Una espera acertada
Por primera vez desde 1994, los tipos de inter¨¦s en Europa se sit¨²an por encima de los de EE UU, despu¨¦s de que la Reserva Federal redujera en 50 puntos b¨¢sicos su tipo de intervenci¨®n el pasado 18 de abril. Tras este movimiento, los tipos estadounidenses acumulan un descenso de dos puntos porcentuales en cuatro meses, una pol¨ªtica muy agresiva que se justifica por el notable cambio de expectativas de esta econom¨ªa. Sin embargo, la autoridad monetaria europea mantiene sus tipos de inter¨¦s sin cambios desde octubre del a?o pasado, a pesar de las presiones que est¨¢ recibiendo para que relaje su pol¨ªtica monetaria. Pero la situaci¨®n econ¨®mica europea es muy diferente a la estadounidense.
En primer lugar, el deterioro de las expectativas de crecimiento ha sido significativo en EE UU, mientras en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM), no ha pasado en la mayor¨ªa de los casos de constituir un peque?o ajuste a la baja. Por ejemplo, las previsiones de primavera de la Comisi¨®n Europea revisan el crecimiento de EE UU para 2001 en 1,7 puntos respecto a la previsi¨®n del pasado oto?o, mientras que en la UEM el cambio es apenas de tres d¨¦cimas. En estos momentos, el consenso de previsiones apunta a que el crecimiento europeo podr¨ªa situarse en torno al 2,5%. Sin embargo, en EE UU, la actividad crecer¨¢ en el rango 1,5%-2,0%, casi dos puntos por debajo del potencial de esta econom¨ªa. En definitiva, EE UU parece que se enfrenta a un problema de escasez de demanda. Europa, no.
En segundo lugar, las expectativas de inflaci¨®n se han deteriorado en Europa mientras que apenas han variado en EE UU. A la presi¨®n derivada del comportamiento de los alimentos, se unen los efectos de la subida de los precios energ¨¦ticos. Cuando Europa se enfrenta a un choque inflacionista, por ejemplo, un aumento del precio del petr¨®leo, los efectos de este choque perduran por un plazo elevado de tiempo. Con todo ello, la tasa de inflaci¨®n subyacente podr¨ªa situarse en mayo en el 2,0%, el techo marcado por la autoridad monetaria. Previsiblemente, se mantendr¨¢ sobre este nivel hasta la primavera del pr¨®ximo a?o. No lo tiene f¨¢cil en este contexto el BCE para bajar los tipos de inter¨¦s. Deber¨¢ seguir esperando. Especialmente si quiere conseguir una credibilidad que s¨®lo podr¨¢ alcanzar si demuestra que la estabilidad de precios es su verdadera prioridad.
Por ¨²ltimo, frente a las reformas que ha vivido la econom¨ªa estadounidense en los ¨²ltimos a?os, en Europa, los avances son limitados y costosos. Las bajadas de tipos del BCE no pueden sostener el crecimiento a medio plazo. ?ste debe basarse en la eliminaci¨®n de rigideces estructurales y en la integraci¨®n de los mercados, una actuaci¨®n que corresponde a las autoridades pol¨ªticas. Las mismas que presionan para que bajen los tipos mientras limitan el avance de las reformas. Hace bien el BCE en resistirse.
Mayte Ledo Economista jefe para la OCDE y Mercados del Servicio de Estudios del BBVA.
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