La gasolina ha subido un 30% desde que las petroleras fijan el precio
El carburante sin plomo ha pasado de 109,2 a 140,5 pesetas por litro desde octubre de 1998
El precio de los carburantes traza una curva en ascenso imparable e ininterrumpido en los ¨²ltimos a?os, pese a que el monopolio energ¨¦tico se desmantel¨® en Espa?a en 1992 y que, desde octubre de 1998, el Ministerio de Industria, que hasta entonces fijaba precios m¨¢ximos, dej¨® libertad a las petroleras para que pusieran sus propios precios.
Pese a la liberalizaci¨®n, los carburantes han acelerado sus subidas. El gas¨®leo sobre todo. En los ¨²ltimos dos a?os y medio, el litro de este combustible -que anim¨® a muchos conductores a comprar un veh¨ªculo de motor di¨¦sel por ser el de menor consumo- ha avanzado de media desde las 88,9 pesetas en 1998 a 128,9 pesetas en diciembre pasado, seg¨²n el Bolet¨ªn Petrolero de la Uni¨®n Europea.
Las petroleras se defienden y justifican los altos precios en razones totalmente ajenas a su voluntad: la subida de la cotizaci¨®n del petr¨®leo y el alza del d¨®lar frente al euro y, en menor medida, en las exigencias medioambientales de la UE.
Con estas premisas, las petroleras entienden que no hay relaci¨®n de causa-efecto entre la subida imparable de los carburantes y la liberalizaci¨®n, sino que lo achacan a una 'mala coincidencia': los precios se liberalizaron cuando las cotizaciones de las gasolinas en el mercado internacional eran 'anormalmente bajas'.
El barril de petr¨®leo brent (crudo de referencia en Europa) toc¨® un suelo hist¨®rico de nueve d¨®lares en el mercado petrolero internacional de Londres (IPE) en 1998. La media del a?o fue de 13 d¨®lares por una oferta excesiva, una demanda d¨¦bil y los coletazos de la crisis financiera en el sureste asi¨¢tico. Ahora cotiza a m¨¢s de 25 d¨®lares. La cotizaci¨®n internacional de la gasolina sin plomo sigui¨® la estela del petr¨®leo y, desde octubre de 1998 hasta ahora, se ha encarecido 32 pesetas.
Revalorizaci¨®n del d¨®lar
En cuanto al condicionamiento del d¨®lar, en el que se negocian los contratos petroleros, la divisa estadounidense se ha revalorizado un 35% respecto a la peseta desde finales de 1998 hasta ahora, lo que ha repercutido proporcionalmente en el precio del crudo.
Las explicaciones de las petroleras no convencen, sin embargo, a las asociaciones de consumidores, ni tampoco a algunos partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n, que aseguran que el mercado de los carburantes est¨¢ en manos de tres grandes petroleras -Repsol (45% de cuota de mercado), CEPSA (25%) y BP (10%)- que disfrutan de los privilegios de una econom¨ªa con menos competencia de lo que ser¨ªa deseable. Incluso ha habido acusaciones, que est¨¢n bajo investigaci¨®n en los servicios de Defensa de la Competencia y en Bruselas, de que existe un acuerdo para pactar los precios.
Estas sospechas han hecho que, cuando las protestas sociales arrecian, como ocurri¨® en septiembre del a?o pasado, se alcen voces desde distintos ¨¢mbitos proponiendo al Gobierno que reestablezca un control sobre los precios.
El Gobierno defiende la plena libertad de precios argumentando, en primer lugar, que con el sistema antiguo de topes m¨¢ximos, a los espa?oles les saldr¨ªan a¨²n m¨¢s caros los carburantes. As¨ª, seg¨²n c¨¢lculos del Ministerio de Econom¨ªa, dentro del periodo que va desde agosto de 2000 hasta febrero de 2001, s¨®lo en diciembre de 2000 la f¨®rmula de precios m¨¢ximos hubiera beneficiado a los automovilistas. En el resto de los meses, el precio real de los carburantes ha estado por debajo del de la f¨®rmula.
En febrero pasado, por ejemplo, el litro de sin plomo habr¨ªa costado casi dos pesetas m¨¢s (135,9) y el gas¨®leo, 0,5 pesetas m¨¢s (118,3). Claro que las asociaciones de consumidores o el PSOE nunca dijeron que pretendieran volver al viejo sistema, sino estudiar otros mecanismos posibles para estabilizar el precio y frenar el ansia recaudatoria de las petroleras.
El Gobierno tiene puesta su confianza en las medidas liberalizadoras aprobadas en junio pasado para reforzar la competencia y poner orden en un sector que desde la privatizaci¨®n de los grandes grupos energ¨¦ticos no ha surtido todo el efecto que se persegu¨ªa. Restringir la capacidad de apertura de nuevas estaciones de servicio a los operadores con una cuota de mercado superior al 15% (Repsol y CEPSA) es una de esas medidas.
En la pr¨¢ctica, no resulta tan f¨¢cil. Abrir una gasolinera en la ciudad cuesta entre 200 y 300 millones de pesetas y hacerlo en una de v¨ªa de servicio cuesta unos 500 millones. Fuentes del sector reconocen que apenas se han establecido nuevas estaciones de servicio en los ¨²ltimos meses, porque, adem¨¢s de caro, el mercado (con unas 8.000 gasolineras) se acerca a la saturaci¨®n.
Otra de las principales medidas liberalizadoras aprobadas por el Gobierno en junio afecta a la Compa?¨ªa Log¨ªstica de Hidrocarburos (CLH), la due?a de los oleoductos espa?oles. Ninguna empresa que refine podr¨¢ tener m¨¢s del 45% del capital de CLH. Repsol, junto a su filial Petronor, tiene el 61,46%, por lo que tendr¨¢ que reducir su parte en un 16,46%. Pero los cambios en el seno de CLH, nueve meses despu¨¦s, a¨²n no se han completado.
Pr¨®ximas subidas
'Si los precios de las gasolinas est¨¢n caros es por las condiciones de falta de competencia del mercado espa?ol', se?alan en uno de los 40 peque?os operadores independientes que trabajan en el mercado espa?ol. Desde Econom¨ªa, se puntualiza: 'Las medidas estructurales est¨¢n dando sus frutos, con una mayor competencia en el sector, y esos frutos ser¨¢n a¨²n mayores a medio y largo plazo'.
Con o sin competencia, las petroleras creen que el precio de las gasolinas va a seguir subiendo hasta el verano, repiti¨¦ndose la tendencia del a?o pasado. Algunos expertos sostienen que en Europa se van a producir ciclos anuales al igual que en Estados Unidos, de manera que la gasolina -m¨¢s asociada al ocio- subir¨¢ por el tir¨®n de la demanda en primavera y verano, cuando los ciudadanos sacan m¨¢s el coche animados por el buen tiempo. En cambio, el gas¨®leo -m¨¢s ligado a los procesos de producci¨®n- se encarecer¨¢ al llegar el invierno por el mayor uso de las calefacciones. Este fen¨®meno se ha agudizado, a juicio de los expertos, por la proliferaci¨®n de los coches de di¨¦sel.
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