?rdago a pares
EL ARRANQUE de la campa?a electoral vasca estuvo artificialmente dominado por el desaf¨ªo de Ibarretxe a Mayor Oreja para celebrar un debate cara a cara ; pese a las reclamaciones de Redondo, Otegi y Madrazo, el palad¨ªn del PNV se neg¨® a invitarles a esas justas dial¨¦cticas. La discusi¨®n abstracta sobre los beneficios democr¨¢ticos de ese tipo de debates (los usos de los sistemas presidencialistas no son trasladables de manera mec¨¢nica a los reg¨ªmenes parlamentarios) dif¨ªcilmente puede alcanzar resultados concluyentes: la experiencia muestra que los candidatos lanzan, aceptan o rechazan esos desaf¨ªos en funci¨®n exclusivamente de sus intereses electorales.
Metido contra su voluntad en los cuernos de un afilado dilema, Mayor ten¨ªa que elegir entre la peste y el c¨®lera: o bien aceptaba el cara a cara (en cuyo caso los comicios quedar¨ªan polarizados entre nacionalistas y populares en perjuicio de los socialistas), o bien rechazaba la envenenada oferta (siendo tachado entonces de cobarde). El candidato del PP opt¨® por la salida menos mala y condicion¨® el debate a la inclusi¨®n del candidato socialista en su marco o a la celebraci¨®n de un encuentro paralelo entre el lehendakari y Redondo. La reacci¨®n -descontada-de Ibarretxe fue acusar a Mayor de haber actuado 'como los malos jugadores de mus, que pegan ¨®rdagos con malas cartas'. En su libro Gu¨ªa para orientarse en el laberinto vasco (Temas de Hoy, 2000), bromea Mario Onaind¨ªa con la idea de que la pol¨ªtica nacionalista se mueve en los par¨¢metros del mus ('las grandes aportaciones de los vascos a la cultura occidental son los jesuitas y ese juego de cartas'). Dispuestos siempre a ganar la partida sin mostrar los naipes, los dirigentes del PNV intimidan al adversario para que se declare derrotado sin presentar batalla. Las habilidades ventajistas de los jugadores de mus est¨¢n siendo utilizadas por los nacionalistas en esta campa?a no s¨®lo para obtener rentas pol¨ªticas de la amenaza de ETA, sino tambi¨¦n para sacar provecho de cualquier conflicto.
La estrategia de tensar primero la cuerda para beneficiarse luego de su posterior aflojamiento se hizo patente, por ejemplo, en la meditada decisi¨®n nacionalista de presentar a la coalici¨®n electoral PNV-EA en Guip¨²zcoa bajo un r¨®tulo distinto del nombre utilizado en Vizcaya y ?lava. Esa ingeniosa triqui?uela satisface formalmente las condiciones requeridas por el reglamento de la C¨¢mara de Vitoria para que los dos partidos coligados puedan constituir en la pr¨®xima legislatura grupos parlamentarios independientes y tener de ese modo voz propia y (tambi¨¦n de pan vive el hombre) mayores ingresos. La estratagema llevaba aparejado, sin embargo, el riesgo de perder presencia en los espacios electorales gratuitos de los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n, que asignan la m¨¢xima cuota posible de ocupaci¨®n a los partidos y coaliciones que se presentan en los tres territorios; ni siquiera los habituales improperios victimistas contra Madrid eran utilizables en este caso, ya que la exigencia hab¨ªa sido fijada por una ley del Parlamento de Vitoria aprobada con los votos nacionalistas. Aunque la Junta Electoral Vasca recort¨® primero el acceso gratuito de la coalici¨®n a los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n de acuerdo con esa norma, la Junta Central revoc¨® despu¨¦s esa decisi¨®n: de este modo, los nacionalistas hicieron el pleno y ganaron a la vez el ¨®rdago a la chica (los espacios publicitarios de campa?a ) y el ¨®rdago a la grande (los grupos parlamentarios por separado).
Antes de la disoluci¨®n de la anterior legislatura, el Gobierno de Ibarretxe realiz¨® tambi¨¦n una piller¨ªa propia de los veteranos jugadores de mus propensos a apuntarse alg¨²n amarrako de m¨¢s en las cuentas: pocas semanas antes de convocar a los ciudadanos a las urnas, los nacionalistas modificaron en la C¨¢mara de Vitoria las reglas de juego electoral a fin de de rebajar el umbral de los votos necesarios para tener representaci¨®n parlamentaria (desde el 5% al 3%) y aumentar de ese modo las oportunidades de IU en perjuicio (directo) del PSOE y beneficio (indirecto) de PNV-EA.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.