La sentencia del TSJ convierte en un s¨ªmbolo de la lucha ecologista al marjal de Massamagrell
La resoluci¨®n judicial marca un hito en la defensa nedioambiental de la Comunidad
El marjal de Massamagrell limita con el de Rafalell y Vistabella, en el t¨¦rmino municipal de Valencia, y forma parte de la misma unidad hidrogeol¨®gica del conjunto de humedales litorales que recorr¨ªan toda la costa entre Valencia y Sagunto. Sin embargo, su castigado aspecto, el hecho de que estuviera acotado al norte por las torres de apartamentos de La Pobla de Farnals, y que hasta estuviera declarado como suelo urbanizable en el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU) de Massamagrell desde 1982 han hecho que las administraciones casi lo dieran por liquidado. Nadie se interes¨® por salvar esas 12 hect¨¢reas birriosas, casi deshauciadas salvo para los expertos bi¨®logos y los militantes ecologistas dado su enorme valor especulativo en el mercado inmobiliario del litoral.
Sin embargo, el movimiento ecologista no dio la batalla por perdida. Se tomo el peque?o humedal como un emblema bajo la tesis de que, si se logra salvar ¨¦ste, ser¨¢ mucho m¨¢s f¨¢cil argumentar la defensa de todos los enclaves valiosos. Y lo han conseguido, por lo menos de momento, a falta de el caso llegue hata el Tribunal Supremo.
La batalla judicial comenz¨® poco despu¨¦s de que el Consistorio decidiera en pleno el 30 de enero de 1997 aprobar un programa para urbanizar el humedal. Los miembros de Acci¨® Ecologista Agr¨® iniciaron la batalla c¨ªvica con una Coordinadora de Defensa del Marjal, y los de Ecologistas en Acci¨®n asumieron la iniciativa judicial para interponer varios recursos contenciosos administrativos que tras muchos avatares han concluido ahora en una sentencia que el coordinador general de Esquerra Unida ya ha calificado de 'hist¨®rica' puesto que permitir¨¢ defender los humedales m¨¢s castigados. El Clot de Galvany, el marjal de Oropesa, el de Pe?¨ªscola y el de Agua Amarga en Alicante est¨¢n en la mente de todos los ecologistas.
Durante estos a?os ten¨ªan como ejemplo a seguir una sentecia del Supremo que fallaba en contra de la clasificaci¨®n como suelo no urbanizable de un aiguamoll (humedal) de Prat (Girona). El enclave s¨®lo ten¨ªa en su defensa su car¨¢cter h¨²medo y el Supremo consagro su defensa aunque no estuviera protegido bajo ninguna figura legal de protecci¨®n en Catalu?a. Del mismo modo, los ecologistas confiaron en la salvaci¨®n del marjal de Massamagrell aunque el Consell hab¨ªa decidido por decisi¨®n pol¨ªtica excluirlo del borrador de Cat¨¢logo de Zonas H¨²medas de la Comunidad Valenciana. Hasta hab¨ªa informes t¨¦cnicos de expertos de la Consejer¨ªa de Medio Ambiente que confirmaban su car¨¢cter h¨²medo, pero nada. S¨®lo en el ¨²ltimo proyecto de cat¨¢logo, todav¨ªa no aprobado, presentado por el consejero Fernando Modrego, se incluye ya al marjal de Massamagrell, pero todav¨ªa quedaba pendiente la decisi¨®n judicial.
Fianzas millonarias
El TSJ ya les dio sendas alegr¨ªas a los ecologistas hace dos a?os cuando decidi¨® suspender el plan parcial de Massamagrell que permit¨ªa construir en el marjal a la vez que acordaba no imporner ninguna fianza a los ecologistas 'dados los intereses generales p¨²blicos comprometidos'. La interrupci¨®n de una obra puede suponer p¨¦rdidas de muchos millones para los promotores (los promotores pidieron una fianza de 1.100 millones) y los ecologistas no pod¨ªan afrontarlas. Aquella decisi¨®n les dio alas: pese a las amenazas de los especuladores, pod¨ªan afrontar batallas judiciales sin miedo a las fianzas.
A falta de una victoria definitiva, los ecologistas tampoco dan importancia a que dos de los miembros de la sala del TSJ (cinco magistrados y el presidetne) emitieran un voto particular en contra del fallo. Argumentan que ambos jueces reconocen en su escrito dos puntos vitales para el movimiento: que los planes de ordenaci¨®n se han de adaptar a las legislaciones ambientales aunque fueran previos y que las zonas h¨²medas est¨¢n protegidas por el mero hecho de serlo aunque no est¨¦n catalogadas. Los magistrados s¨®lo difieren en darle esta consideraci¨®n al enclave de Massamagrell. Para los ecologistas, los informes t¨¦cnicos no dejan lugar a dudas: si se deja de desecarlo, el marjal mostrar¨¢ su condici¨®n h¨²meda para ser faro y s¨ªmbolo de su lucha.
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