Reconstrucci¨®n
La campa?a electoral vasca ha comenzado con gran incertidumbre sobre un resultado que sigue abierto de par en par. Todo resulta posible, pues la espiral del silencio que amordaza a muchos electores no permite pronosticar cu¨¢l ser¨¢ la correlaci¨®n de fuerzas m¨¢s probable. El abanico de resultados a producirse, seg¨²n cu¨¢l sea la definitiva agregaci¨®n de los votos, var¨ªa desde la reedici¨®n de una precaria investidura de Ibarretxe, aupado por el brazo pol¨ªtico de los asesinos, a la deseable alternativa, capaz de dar un vuelco al statu quo vigente para poder acometer la reconstrucci¨®n civil de Euskadi. Pero entre ambos extremos subsisten otras f¨®rmulas m¨¢s confusas que los tibios parecen preferir, como son un Gobierno mixto, entre socialistas y nacionalistas, o el todav¨ªa m¨¢s improbable Gobierno de concentraci¨®n a tres bandas.
A mi modo de ver, el mejor resultado posible exige que el PNV ceda el poder, saliendo del todo de Ajuria Enea. Lo cual descarta por in¨²tiles y quiz¨¢ contraproducentes todas las soluciones hoy llamadas transversales, pues si el PNV continuase participando en el Gobierno vasco, aunque fuera de forma compartida, proseguir¨ªa pudri¨¦ndose la situaci¨®n, agrav¨¢ndose a¨²n m¨¢s la degeneraci¨®n pol¨ªtica de Euskadi. S¨¦ que la marcha del PNV asusta a quienes temen una mayor radicalizaci¨®n del abertzalismo civil, pues el militar no podr¨ªa estar m¨¢s radicalizado de lo que ya lo est¨¢. Pero en realidad sucede al rev¨¦s, pues si el MLNV encuentra todav¨ªa tanto apoyo social es porque cuenta con el consentimiento del actual poder nacionalista. Y por eso, para que su base social se reduzca, es preciso que el PNV abandone el poder.
Hace poco, para insultar a Mayor Oreja, Arzalluz se permiti¨® descalificar la democracia espa?ola denunci¨¢ndola por su 'poca calidad'. Desde una cierta perspectiva, no le falta raz¨®n, pues muchos acad¨¦micos han definido nuestra Transici¨®n como instauradora de una democracia de baja calidad. Y yo mismo he utilizado este argumento para criticar a Gonz¨¢lez o a Aznar, calificando sus reg¨ªmenes como democracias delegativas (seg¨²n las define O'Donnell): es decir, populistas, clientelares, paternalistas, plebiscitarias y caudillistas. Pero si aplicamos este criterio a Catalu?a o, sobre todo, a Euskadi, las cosas empeoran. En particular, el r¨¦gimen de Arzalluz ha impuesto sobre el Pa¨ªs Vasco una democracia todav¨ªa m¨¢s delegativa que la de Barcelona o Madrid.
En Euskadi no existe la accountability pol¨ªtica. De ah¨ª que la vasca no sea una sociedad civil sino incivil, cuyos ciudadanos toleran como s¨²bditos tutelados las extralimitaciones de sus gobernantes, sin atreverse a pedirles cuentas por sus errores, sus fracasos o sus abusos de poder. Esto hace temer que el 13-M los electores vascos no utilicen su voto de castigo para exigir responsabilidades retrospectivas a Ibarretxe por sus flagrantes incumplimientos program¨¢ticos, como deber¨ªan hacer. Y lo m¨¢s grave es que esta incivilidad (como la llama John Keane en sus recientes Reflexiones sobre la violencia) se extiende a la pasividad con que amplios sectores sociales presencian los cr¨ªmenes que se cometen en su nombre. De ah¨ª que los nacionalistas tiendan a confundir la pacificaci¨®n con su ant¨ªtesis, que es la oferta de impunidad.
En suma, el PNV ha fracasado al dirigir la construcci¨®n nacional de Euskadi, pues lo que ha construido es una sociedad incivil. Y por eso, mientras siga en el poder, no podr¨¢ rectificar ni asumir responsabilidades, pues, como Gonz¨¢lez al final de su ejecutoria, s¨®lo sabr¨¢ ejercerlo tratando de justificarse. De ah¨ª que la necesaria reconstrucci¨®n civil de Euskadi exija expulsarle del poder. ?Quiere esto decir que la ¨²nica soluci¨®n para el 14-M ha de ser una coalici¨®n entre PP y PSE? No necesariamente, pues tambi¨¦n servir¨ªa que cualquiera de ambos gobernara en solitario, aunque quiz¨¢ con independientes de reconocida autoridad moral, siempre que lo apoyasen desde fuera los firmantes de un pacto de investidura basado en el Estatuto y la Constituci¨®n. Y este pacto podr¨ªan firmarlo incluso los nacionalistas moderados, pues una vez fuera de Ajuria Enea ya estar¨ªan en condiciones de rectificar.
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