Francia sale en defensa del empleo
Jospin se debate entre las presiones de izquierda y derecha sobre los despidos
El anuncio de miles de despidos en empresas con beneficios ha hecho saltar las alarmas en Francia. Pese a mostrar una buena evoluci¨®n econ¨®mica, los ciudadanos han hecho saber su malestar y el Gobierno, que ha anunciado que endurecer¨¢ las regulaciones de empleo, se ha visto atrapado entre la liberalizaci¨®n y el intervencionismo.
'No se puede esperar todo del Estado; yo no creo que sea posible, en adelante, administrar la econom¨ªa'. As¨ª hablaba hace dos a?os el socialista Lionel Jospin, primer ministro de Francia, a los que le reprochaban no hacer algo para impedir un plan de despidos como el que acababa de anunciarse en Michelin. Hoy, enfrentado a una cascada de empresas que ponen gente en la calle, Jospin ya no puede sostener ese criterio. El primer ministro ha condenado moralmente a los que dan lustre a los beneficios de sus accionistas a base de despedir trabajadores. Y sin ceder a las presiones m¨¢s izquierdistas, ha decidido jug¨¢rsela para mantener un cierto control sobre esas multinacionales que aspiran a moverse sin traba alguna.
A pesar de la buena salud de la econom¨ªa francesa, Jospin debe hacer frente al creciente descontento social. La izquierda clamar¨¢ para meter en vereda a las empresas, pero el primer ministro cuenta con estrechos m¨¢rgenes de maniobra. ?C¨®mo ceder a la extrema izquierda y al propio Partido Comunista -su aliado en el Gobierno-, que le exigen la prohibici¨®n, lisa y llana, de todos los despidos en las empresas con beneficios?
Si el diario comunista L'Humanit¨¦ no hubiera echado a 80 de sus 245 empleados, la ruptura en la izquierda plural ser¨ªa m¨¢s acusada. Haberlo hecho no impide a su secretario general, Robert Hue, alzar la voz frente a 'las empresas florecientes que recortan empleos'; y para enfatizarlo, el pasado d¨ªa 21 se puso a la cabeza de una manifestaci¨®n organizada por su partido contra Danone, engrosada gracias al traslado de militantes en 200 autobuses. Una actitud que caus¨® no poca estupefacci¨®n en los sindicatos al observar a un partido pol¨ªtico que ocupaba el papel supuestamente reservado a las centrales sindicales.
Se diga lo que se diga, Jospin no tiene previsto volver a m¨¦todos del pasado. La autorizaci¨®n administrativa para el despido de m¨¢s de 10 trabajadores ya fue eliminada en 1986, cuando el actual presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, dirig¨ªa un Gobierno conservador, y nada permite pensar en su restablecimiento. El ministro de Econom¨ªa y n¨²mero dos del Gobierno, Laurent Fabius, lo ha descartado expresamente.
Sin llegar a eso, Jospin ha lanzado un primer paquete de medidas, que tiende a disuadir los despidos de trabajadores por la v¨ªa de complicar la gesti¨®n de las reestructuraciones y encarecerlas un poco. El contexto en que se han tomado esas decisiones tiene que ver con la respuesta a varias cuestiones b¨¢sicas:
Las preguntas
La primera, ?va bien la econom¨ªa? Por el momento, Francia sostiene elevadas tasas de crecimiento y contin¨²a creando empleo. Creci¨® un 3% el a?o pasado, principalmente a lomos de la demanda interna, que ha continuado muy firme en el primer trimestre de este a?o. El consumo de los hogares contin¨²a siendo robusto gracias al dinamismo del empleo: la masa salarial progres¨® un 5% en 2000 (3,8% en 1998 y 4,2% en 1999). A esta circunstancia se unieron una inflaci¨®n baja y el efecto de peque?as reducciones de impuestos. Todo ello permiti¨® que el poder de compra de los hogares aumentara un 3,1% en 2000, lo cual constituye la mejor cifra durante el ¨²ltimo decenio. Los datos de los primeros meses de este a?o no muestran cambio de tendencia.
En segundo lugar, ?por qu¨¦ ese descontento si la econom¨ªa resiste bien? Hay quien piensa que se han acabado los d¨ªas de vino y rosas, sobre todo despu¨¦s de que la 'oleada rosa' pronosticada para las elecciones municipales de marzo -en alusi¨®n a la flor que simboliza al Partido Socialista- se transformara en un oleaje azul, asediando a las islas ros¨¢ceas de Par¨ªs o Ly¨®n. Y hay quien considera sospechosa la coincidencia del anuncio de crisis industriales con el final de ese proceso electoral, recel¨¢ndose una operaci¨®n para preparar la derrota de la izquierda en las presidenciales y legislativas de 2002.
Pero, sin necesidad de acudir a las versiones conspirativas de la historia, lo cierto es que el Gobierno franc¨¦s probablemente es el m¨¢s regulador de la Uni¨®n Europea; dicho de otra forma, el menos favorable a las tendencias liberalizadoras en boga. Tras haber hecho del empleo y de la solidaridad una de sus prioridades, el fr¨ªo y racionalista Jospin se ha aplicado a la tarea de arbitrar entre las tensiones. Y no lo ha hecho mal, o al menos las cuentas le han salido bastante bien.
