De Seattle a Quebec, pasando por Sur¨¢frica
De nuevo se ha repetido la historia. Como hace dos a?os en Seattle, miles de manifestantes tomaron la pasada semana las calles de Qu¨¦bec, ciudad en la que se reun¨ªan los mandatarios del continente americano, para protestar contra lo que se ha venido a llamar la globalizaci¨®n neoliberal, encarnada en este caso en el proyecto de crear una gran zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia. Y entre una y otra cita, las hemerotecas guardan el recuerdo de episodios similares en Washington, Sydney, Praga, Davos, o Buenos Aires. La oposici¨®n a la globalizaci¨®n neoliberal, expresada ¨¦sta en la agenda de la OMC, en el fracasado -por el momento- proyecto del AMI (Acuerdo Multilateral de Inversiones), en el incumplimiento del protocolo de Kyoto sobre el medio ambiente por parte de los EE UU, o en la creaci¨®n de zonas de libre comercio crecientemente alejadas del control de los estados, parece haberse convertido definitivamente en la principal se?a de identidad de los movimientos de contestaci¨®n al sistema, una vez superado el desconcierto generado por el fin de la guerra fr¨ªa y la necesidad de adaptar los an¨¢lisis de la realidad a la nueva situaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de lo variopinto, y hasta contradictorio, de algunas de estas protestas, las mismas reflejan un problema de fondo: la emergencia de un mundo globalizado sin suficientes mecanismos de protecci¨®n de los derechos de las personas y las sociedades, los cuales estaban hasta hace poco contemplados en el marco de los estados-naci¨®n. La pretensi¨®n de menos controles y m¨¢s derechos para las empresas que trabajan a escala transnacional, en detrimento de la protecci¨®n del medio ambiente, de las culturas locales, de la seguridad alimentaria o de los derechos humanos, constituye una provocaci¨®n a los ojos de un creciente n¨²mero de personas que participan es esas movilizaciones o simpatizan con ellas.
El pen¨²ltimo episodio de esta controversia ha estado protagonizado por las grandes empresas multinacionales del sector farmac¨¦utico, oponi¨¦ndose a los planes del gobierno de Sur¨¢frica de intervenir en el mercado de los medicamentos con el objeto de proporcionar medicinas m¨¢s baratas a una poblaci¨®n masivamente afectada por el sida; una pretensi¨®n que chocaba abiertamente con sus intereses comerciales y con una idea del mundo concebido como un inmenso mercado sin controles ni reglamentos que puedan afectar a sus beneficios, aunque ¨¦stos se logren a costa de los derechos m¨¢s b¨¢sicos de la gente. Que aqu¨¦llas hayan tenido finalmente que ceder no resta trascendencia al episodio, aunque introduce una dosis de esperanza en la capacidad de presi¨®n de los sectores m¨¢s d¨¦biles y desfavorecidos por la actual situaci¨®n.
En sus casi dos siglos de historia, el capitalismo ha demostrado ser un sistema tan apto para producir riqueza como incapaz de distribuirla entre las personas y las sociedades. En t¨¦rminos reales, el valor de lo producido en el mundo pas¨® de casi 700.000 millones de d¨®lares en 1820 a casi 30.000.000 al final del siglo XX, lo que supone que se multiplic¨® por 43. Sin embargo, la renta per c¨¢pita de los pa¨ªses empobrecidos (llamados tambi¨¦n subdesarrollados, o Tercer Mundo), que en 1820 representaba m¨¢s de la mitad que la de los que luego ser¨ªan pa¨ªses industrializados (una proporci¨®n aproximada de 1 a 2), se expresa hoy en d¨ªa en una proporci¨®n de 1 a 25, que llega a 1 a 62 para el caso de lo que el Banco Mundial llama pa¨ªses menos adelantados.
En estas circunstancias, los mensajes de los grandes gur¨²s de la OMC y del FMI, o la defensa enfervorizada de los gobernantes de los pa¨ªses m¨¢s ricos de las ventajas de la liberalizaci¨®n, suenan a fantas¨ªa en los o¨ªdos de quienes, a lo largo y ancho del mundo, ven peligrar su seguridad. La mayor¨ªa no sabe probablemente de la existencia del ALCA, o de la OMC, ni conoce d¨®nde est¨¢n Seattle o Quebec, pero observa que su suerte empeora de d¨ªa en d¨ªa. Lo cual da mucha m¨¢s fuerza a los movimientos contra la globalizaci¨®n neoliberal que la que pueden mostrar las im¨¢genes de unos j¨®venes enfrent¨¢ndose a la polic¨ªa.
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