Objetos y desprop¨®sitos
?C¨®mo se puede arruinar una noche de danza? Dejando que un camar¨®grafo se pasee orondo, escenario arriba, escenario abajo, colgando de ¨¦l un obsceno y largu¨ªsimo cable rojo. El reclamo era, al alim¨®n, Cesc y Herm¨¨s, una firma que no por ¨¦xito comercial ha perdido su sentido del humor, su frescura y su invenci¨®n. El espect¨¢culo comenz¨® con una sesi¨®n convencional de magia y continu¨® con la coreograf¨ªa creada por el catal¨¢n inspirada por la est¨¦tica hermesiana. Si la moda es, hoy por hoy, un c¨²mulo de desprop¨®sitos, la versi¨®n en danza de Gelabert, inspirada en los elementos est¨¦ticos de Herm¨¨s, lo fue tambi¨¦n. En la obra hab¨ªa dos gestiones prioritarias: la magnificaci¨®n de objetos cotidianos y el juego de las fantas¨ªas infantiles. El primero no era original. El segundo carec¨ªa de elaboraci¨®n danc¨ªstica.
Gelabert y Azzopardi
El despertar de los objetos. Coreograf¨ªa: Cesc Gelabert; vestuario: Lydia Azzopardi; escenograf¨ªa: Eilenn Liebman y C. Gelabert; m¨²sica: Mauricio Villavecchia. Teatro de Madrid. 25 de abril.
Cesc Gelabert se refugia en su cultura. Eso no es malo, siempre que el usufructo de la biblioteca d¨¦ algo de s¨ª. La taza de t¨¦ fuera de escala es un elemento antiguo, casi cl¨¢sico. Ya aparece en el gui¨®n original de Cascanueces, y luego, en los tiempos actuales, Luzzati, en la obra hom¨®nima con Aterballetto o Kilian en su Mandar¨ªn maravilloso, lo usaron con eficacia. Es s¨®lo un detalle cuando falta el fuste, la chispa, el detalle sutil que engancha al espectador con el producto.
Lo que ha hecho Cesc Gelabert es danc¨ªsticamente correcto, pero carece de alma. El alma que tiene Herm¨¨s (como sello) y que por eso vende. La idea de una caja deconstruida es buena, pero no es explotada de una manera po¨¦tica o acorde con el ritmo que ya hab¨ªa impuesto el mago. El mago del pr¨®logo no era Houdini, pero era agradable. El vestuario es gris, poco atractivo. Y lo mejor son los objetos con los que se sue?a.
El baile imaginado por Gelabert es tambi¨¦n de tr¨¢mite. No convence, es lineal y fluye, pero no emociona. Y la m¨²sica se atiene a las circunstancias. La uni¨®n entre danza y moda se ha puesto en primera l¨ªnea promocional en los ¨²ltimos tiempos. Hay que insistir, por una conexi¨®n natural que se sabe est¨¢ ah¨ª, aunque a?oremos la uni¨®n de Coco Chanel con Diaghilev; no solamente eran otros tiempos, sino otras urgencias. La danza y la moda han ido paralelas desde anta?o. Se las debe maridar, con talento y con el concurso del mercado.
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