Esplendor
C¨®rdoba fue el mundo. La exposici¨®n El esplendor de los omeyas cordobeses, en Medina Azahara, es ocasi¨®n para celebrarnos. La Junta de Andaluc¨ªa, desde la Consejer¨ªa de Cultura, al hacer posible esta exposici¨®n, ha hecho algo m¨¢s que traer muestras de la C¨®rdoba de los omeyas: nos ha puesto en trance de vernos en lo que fuimos; en trance de reivindicarnos en esos or¨ªgenes, como nos reconocemos en otros. Esa historia nos la robaron, nos la contaron como ajena, nos hicieron sentir a quienes eran nuestros como extranjeros invasores. Nos deben esa parte de nuestra historia como nuestra y no como nos la ense?aron, por eso la ocasi¨®n deber¨ªa ser una obligaci¨®n de ir a C¨®rdoba para celebrar el encuentro con un pasado que no puede m¨¢s que hacernos sentir orgullosos de quienes habitaron esta tierra en la que despu¨¦s nos crecieron tantas carencias. La C¨®rdoba de Abderraman III era el mundo, y Medina Azahara la muestra de que aquel califa cre¨ªa en la eternidad de lo que los hombres pueden levantar con sus propias manos. El levant¨® Medina Azahara que, como so?aba, le sobrevivi¨®, y ya sabemos que le sobrevivir¨¢ por los siglos de los siglos. Su poder le permiti¨® su gloria, pero no todos los que acumulan poder son capaces de la gloria, por eso el terrible y sin embargo tolerante monarca omeya es tan admirable y su obra mueve al orgullo a quienes, por fin, podemos rescatarla como definitivamente nuestra. Vayan a C¨®rdoba, paseen por Medina Azahara, vuelvan a C¨®rdoba, a la Mezquita, y disfruten. Dicen que el presidente de Siria, cuyo encuentro en la tierra de los califas, con los Reyes de Espa?a -ha sido la imagen del sue?o de un encuentro largamente debido- no quer¨ªa abandonar la Mezquita de C¨®rdoba, admirado, asombrado, embelesado qued¨® el presidente Bachar el Asad...
Vayan a C¨®rdoba, d¨¦nse un ba?o de historia, de la mejor historia, del momento hist¨®rico m¨¢s rico, m¨¢s pre?ado de cultura y esplendor, y si¨¦ntanse orgullosos de ser andaluces, de descender de califas, de ser, adem¨¢s de todo lo que s¨ª nos ense?aron, todo lo que nos arrebataron. La muestra, el recuerdo, la certeza, est¨¢ a un suspiro de C¨®rdoba, suspiro del moro, por supuesto: en Medina Azahara, la de Abderraman, la de Al Hakam, la de los libros, la del esplendor andalus¨ª...
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