Albert Hirschman rinde tributo a Ernest Lluch al ser doctorado en Madrid
La Complutense honra tambi¨¦n a los polit¨®logos Giovanni Sartori y Robert A. Dahl
El prestigioso economista Albert O. Hirschman, de la Universidad de Yale, fue investido ayer doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) junto a los eminentes polit¨®logos Robert A. Dahl (Yale) y Giovanni Sartori (Columbia y Florencia). Durante su discurso, ¨ªntegramente en castellano, Hirschman record¨® a su viejo amigo Ernest Lluch, asesinado por ETA el pasado 22 de noviembre. 'Mi m¨¢ximo pesar por su p¨¦rdida', dijo Hirschman al terminar su alocuci¨®n, en la que record¨® c¨®mo Lluch le invit¨® a pasar unas semanas en Espa?a cuando era rector de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Santander (UIMP).
La intervenci¨®n del economista fue muy aplaudida por los asistentes al acto, que se celebr¨® en el Sal¨®n de Grados de la Facultad de Medicina de la UCM y fue presidido por el rector, Rafael Puyol, con la asistencia de la ministra Pilar del Castillo y el secretario de Estado de Educaci¨®n y Universidades, Julio Iglesias de Ussel. Puyol destac¨® que Hirschman ha regenerado el lenguaje econ¨®mico poniendo el acento en 'los ciclos en que la sociedad pierde la pasi¨®n y el compromiso por el capitalismo'.
La triple investidura fue una bonita mezcla de idiomas, humor y saber. Juli¨¢n Santamar¨ªa, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Ciencias Pol¨ªticas, traz¨® la doble semblanza de Dahl y Sartori, 'dos seductores, dos pioneros en pensar la pol¨ªtica y los problemas de la democracia desde ¨®pticas s¨®lidas y emp¨ªricas. Dahl, a trav¨¦s de una actitud interrogativa, queriendo resolver la ecuaci¨®n entre la igualdad democr¨¢tica y las desigualdades del capitalismo, el desajuste entre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica; y Sartori, desde una postura contundente, delimitando lo real y lo irreal, polemizando fren¨¦ticamente y poniendo punto final'.
El rector de la UCM, que entreg¨® a Hirschman, Dahl y Sartori los birretes laureados, los anillos, los guantes blancos y el Libro de la Ciencia, destac¨® que 'pocos han contribuido como ellos a la tarea de documentar los riesgos, fundamentar la cr¨ªtica y vacunarnos a todos contra el imperio de la estupidez'. Puyol subray¨® que Dahl 'acu?¨® el t¨¦rmino poliarqu¨ªa en 1971 para llamar a las cosas por su nombre y para no da?ar el viejo ideal democr¨¢tico con otras contaminaciones que lo convierten en un espejismo'. 'Le honra tambi¨¦n la apuesta que tuvo que hacer en su d¨ªa entre la democracia real y la democracia formal', a?adi¨® Puyol, que agradeci¨® al polit¨®logo 'su infatigable esfuerzo por acotar los mejores y m¨¢s convenientes escenarios para la democracia, por sus valientes duelos con la mixtificaci¨®n, por su honestidad intelectual y su empe?o en trazar caminos para una buena sociedad'.
Las buenas intenciones
Sobre Sartori, autor de obras como Homo videns o la reciente y pol¨¦mica La sociedad multi¨¦tnica (que se presenta ma?ana en Madrid con un di¨¢logo entre el autor y Fernando Vallesp¨ªn: en el C¨ªrculo de Bellas Artes a las 20.00), el rector resalt¨® 'su indeclinable vocaci¨®n cr¨ªtica', que ha sabido 'domesticar buena parte de las claves de este mundo'.
Sartori habl¨® en clave weberiana y maquiavelista para resaltar que 'la pol¨ªtica de las buenas intenciones se convierte en una mala ¨¦tica de la irresponsabilidad'. 'Hay que exigir a los pol¨ªticos una ¨¦tica de la responsabilidad, no una ¨¦tica de los principios', concluy¨® Sartori. 'El pol¨ªtico que se basa en los principios no deber¨ªa ser aceptado por la sociedad. Hay que tener siempre en cuenta las consecuencias de esos principios. Las intenciones son s¨®lo pr¨¦dica. La ¨¦tica requiere esfuerzo y saber. Los caminos del infierno est¨¢n llenos de buenas intenciones'.
Babelia
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