<i>Empate</i>
Como si hubiera sido dise?ado por un ordenador empe?ado en mantener la incertidumbre hasta el ¨²ltimo momento, el sondeo sobre las elecciones vascas que hoy publica EL PA?S pronostica un equilibrio casi milim¨¦trico entre las fuerzas nacionalistas y las no nacionalistas; ese equilibrio podr¨ªa romperlo Izquierda Unida, pero ya ha dicho Madrazo que no respaldar¨¢ ninguna f¨®rmula frentista, sea de nacionalistas o de no nacionalistas. Luego hay que esperar para conocer el desenlace. Eso no significa que no se observen cambios muy considerables en el electorado.
Tal como han rodado las cosas, la medida del ¨¦xito o fracaso de las opciones que se enfrentan ser¨¢ la posibilidad de seguir gobernando (para los nacionalistas) o de sustituir a ¨¦stos en Ajuria Enea (para los no nacionalistas). Sin embargo, con independencia de cu¨¢l sea el desenlace en esos t¨¦rminos, el sondeo desvela movimientos electorales muy significativos. Por una parte, la polarizaci¨®n no s¨®lo estimula una participaci¨®n que podr¨ªa batir todas las marcas (en elecciones auton¨®micas), sino que favorece a las formaciones percibidas como cabeza de cada bloque: el PNV y el PP. Pero no son aumentos equiparables. Los populares crecen, sin que se aprecie un retroceso, sino un avance moderado, del PSOE, su aliado potencial para formar Gobierno, mientras que el PNV-EA crece sobre todo a costa de EH, sin cuyo respaldo Ibarretxe no habr¨ªa sido investido lehendakari en 1998, ni seguramente podr¨¢ ser investido a partir del 13 de mayo.
La tregua permiti¨® a EH ganar casi 60.000 votos, pero ahora podr¨ªa perder m¨¢s de 70.000: el an¨¢lisis confirma que, incluso en el radicalismo independentista, la violencia es un lastre y recibe castigo electoral. Hasta un tercio del electorado de EH estar¨ªa dispuesto a pasarse al PNV-EA, algo que no hab¨ªa ocurrido hasta ahora. Ello parece indicar el acierto de quienes, desde el PNV, propugnaron la coalici¨®n con EA, pese al riesgo de perder votos moderados por las concesiones program¨¢ticas forzadas por el socio. Su alianza convierte al PNV-EA en un poderoso im¨¢n capaz de atraer esos votos descontentos de EH, que en otras ocasiones se hab¨ªan ido a la abstenci¨®n. Y la polarizaci¨®n parece relativizar el efecto de la radicalizaci¨®n program¨¢tica.
Sin embargo, se trata de una opci¨®n que estrecha el margen de maniobra de Ibarretxe con vistas al objetivo principal: garantizarse su presencia al frente del Gobierno vasco. Un partido con programa soberanista, y que ha recabado y recogido una parte del voto de EH, dif¨ªcilmente podr¨¢ pactar con los socialistas, por m¨¢s que esa f¨®rmula, la de una coalici¨®n con el PSOE, sea la preferida por los electores del PNV y de EA (y tambi¨¦n, por escaso margen, por los del PSOE).
Una de las inc¨®gnitas de estas elecciones es la de comprobar si el nacionalismo recuperar¨ªa las posiciones anteriores al fracaso de la radicalizaci¨®n soberanista iniciada a mediados de los noventa y que culmina en Lizarra. La respuesta es que no parece probable. En 1990, los nacionalistas ten¨ªan 50 esca?os, el doble que los no nacionalistas; el nacionalismo institucional (sin contar a HB) ten¨ªa 12 esca?os m¨¢s que los partidos no nacionalistas. Todav¨ªa en 1998 la relaci¨®n era de 41 a 34. Ahora ser¨ªa de empate a 37. Ello no significa un derrumbe del nacionalismo, pero s¨ª que enfrente tendr¨¢ una alternativa capaz de disputarle el poder en vez de un conjunto de fuerzas dispersas; y que, a la vez, no le bastar¨¢ ya al nacionalismo la abstenci¨®n de EH para seguir gobernando.
Es muy posible que, de confirmarse los resultados adelantados por el sondeo, haya un lehendakari no nacionalista, aunque sin mayor¨ªa absoluta y obligado por ello a buscar acuerdos con la oposici¨®n. Sobre todo si Ibarretxe cumple su promesa de no pactar con EH mientras no se desmarque de ETA. El PNV conservar¨ªa la primera posici¨®n, pero perder¨ªa el Gobierno. El experimento de radicalizaci¨®n soberanista habr¨ªa terminado con el nacionalismo en la oposici¨®n, y EH, en su nivel m¨¢s bajo desde su aparici¨®n. Pero un sondeo es s¨®lo un sondeo, especialmente en Euskadi.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.