El problema es que la izquierda se ha asustado. Acunada por el crecimiento econ¨®mico de los tres ¨²ltimos a?os y por el ¨¦xito conseguido en la creaci¨®n de empleo -la tasa de paro no llega al 9%-, las fuerzas de izquierda y los sindicatos dedicaron la segunda mitad de 2000 a discutir 'el reparto de los frutos del crecimiento'. Los primeros s¨ªntomas de crisis en la industria le ha devuelto a la realidad con un efecto espectacular: primero, el desalojo de cuarenta alcaldes de izquierda; inmediatamente despu¨¦s, el anuncio de despidos masivos en industrias que explotan algunas de las marcas m¨¢s populares.
Las supresiones de empleo en Danone, una empresa floreciente y presentada como un modelo social -el padre del actual due?o era un amigo del ex presidente Fran?ois Mitterrand- dieron el aldabonazo. Inmediatamente vino el anuncio de cierre de los 18 almacenes de Marks & Spencer. A ello se suman crisis aut¨¦nticas, como la casi quiebra de la compa?¨ªa a¨¦rea AOM/Air Libert¨¦, hoy amenazada de abandono por sus accionistas, o el cierre de tres f¨¢bricas de Moulinex, que perdi¨® el a?o pasado 21.000 millones de pesetas y cuya deuda supera los fondos propios.
Cuando las cosas van mal en las marcas que todo el mundo conoce, el problema parece m¨¢s grave que el desfondamiento de sectores enteros, como ya se vivi¨® en la siderurgia. Y adem¨¢s, la capacidad de reacci¨®n y protesta social que conserva este pa¨ªs tienen dif¨ªcil parang¨®n. Hasta el futbolista Anelka se ha visto obligado a dar explicaciones por haber rodado un anuncio publicitario para Danone, mostrando al diario Le Parisien la riqueza de sus ideas: 'No tengo que rendir cuentas a nadie (...) Hoy, los ricos son cada vez m¨¢s ricos, y los pobres, cada vez m¨¢s pobres. (...) Comprendo la tristeza de las gentes que pierden su trabajo, pero no voy a resolver el problema yo s¨®lo'.
?Se ha parado la creaci¨®n de empleo? Mirado con ojos de los especialistas en macroeconom¨ªa, el impacto de las reestructuraciones laborales en marcha es muy peque?o. Se trata de la p¨¦rdida de miles de puestos de trabajo directos -m¨¢s los indirectos que acarreen- en una poblaci¨®n activa de 24 millones de personas, para una econom¨ªa que cre¨® casi medio mill¨®n de empleos el a?o pasado y que ha creado otros 100.000 en el primer trimestre de este a?o.
Crisis oculta
Una econom¨ªa que marcha sobre ruedas, pero que deja frustrados a un cierto n¨²mero de ciudadanos, puede esconder una crisis m¨¢s profunda. Sin embargo, los expertos del Ministerio franc¨¦s de Econom¨ªa insisten: 'Francia est¨¢ en condiciones de resistir el frenazo econ¨®mico mundial'.
El aguacero de malas noticias vela los datos mensuales de descenso del paro -8,7% de la poblaci¨®n activa, seg¨²n datos publicados el viernes- o la excelente moral de las familias, que siguen consumiendo como si la crisis no fuera con ellas. La demanda interna se mantiene din¨¢mica y el Instituto Nacional de Estad¨ªsticas (INSEE) cree que todav¨ªa hay margen para crear otros 250.000 empleos este a?o, con lo cual la tasa de paro caer¨ªa hasta el 8,5%; pero el ensombrecimiento del clima econ¨®mico y social puede acabar pronto con la creaci¨®n neta de empleo. 'Indudablemente, estamos en una trayectoria de frenazo de la producci¨®n industrial, porque la industria es el sector m¨¢s expuesto a la situaci¨®n internacional', puntualiza Michel Devilliers, jefe del departamento de coyuntura del organismo citado.
La cuarta pregunta ser¨ªa: ?se va a un choque Gobierno-empresarios? La situaci¨®n de la izquierda plural es delicada para lanzarse a un enfrentamiento duro con los empresarios. A finales de a?o debe quedar completada la aplicaci¨®n de la jornada de 35 horas en las peque?as y medianas empresas, una decisi¨®n que la principal organizaci¨®n patronal (Medef) ha protestado. A ello se va a a?adir la probable subida del salario m¨ªnimo (situado en unas 170.000 pesetas brutas).
Todo esto se produce en un contexto de menor crecimiento econ¨®mico: la ¨²ltima previsi¨®n de Fabius se sit¨²a en el 2,9% para el a?o en curso, cuatro d¨¦cimas menos de lo proyectado. Estas decisiones s¨ª afectan al tejido empresarial y social; no es peque?o el esfuerzo que las empresas tendr¨¢n que efectuar y no ser¨ªa f¨¢cil darles una vuelta de tuerca con regulaciones m¨¢s estrictas.
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