vac¨ªo. Estaba expuesto en una mesa de novedades, y, sin m¨¢s, inici¨® una trayectoria suicida que acab¨® justo a mis pies. Me llam¨® la atenci¨®n el t¨ªtulo: Habitaci¨® zero, y el nombre del autor, Manel Bonany, del que nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar. Lo recog¨ª y lo abr¨ª por la solapa, a ver qu¨¦ cara ten¨ªa Bonany y tropec¨¦ con la fotograf¨ªa de un tipo bien parecido, con pinta de dramaturgo checo en el exilio. Empec¨¦ a leer el cuento titulado ETT. Intrigado, pagu¨¦ las 1.900 pesetas que cuesta y no par¨¦ hasta terminarlo. La primera de las diez narraciones cuenta la historia de un m¨²sico en paro, treinta?ero, que, en plena crisis de pareja, utiliza a su hijo peque?o como anzuelo para seducir a canguros, madres solteras, casadas y chicas embarazadas. El protagonista parece obsesionado en darles el cari?o que le niega su mujer, harta de tanto trabajar y de la indolencia de su marido. Al terminar el libro, editado por Quaderns Crema, y tras m¨¢s historias contadas con una elegante pero implacable intensidad, me qued¨¦ con las ganas de saber m¨¢s cosas sobre su autor, as¨ª que, utilizando mis contactos en los bajos fondos literarios, consegu¨ª su tel¨¦fono y le llam¨¦.
Para hacerme el interesante, le cit¨¦ en el bar de un hotel, que es lo que suelen hacer los traficantes de ¨®rganos. Bonany lleg¨® puntual. De entrada, le pregunt¨¦ por su vida. Naci¨® y vive en Matar¨®. Tiene 37 a?os, dos hijos y estudios incompletos de filolog¨ªa y piano. 'Soy un escritor m¨¢s dram¨¢tico que literario', dice tras contarme que durante a?os intent¨® colocar guiones en la et¨¦rea industria del cine hasta que, finalmente, opt¨® por estrenar en el circuito de teatro amateur, el musical Carrer secret, en el que daba rienda a su amor por la pop music. Le pido que me deje ver el contenido de su memoria. Incrustados en su disco duro, veo melod¨ªas de Joe Jackson, pel¨ªculas como Rumble fish o Mona lisa, cuentos de Cort¨¢zar o Calders y un amasijo formado por El capit¨¢n trueno, Madelmans y series como Misi¨®n imposible o L'escur?¨® negre. Actualmente trabaja en el pr¨®ximo proyecto televisivo de Dagoll Dagom, tras haberse curtido, junto a apellidos como Martin, Cabr¨¦ o Solsona, en aventuras que van desde Barri S¨¨sam a Estaci¨® d'enlla? pasando por Crims. ?Antecedentes? Con 13 a?os intent¨® escribir una novela del Oeste que define as¨ª: 'Mor¨ªa mucha gente'. ?Impresiones fuertes como lector? Ley¨® Les primaveres i les tardors de Porcel en un ejemplar al que su padre le hab¨ªa quitado los p¨¢rrafos porno. Como ya me hab¨ªa parecido apreciar en su libro, a Bonany le gustan las mujeres. 'Como son extra?as a m¨ª, me atraen m¨¢s que los hombres. Como me estimula el sexo, tambi¨¦n me estimula hablar de sexo'. Hablamos, pues, de mujeres y hombres. 'A veces me parece que la maternidad est¨¢ castrando m¨¢s a las mujeres que a los hombres. Hasta hace poco, los hombres hab¨ªan delegado la educaci¨®n de los hijos en las mujeres. Nos hab¨ªan preparado para competir en lo profesional pero ¨¦ramos unos aut¨¦nticos analfabetos sentimentales. Y ahora, por suerte, resulta que muchos hombres, los que no se escaquean, descubren que ocuparse de sus hijos es una gozada'.
Suena, en el hilo musical, una melod¨ªa que quiz¨¢ le recuerde alguna de sus haza?as como m¨²sico. 'Tuve el honor de tocar en el grupo Els Simp¨¤tics, especializado en actuaciones tipo Inserso. Sustitu¨ª a un viejo de 80 a?os y como la gira era por residencias, ?ni siquiera pod¨ªa ligar!'. Pero, como los libros tienen vida propia, el ejemplar que asiste a la conversaci¨®n exige que hablemos de ¨¦l. 'Me gustan los personajes y sentimientos contradictorios. Intento huir de m¨ª a trav¨¦s de los personajes. Evito el preciosismo. Busco el lenguaje que con mayor eficacia transmita las emociones. Hablo de falta de afecto, de fracaso, de resentimiento o, como en el cuento Personal, del ansia de una mujer que desea averiguar cu¨¢l de las muchas mujeres que conviven en su interior es la real'. ?Qu¨¦ papel pintan los hijos en todo esto?, pregunto sin venir a cuento. 'Siempre se ha dicho que los hijos pueden ser un lastre para la creaci¨®n. En mi caso, fue todo lo contrario: me han propulsado hacia adelante'. Con una sonrisa que desmiente la seriedad de la fotograf¨ªa del libro, Bonany me cuenta que, un d¨ªa, su hijo de cinco a?os le pregunt¨®: ?Todo el mundo se muere?' S¨ª, respondi¨®. ?T¨² tambi¨¦n? S¨ª, contest¨® el padre. ?Yo tambi¨¦n? insisti¨®. S¨ª, pero dentro de mucho tiempo, zanj¨® ¨¦l. Al cabo de un rato, el ni?o le dijo que no pod¨ªa ser que todo el mundo se muriera y le confes¨® que hab¨ªa encontrado una soluci¨®n: a la ma?ana siguiente, comprar¨ªan una varita m¨¢gica para conseguir vivir eternamente. Al relato oral de Bonany no le sobra, como a sus cuentos, ni una palabra. Sospecho que acaba de darse cuenta de que esa conversaci¨®n entre padre e hijo es un buen material para un cuento.
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