13-M
Cuando se escriba la historia de la democracia espa?ola con la pertinente distancia y perspectiva no podr¨¢ mantenerse en pie tesis alguna que quiera minimizar los efectos persistentes y perniciosos que la violencia desplegada a prop¨®sito del conflicto pol¨ªtico que las diferentes interpretaciones de la identidad vasca ha ocasionado. Varias generaciones se han hecho adultas paralelamente a una incesante y recurrente apuesta por la muerte por parte de un sector pol¨ªtico cuya irreductibilidad se traduce en un estado de cosas donde su derrota y minimizaci¨®n se anuncian peri¨®dicamente, para verse desmentidas al poco tiempo por la cruda realidad. Con esa violencia se han intentado soluciones diversas: la amnist¨ªa, un frustrado intento de golpe de Estado, la guerra sucia, los pactos pol¨ªticos para su aislamiento, la negociaci¨®n directa, la persecuci¨®n implacable, el encarcelamiento de activistas y de su llamado entorno pol¨ªtico, la descalificaci¨®n ¨¦tica y moral, y, finalmente, la destilaci¨®n de una peligrosa y consciente confusi¨®n a prop¨®sito de las circunstancias que la mantienen, reproducen y permiten su luctuosa operatividad: el exceso dial¨¦ctico que se ha apoderado de buena parte de la opini¨®n p¨²blica espa?ola a cuenta de la congoja intolerable que produce cada nuevo asesinato de ese ej¨¦rcito clandestino cuyo objetivo confesado es arrodillar al Estado espa?ol ante la independencia del conjunto de Euskalherria. Mientras la identificaci¨®n del mal se circunscribi¨® a quien realmente lo encarna, durante el tiempo en que llegamos a comprender di¨¢fanamente que el problema estaba en ETA y en ning¨²n sitio m¨¢s, despu¨¦s de asistir a la panoplia de soluciones, terapias y acciones que el poder democr¨¢tico aplicaba a ese tumor que enferma la calidad y despliegue de la democracia espa?ola, vemos ahora impotentes como adem¨¢s de no atajar el siniestro oficio de la muerte, el argumentario ha dado un salto espectacular convirtiendo a todo el nacionalismo vasco no en responsable por omisi¨®n, sino en c¨®mplice directo del aquelarre de cr¨ªmenes que comete ETA. Y ha sido entonces cuando quienes detestamos sin fisuras los cr¨ªmenes de ETA nos vemos decepcionados por la sorprendente incapacidad de la democracia espa?ola para imponerse con la verdad y la superioridad moral sobre los violentos, pues recurrir a la descalificaci¨®n y criminalizaci¨®n de todos los programas de construcci¨®n nacional en Euskadi independientemente de su relaci¨®n directa o indirecta con las posiciones violentas e irredentas constituye una muestra de debilidad, cuando no de consecuencia nociva de una espiral dial¨¦ctica que ha conducido a la confusi¨®n de siglas y personas en un mismo precepto del C¨®digo Penal. Colocar a EH, PNV, EA y EB en la misma cesta donde est¨¢ ETA es m¨¢s que un error estrat¨¦gico del PP y del PSOE de cara a las elecciones del 13-M: es una muestra de torpeza y reduccionismo irresponsable. Despu¨¦s de tantos a?os de errores y fracasos contra el terrorismo, sabiendo que en ellos reside una parte de la derrota en varios tiempos del PSOE, el PP se desliza ahora, al alim¨®n con el PSOE, hacia una nueva confusi¨®n donde se ofende gratuitamente la dignidad de los nacionalistas dem¨®cratas de los diferentes pueblos de Espa?a confundiendo el leg¨ªtimo clamor en favor de la vida y la libertad en una pesadilla indiscriminada dirigida contra las ideas. Espero y deseo que el 13-M sirva para despejar dudas y liberar de su tr¨¢gico error a esa deliberada confusi¨®n.
vicentfranch@eresmas. net
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