El Pa¨ªs Vasco visto desde Catalu?a
Con la campa?a electoral de las elecciones auton¨®micas vascas ya definitivamente iniciada tras largos meses de una precampa?a tan extensa como intensa, cargada de descalificaciones entre unas y otras formaciones pol¨ªticas, y siempre con la amenaza terrorista de ETA pendiendo sobre gran parte de la sociedad vasca y asimismo sobre el conjunto de la sociedad espa?ola, tal vez parezca sobrante volver a insistir sobre la tan tra¨ªda y llevada cuesti¨®n vasca. Pero es que en Catalu?a es ¨¦sta una cuesti¨®n de permanente actualidad, en gran parte debido a que amplios sectores pol¨ªticos e intelectuales de Catalu?a tienden a comparar ambas sociedades, o cuando menos a intentar tejer algunos paralelismos entre ambas, cuando la realidad del Pa¨ªs Vasco y la de Catalu?a muy poco o nada tienen que ver, por fortuna para quienes vivimos en Catalu?a.
En especial desde el asesinato de Ernest Lluch, una m¨¢s entre las ya incontables v¨ªctimas de la barbarie criminal etarra, pero sin duda una de las m¨¢s significativas entre ellas, y a¨²n m¨¢s tras la gran manifestaci¨®n que tuvo lugar en el mismo centro de Barcelona con aquel tr¨¢gico motivo, parece haberse extendido entre un buen n¨²mero de pol¨ªticos e intelectuales catalanes la opini¨®n seg¨²n la cual en el Pa¨ªs Vasco nada bueno puede ocurrir sin el concurso imprescindible del PNV, y por tanto tambi¨¦n de EA, ya que ambas fuerzas pol¨ªticas concurren en coalici¨®n en las pr¨®ximas elecciones. De ah¨ª a la inmediata demonizaci¨®n de cualquier otra alternativa, y por consiguiente de cualquier posible pacto entre el PP y el PSE-PSOE, no media ning¨²n paso. Desde Catalu?a parece imposible, en efecto, cualquier tipo de acuerdo de gobierno entre el PP y los socialistas. M¨¢s que imposible, un pacto de esta naturaleza parece, visto desde Catalu?a, como algo contra natura. Pero resulta que en el Pa¨ªs Vasco las cosas resultan siempre infinitamente m¨¢s dif¨ªciles y complicadas que en cualquier otro lugar, y sin duda mucho m¨¢s que en Catalu?a.
Desde hace ya m¨¢s de cuatro largas d¨¦cadas ETA constituye un factor que distorsiona por completo la vida pol¨ªtica vasca. M¨¢s all¨¢ de los tiempos en que ETA actu¨® contra el franquismo, tras el proceso de transici¨®n a la democracia que comport¨® no s¨®lo la implantaci¨®n de una amplia autonom¨ªa sino tambi¨¦n una amnist¨ªa general, e incluso despu¨¦s de otros indultos posteriores, ETA ha seguido matando, y lo sigue haciendo a¨²n en la actualidad. Incluso tras su ¨²ltimo y muy relativo cese el fuego -?c¨®mo hablar de tregua donde no hay dos contendientes, donde s¨®lo uno de ellos mata?, ?y c¨®mo hablar de verdadero cese el fuego cuando no s¨®lo continu¨®, sino que incluso aument¨® el siempre mal llamado 'terrorismo de baja intensidad'?-, ETA ha seguido haciendo lo ¨²nico que sabe hacer, esto es matar, o cuando menos aterrorizar a todos aquellos a quienes considera sus enemigos por el solo hecho de no compartir su proyecto pol¨ªtico independentista y revolucionario.
El factor ETA distorsiona por completo la vida pol¨ªtica y social vasca. Parecen olvidarlo quienes no paran mientes en que tanto en las filas del PP como en las del PSE-PSOE son muchos los que se ven obligados permanentemente a llevar escolta. Y en mayor o menor medida todos aquellos que no se sienten ni se expresan como nacionalistas vascos partidarios de la independencia viven de forma permanente bajo la amenaza terrorista. Una amenaza en modo alguno te¨®rica sino muy real, padecida constantemente y vivida siempre con un enorme coste personal, familiar, profesional, pol¨ªtico y social, del que al menos por ahora se escapan quienes no se enfrentan de modo abierto y frontal a los terroristas.
Todo esto, unido a la subsistencia a¨²n hoy en d¨ªa de un pacto de Lizarra o Estella, que parti¨® en dos mitades irreconciliables a la sociedad vasca, -?o no prohib¨ªa dicho pacto cualquier acuerdo con fuerzas pol¨ªticas no nacionalistas?-, va a hacer absolutamente imposible lo que en buena l¨®gica pol¨ªtica ser¨ªa lo mejor para el Pa¨ªs Vasco, y por tanto tambi¨¦n para el conjunto de Espa?a: un nuevo Gobierno auton¨®mico basado en un gran pacto por la paz y la convivencia, contra la violencia terrorista y a favor del autogobierno, entre todas las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas, sin ning¨²n tipo de exclusi¨®n. Un gobierno aut¨®nomo vasco de estas caracter¨ªsticas es hoy por hoy imposible, por desgracia, pero es la ¨²nica forma pol¨ªtica capaz de sentar las bases para la definitiva resoluci¨®n del conflicto creado por la barbarie terrorista de ETA.
Esto, que desde Catalu?a nos parece tan evidente, en el Pa¨ªs Vasco es pr¨¢cticamente implanteable. Y lo es porque la sociedad vasca est¨¢ divida en dos mitades pr¨¢cticamente iguales y que cada d¨ªa parecen m¨¢s irreconciliables, con una mitad -la m¨¢s cercana a las tesis del PP y el PSE-PSOE- que se sabe a diario objetivo potencial de los terroristas, y con la otra mitad -la m¨¢s pr¨®xima a las posiciones del PNV y EA y ni que decir tiene que de EH- que no ha sido capaz a¨²n de desmarcarse definitivamente de aquellos que pol¨ªticamente apoyan a los terroristas. ?C¨®mo pedir a las v¨ªctimas en potencia de ETA que pacten pol¨ªticamente con quienes no est¨¢n dispuestos a romper ning¨²n lazo con los c¨®mplices del terrorismo? Desde la relativa comodidad de una sociedad como la catalana, y a pesar de que tambi¨¦n en Catalu?a ETA ha dejado en no pocas ocasiones su estela de muerte y terror, es muy f¨¢cil dar consejos a aquellos que en el Pa¨ªs Vasco est¨¢n amenazados de modo permanente s¨®lo por el mero hecho de no pensar, hablar y actuar como ETA quiere.
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