Di¨¢logo de sordos
Como no cambien mucho las cosas, y no hay visos reconocibles de que puedan evolucionar, nos tememos que las relaciones entre el Partido Popular y el PSPV hasta las pr¨®ximas elecciones del 2003 van a prolongar, agudiz¨¢ndolo, el di¨¢logo de sordos al que se vienen aplicando. Cada uno atiende a su propio discurso y ¨²nicamente escucha a la otra parte para cerciorarse de que no se habla de las mismas cosas. Puro esperpento del que el observador neutral ha de deducir que, unos por otros, tenemos la casa sin barrer, entre otras conclusiones poco edificantes acerca de los pol¨ªticos que nos gobiernan.
Esta semana, el presidente Eduardo Zaplana ha lanzado un ¨®rdago de mucho cuidado. Ha propuesto nada menos que abrir el debate sobre el modelo de RTVV, que impl¨ªcitamente considera caduco, la reforma de la Administraci¨®n P¨²blica, la financiaci¨®n auton¨®mica y las infraestructuras, o la conveniencia de completarlas. Cualquiera de estos ep¨ªgrafes -y muy en especial los dos primeros- invitan a fajarse seriamente con ellos para ponerlos al d¨ªa y sacudir el peso de las ineficiencias y despilfarros que arrastran.
Sin embargo, muy al contrario de lo que parece m¨¢s sensato, los socialistas replican que de eso nada, monada. Que los asuntos prioritarios son la educaci¨®n, la sanidad, la siniestralidad laboral y la competitividad de las empresas valencianas. Esto es, harinas de otro costal con las que sin duda se pueden amasar excelentes mejoras en todos esos cap¨ªtulos gen¨¦ricamente citados, pero que en realidad son propuestas -o eso colegimos- con la ¨²nica intenci¨®n de mermar el protagonismo del adversario y dar el pego, pues no puede ser otra cosa, de que se tiene la iniciativa y que se marca la agenda pol¨ªtica. A esto se le llama, por lo visto, oposici¨®n ¨²til, el ¨²ltimo invento del PSOE.
Seamos serios, se?ores. Con todo lo expuesto a modo de asignaturas pendientes, hay tajo para lo que queda de legislatura y toda la siguiente, que va a ser un calco de ¨¦sta, si no acontece un prodigio. Queremos decir que no hay motivos notorios -otra cosa es las man¨ªas o querencias personales- para que las urnas arrojen otro resultado. Y entre otras razones ser¨¢ as¨ª porque la aludida oposici¨®n ¨²til, la del PSPV, est¨¢ por demostrar que ha recuperado sus mimbres intelectuales y pol¨ªticos, adem¨¢s de una estrategia definida, para hacer algo m¨¢s que parir ingeniosidades verbales y enrocarse en el victimismo.
Pero el PP, por su parte, tampoco debe emboscarse tras la argucia de que sus antagonistas rehuyen el desaf¨ªo. Si realmente su ¨®rdago no es un farol para deslumbrar a la galer¨ªa, lo procedente ser¨ªa que pusieran en negro sobre blanco sus ideas y criterios reformadores. Bastar¨ªa, a mi entender, que, en punto a la RTVV y a la funci¨®n p¨²blica, concretamente, formularan las cuestiones que exigen ser abordadas para revisar los modelos vigentes. Porque imaginamos que, antes de tirar de la manta, como han tirado, habr¨¢n reflexionado en torno a la televisi¨®n y administraci¨®n que conviene en los tiempos neoliberales que corren. Un envite en estos t¨¦rminos no permitir¨ªa que la oposici¨®n se llamase a andana, se saliera por peteneras reclamando otros focos de inter¨¦s o se dedicase a ejercer de Pepito Grillo sin entrar al trapo de estos problemas candentes.
Pero no se necesita echar mano del or¨¢culo para pronosticar que este di¨¢logo de sordos evolucionar¨¢ hacia un di¨¢logo de besugos, dicho esto con el respeto debido para no merecer la reprobaci¨®n de los populares ni las iras de los compa?eros m¨¢rtires. La ¨²nica opci¨®n es que el PP se ponga el mono de faena y emprenda las reformas que dice auspiciar, e incluso las que proclama su antagonista, sin olvidar la ordenaci¨®n del territorio, que tanto una como otra formaci¨®n pol¨ªtica han soslayado. Un impulso tan inesperado, como necesario, contribuir¨ªa mucho a restaurar la confianza en la llamada clase pol¨ªtica.
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