Calidad y rendici¨®n de cuentas, por adelantado

El Programa Plurianual de Financiaci¨®n de las Universidades Valencianas (PPF) para el periodo 1999-2003, siguiendo las directrices marcadas por el Libro Blanco contempl¨® la puesta en marcha de un sistema de financiaci¨®n complementario ligado a la consecuci¨®n de objetivos que mejoraran la calidad y la gesti¨®n universitaria. Este reto paralelo fue una exigencia que se marcaron las propias universidades valencianas, convirti¨¦ndose, as¨ª, en pioneras respecto al resto de campus espa?oles de un sistema basado en la 'lealtad a criterios objetivos' y una 'sana competencia'.

Ambos programas -el de financiaci¨®n ordinaria y por objetivos- fueron concebidos y dise?ados por los propios equipos econ¨®micos y gerentes, fundamentalmente de la Universidad de Valencia y de la Polit¨¦cnica. De esta forma, el PPF se firm¨® ocho d¨ªas antes de las elecciones auton¨®micas de junio de 1999 en un acto al que la Consejer¨ªa de Hacienda, dirigida entonces por Jos¨¦ Luis Olivas, dio sobrada difusi¨®n e incorpor¨® r¨¢pidamente al cartel electoral de logros del primer gobierno del PP.

La foto de la aplicaci¨®n del programa de financiaci¨®n por objetivos, sin embargo, a¨²n espera el marco id¨®neo. Cuando est¨¢n a punto de cumplirse los dos a?os de aquel compromiso adquirido por la entonces directora general de Universidades, Carmen Martorell -que inici¨® la andadura encargando la elaboraci¨®n de la tabla de criterios a primar- el desarrollo sigue en ascuas. La entrada de Salvador Forner, al frente de la direcci¨®n que dej¨® Martorell, ha paralizado durante el resto de 1999, todo el 2000 y parte del 2001, la concreci¨®n de los indicadores a los que pod¨ªan acogerse las universidades para competir por un 10% m¨¢s de su financiaci¨®n ordinaria.

Durante estos dos primeros a?os de PPF, el modelo por objetivos -el m¨¢s atractivo, desde el punto de vista de la sociedad; el m¨¢s aplaudido por el resto de universidades espa?olas, y el m¨¢s vendido por el Consell en las reuniones de la Conferencia Sectorial de consejeros auton¨®micos de Educaci¨®n- se ha financiado bajo m¨ªnimos. Es decir, con la partida 'fija' de 1.190 millones que se incluye anualmente dentro de los presupuestos ordinarios que destina la Generalitat Valenciana al sistema universitario. La posibilidad de desarrollarla al m¨¢ximo, en base a varios indicadores con los que medir el grado de cumplimiento de objetivos de calidad en 7 ¨¢reas [docencia, I+D+I, empleo, gesti¨®n, cultura y deportes] para rentabilizar al m¨¢ximo el modelo que permite un tope de poco m¨¢s de 5.000 millones, est¨¢ por ahora lejos de alcanzarse. Forner ha llegado, incluso, a reconocer a este peri¨®dico que 'el modelo es muy complicado' y que no le interesa.

Pese a esta conyuntura, y al elevado d¨¦ficit acumulado por la Generalitat durante el primer quinquenio de gobierno del PP, los cinco vicerrectores y los gerentes han cerrado ya un documento llamado Sistema para la aplicaci¨®n de la Subvenci¨®n Adicional Condicionada por Objetivos. El modelo de criterios objetivados para repartir otros 1.500 millones m¨¢s adicionales a los 1.190 fijos, recoge 19 indicadores para aumentar la calidad que, de entrada, las universidades valencianas ya han aplicado en sus respetivos campus durante los ejercicios de 2000 y 2001. Aunque cada una de ellas ha optado por enfatizar unos u otros aspectos para diferenciarse y poder ir imprimiendo un sello espec¨ªfico y propio de cara a la implantaci¨®n del distrito abierto, que fomentar¨¢ la movilidad de los estudiantes para que estudien en otra autonom¨ªa distinta a su lugar de residencia sin restricciones y elijan su carrera en funci¨®n de que la oferta sea m¨¢s o menos atractiva.

Competencia y calidad se imponen en este nuevo escenario de mayor movilidad de los estudiantes, y conscientes de ello, las universidades valencianas est¨¢n haciendo sus deberes. As¨ª las cosas, el tan cacareado discurso del gobierno de Zaplana -adoptado recientemente por el propio presidente Aznar, en Valencia- indica a todas luces que las universidades valencianas no s¨®lo 'rinden cuentas a la sociedad' a la que sirven, sino que, adem¨¢s, lo han estado haciendo 'por adelantado'. El documento detalla los 19 objetivos [seleccionados de entre un listado de 69 indicadores] que las cinco universidades p¨²blicas sienten que est¨¢n ya preparadas para abordar y competir, por tanto, por una mayor financiaci¨®n en funci¨®n de los resultados demostrables.

El aumento del rendimiento discente de los alumnos, cuyo objetivo es que los estudiantes aprueben el mayor n¨²mero posible de asignaturas matriculadas, es uno de los indicadores m¨¢s valorados por todas las universidades (con un 10) ya que les permitir¨¢ conocer el nivel de conocimiento adquirido para mejorar la metodolog¨ªa docente, adecuar planes de estudio o motivar a los alumnos. Junto a este indicador figuran tambi¨¦n el inter¨¦s por mejorar el aumento de la movilidad de estudiantes (es decir, fomentar el ¨ªndice de estancia en el extrajero de los estudiantes en programas internacionales de intercambio) y el incremento de recursos destinados espec¨ªficamente a ampliar la capacidad de contrataci¨®n de doctores a tiempo completo contratado, lo que mejorar¨ªa la calidad de la docencia.

La docencia es a rengl¨®n seguido el objetivo m¨¢s valorado por todas, con un 9, junto a la promoci¨®n del biling¨¹¨ªsmo, la implantaci¨®n de t¨¦cnicas avanzadas de gesti¨®n y de contabilidad anal¨ªtica, para hacer m¨¢s eficaz la gesti¨®n universitaria y la publicaci¨®n de un ¨ªndice de resultados en investigaci¨®n, ocupan el segundo escal¨®n de prioridades. La adaptaci¨®n de la oferta de estudios a la demanda laboral, la mejora de los idiomas y la inform¨¢tica, la capacidad de contrataci¨®n de becarios y el incremento de las tasas de empleo de titulados el primer a?o (puntuadas con un 8), se sit¨²an en esta primera fase en un tercer escal¨®n.