El 'padre' de la bomba H aclara qui¨¦n la dise?¨® en 1951
Tras sufrir un ataque cardiaco, Edward Teller se sienta con un amigo y graba su versi¨®n sobre la historia secreta de la bomba de hidr¨®geno. 'Aquel primer dise?o', dice, 'fue obra de Dick Garwin'. Teller, que ahora tiene 93 a?os, no cede los laureles al esclarecer a qui¨¦n pertenece el m¨¦rito de la bomba, es una gloria que reclama para s¨ª mismo. Pero describe c¨®mo una idea en bruto se convirti¨® en la m¨¢s pavorosa arma. El testimonio de Teller -lo hizo en 1979 pero sale a la luz ahora- da un nuevo giro a una disputa que ha sacado de quicio a historiadores y cient¨ªficos durante a?os: ?A qui¨¦n se deber¨ªa conceder el cr¨¦dito por el dise?o de la bomba de fusi¨®n?
El testimonio pretend¨ªa menospreciar a Stanislaw Ulam, rival de Teller y ya fallecido, y destacar a Richard Garwin, entonces un joven cient¨ªfico que posteriormente se enfrent¨® con Teller. The New York Times ha obtenido la transcripci¨®n de aquellas grabaciones gracias a George A. Keyworth, el amigo con quien Teller comparti¨® sus recuerdos. El reconocimiento de Garwin es sorprendente porque no se le ha reconocido nunca un papel importante en el dise?o de la bomba.
Teller, una figura muy controvertida, jug¨® papeles clave en la invenci¨®n de las bombas at¨®mica (de fisi¨®n) y de hidr¨®geno (de fusi¨®n), y en la destrucci¨®n de la carrera de J. Robert Oppenheimer, quien, durante la II Guerra Mundial, dirigi¨® el laboratorio Los ?lamos (Nuevo M¨¦xico) en el que se hizo la bomba at¨®mica. Pero despu¨¦s Oppenheimer cuestion¨® la moralidad de concebir un arma m¨¢s poderosa a¨²n y, en plena paranoia anticomunista de la era McCarthy, el Gobierno de EE UU le retir¨® el permiso para trabajar en temas relacionados con la seguridad nacional
Teller fue h¨¦roe de los conservadores y criticado por los liberales como el modelo del doctor Strangelove, el cient¨ªfico loco obsesionado con la destrucci¨®n masiva de la pel¨ªcula de Stanley Kubrick de 1964 ?Tel¨¦fono Rojo? Volamos hacia Mosc¨².
Garwin, ten¨ªa 23 a?os cuando trabaj¨® durante el verano de 1951 en el mismo laboratorio de Nuevo M¨¦xico. Despu¨¦s, fue varias veces asesor gubernamental en temas de espionaje y armamento. Ahora, en una entrevista, comenta que Teller tuvo raz¨®n al incluirle entre los dise?adores de la bomba. 'Es el tipo de cosas que hago bien', dice refiri¨¦ndose a conjuntar la teor¨ªa, los experimentos y la ingenier¨ªa. Pero a?ade: 'Si pudiera agitar una varita m¨¢gica para hacer desaparecer la bomba H y la era nuclear, lo har¨ªa'.
Teller, f¨ªsico te¨®rico, fue un ardiente defensor de la Guerra de las Galaxias de la Administraci¨®n de Reagan. Si su versi¨®n sobre la bomba H es correcta, ¨¦l y Garwin fueron la clave de uno de los m¨¢s siniestros inventos de todos los tiempos. Teller hab¨ªa sido el palad¨ªn de ese objetivo desde principios de los a?os cuarenta, antes de que la bomba at¨®mica fuera una realidad. Su idea era usar las altas temperaturas de una bomba de fisi¨®n para provocar la fusi¨®n del hidr¨®geno y generar una explosi¨®n incluso mayor de energ¨ªa nuclear. Pero nadie en Los ?lamos sab¨ªa c¨®mo hacerlo.
La disputa sobre la bomba se remonta a la conversaci¨®n que mantuvo Teller a principios de 1951 con Ulam, matem¨¢tico de Los ?lamos. De ah¨ª surgi¨® un plan. La idea, llamada implosi¨®n radiactiva, era hacer un gran recipiente cil¨ªndrico con la bomba at¨®mica en un extremo y el combustible de hidr¨®geno en el otro. El estallido de la bomba proporcionar¨ªa radiaci¨®n con presi¨®n suficiente para comprimir y encender el hidr¨®geno.
No se sab¨ªa si la idea funcionar¨ªa y los an¨¢lisis se demoraban debido al enfrentamiento entre Ulam y Teller y a los debates en el laboratorio acerca de si era ¨¦tico e inteligente construir una bomba de hidr¨®geno, dada su potencialmente ilimitada potencia. Garwin, joven estrella del laboratorio de Enrico Fermi en la Universidad de Chicago, lleg¨® a Los ?lamos en mayo de 1951. Recuerda que Teller le habl¨® de la nueva idea y le pidi¨® que dise?ara un experimento para demostrar que funcionar¨ªa, algo que no lograban hacer.
En julio de 1951 hab¨ªa hecho un esquema preliminar y sigui¨® trabajando en el dise?o hasta que volvi¨® a Chicago, en oto?o. La bomba estuvo lista a principios de 1952 y el prototipo era tan alto como un edificio de dos pisos. En noviembre de ese a?o se ensay¨®, vaporizando la isla de Elugelab, en el Pac¨ªfico, de un kil¨®metro y medio de di¨¢metro. Su potencia result¨® ser 700 veces superior a la de la bomba at¨®mica de Hiroshima.
Se han escrito muchos libros sobre la era termonuclear; la mayor¨ªa citan la rivalidad entre Teller y Ulam, pero muy pocos, o ninguno, mencionan a Garwin. En su testimonio, Teller niega que Ulam jugase alg¨²n papel en el desarrollo de la bomba H y afirma que ¨¦l s¨®lo hizo los avances te¨®ricos tras una d¨¦cada de trabajo. Entonces se lo coment¨® al alumno de Fermi. 'El primer dise?o fue hecho por Dick Garwin (...) Fue sometido a escrutinio por arriba y por abajo y finalmente se mantuvo en pie frente a toda cr¨ªtica'.
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