Bienvenidos al infierno
'Las flores de Harrison' ofrece una l¨²cida visi¨®n occidental sobre la guerra yugoslava, poco llevada al cine
Welcome to hell (Bienvenidos al infierno). Esta pintada en un muro del centro de Sarajevo saludaba a los soldados, periodistas, diplom¨¢ticos o cooperantes que llegaban, por temeridad o por necesidad profesional, a la capital bosnia durante los a?os de la guerra. Se trataba de un rasgo de humor negro que los habitantes de Sarajevo no perdieron ni siquiera en los momentos m¨¢s sombr¨ªos ni en las ¨¦pocas m¨¢s terribles del asedio. El siniestro graffiti podr¨ªa haber servido tambi¨¦n de t¨ªtulo para Las flores de Harrison, la primera visi¨®n l¨²cida y descarnada que un director occidental como el franc¨¦s Elie Chouraqui lleva a las pantallas de cine.
Estrenada en Espa?a hace apenas dos semanas tras su paso por el ¨²ltimo Festival de San Sebasti¨¢n, Las flores de Harrison mezcla elementos del cine b¨¦lico y de periodistas con una historia de amor como eje del relato. Pero, sobre todo, la mirada de la actriz Andie MacDowell representa en esta historia de ficci¨®n la angustia y la incredulidad que muchos occidentales sintieron ante el estallido de un conflicto en el centro de Europa, el primero desde la II Guerra Mundial. En busca de su marido, un periodista de la revista Newsweek y al que todos dan por muerto en el frente de Croacia en 1991, Andie MacDowell se adentra en un aut¨¦ntico infierno junto a algunos compa?eros de su pareja.
'El detonante del filme', ha se?alado Elie Chouraqui, 'ha sido una especie de verg¨¹enza, de culpabilidad y de rebeli¨®n que sent¨ª al escuchar de nuevo palabras como depuraci¨®n ¨¦tnica, campos de concentraci¨®n y refugiados'. Una actitud ¨¦tica y art¨ªstica que, al margen de cineastas como Theo Angelopoulos (La mirada de Ulises), Michael Winterbottom (Welcome to Sarajevo) o Gerardo Herrero (Territorio comanche), han mantenido pocos directores occidentales.
Ausencia de EE UU
Implicados s¨®lo al final de las contiendas yugoslavas, los norteamericanos no han prestado ninguna atenci¨®n cinematogr¨¢fica a la guerra que m¨¢s ha conmovido a Europa en el ¨²ltimo medio siglo. Conflictos endiablados -donde se han cruzado odios ¨¦tnicos, rivalidades religiosas y ansias de hegemonismo nacionalista-, las guerras yugoslavas se hallan a a?os luz de esas visiones maniqueas que el cine estadounidense ha ofrecido de Vietnam, de Corea o del desembarco en Normand¨ªa.
Ahora bien, los realizadores de la antigua Yugoslavia, que heredaron uno de los cines m¨¢s brillantes y pujantes del antiguo bloque socialista, se han ocupado del drama de su antiguo pa¨ªs, hoy dividido en cinco Estados independientes. Tanto desde el exilio, como el pol¨¦mico bosnio Emir Kusturica (Underground), como desde la sitiada Sarajevo al estilo de Ademir Kenovic (El c¨ªrculo perfecto), o bien desde la media distancia como Goran Paskalevic (El polvor¨ªn) o Milo Manchevski (Antes de la lluvia), los cineastas balc¨¢nicos han trasladado a la pantalla las claves de una horrible tragedia. Sin embargo, todas estas pel¨ªculas apenas han tenido difusi¨®n en las grandes ciudades espa?olas y s¨®lo en circuitos de versi¨®n original.
Por el contrario, Las flores de Harrison, una producci¨®n francesa con actores de proyecci¨®n internacional como la citada MacDowell, David Straithairn, Elias Koteas o Brendan Gleeson, es el relato de 'una guerra que nadie cre¨ªa que estuviera pasando', seg¨²n han explicado los responsables del filme. Con la lucidez y la honestidad de un equipo que se ha visto conmocionado por las guerras en la antigua Yugoslavia, Las flores de Harrison muestra por primera vez ante el gran p¨²blico algunas de las claves del horror, de esas calles balc¨¢nicas donde ol¨ªa a basura, cad¨¢veres y p¨®lvora.
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