13 de Mayo
Nada puede alterar m¨¢s a los violentos que la recuperaci¨®n de la confianza y el acuerdo entre los dem¨®cratas.
(La confianza rota, EL PA?S, 11 de diciembre de 1999)
?ste era el resumen de mi propuesta cuando ETA decidi¨® recomenzar su campa?a de asesinatos, tras la 'tregua' negociada con el PNV en septiembre del 98. Ahora, con motivo de las elecciones en el Pa¨ªs Vasco, he ido a la campa?a para reiterar mi pensamiento, mostrando mi solidaridad sin fisuras con los compa?eros y las compa?eras del PSE que soportan, como los del PP, como todos los que no aceptan la dictadura del terror, el acoso de los violentos.
Los manipuladores de siempre han intentado introducir una infame cu?a entre mi posici¨®n y la de mis compa?eros. Si lo que pretenden es callarme, su trabajo es in¨²til, no tanto porque me sienta con derecho a decir lo que pienso, que es algo que escasea cada vez m¨¢s, sino porque creo en la obligaci¨®n c¨ªvica de hacerlo.
Treinta v¨ªctimas inocentes despu¨¦s de la ruptura de la tregua, tras el asesinato de mi compa?ero Froil¨¢n Elespe -concejal de Lasarte-, y de Gim¨¦nez Abad, presidente del PP aragon¨¦s, reitero la necesidad de acuerdo entre todos los dem¨®cratas contra esta violencia injustificable e incomprensible.
Este llamamiento, que considero una prioridad absoluta, vale, por ello mismo, para antes del d¨ªa 13 de mayo y para despu¨¦s. Vale tanto si el Gobierno es del PSE y del PP, con el PNV pasando a la oposici¨®n tras 20 a?os largos de gobierno, como si los votos de los ciudadanos consienten otra f¨®rmula.
Me resisto a creer que los que han armado un gran esc¨¢ndalo por mis palabras en Barakaldo y en Vitoria no entiendan algo tan elemental como lo que propongo como prioridad, cuando la mayor¨ªa de los vascos, cualquiera que sea su adscripci¨®n partidaria, est¨¢n de acuerdo en esta necesidad de entendimiento de los dem¨®cratas frente a la violencia y al terror. S¨®lo la mala fe y el servicio de intereses espurios pueden explicar esta desmesurada reacci¨®n.
Espero que los ciudadanos refuercen las posiciones de los que, como mis compa?eros socialistas, defienden la Constituci¨®n y el Estatuto de Gernika como marcos de convivencia que han demostrado su validez para incluir las aspiraciones de todos los dem¨®cratas, tanto si quieren ir m¨¢s lejos de sus contenidos actuales como si les parece bastante. Asimismo, espero que castiguen con rigor a los que sirven de cobertura a los violentos, a los cobardes que se amparan en la democracia para aplaudir sin riesgos las sangrientas 'haza?as' de los terroristas.
Y deseo que las urnas obliguen a una rectificaci¨®n a los dirigentes del PNV que han desbordado los l¨ªmites del Estatuto y la Constituci¨®n, como normas legitimadoras de su poder, pactando con los representantes de los violentos. Pero s¨®lo creo en un frente: el de todos los dem¨®cratas contra la violencia terrorista.
A estas alturas de mi vida, ni siquiera pretendo tener raz¨®n. Todo lo m¨¢s ejercer la obligaci¨®n de decir lo que pienso, con responsabilidad y como fruto de una larga experiencia, para evitar una deriva que puede seguir profundizando en la divisi¨®n del Pa¨ªs Vasco en dos comunidades no reconciliables.
Cuando Rodr¨ªguez Zapatero consigui¨® un acuerdo con los dirigentes del PP en la lucha contra el terrorismo, a pesar de la incomprensible resistencia de ¨¦stos, me pareci¨® que se hab¨ªa dado un paso decisivo en la recuperaci¨®n de este objetivo de unidad de los dem¨®cratas. Sin ese acuerdo, por lo que representan estas dos fuerzas, no se da la condici¨®n necesaria para esa unidad. Con este acuerdo se puede seguir avanzando en este esfuerzo para incluir a todos los que desean acabar con el terror.
Cuando Nicol¨¢s Redondo y las compa?eras y compa?eros que le acompa?an decidieron dar prioridad en su campa?a a la defensa de la Constituci¨®n y el Estatuto, como fundamentos de la convivencia democr¨¢tica, del autogobierno, de la identidad plural de Euskadi y del entendimiento entre los que rechazan la violencia, me pareci¨® coherente con lo que he dicho antes. Coincidir en esta tarea con los dirigentes y candidatos del PP, con las plataformas c¨ªvicas que se rebelan contra el terror, es natural y provechoso para ir aglutinando al mayor n¨²mero de ciudadanas y ciudadanos del Pa¨ªs Vasco en torno a un Gobierno y un Parlamento vascos que enfrenten, con todos los medios de la Constituci¨®n y el Estatuto, la violencia callejera, la extorsi¨®n y el asesinato de ETA y sus sat¨¦lites, en leal colaboraci¨®n con el Gobierno central.
Y nada de esto impide, sino que avala, mi llamamiento a todos los dem¨®cratas -naturalmente, incluidos los del PNV- a reconfigurar un frente contra la violencia, que muestre con claridad a ETA que no obtendr¨¢ ninguna ventaja pol¨ªtica del terror. Que conduzca a los violentos a perder toda esperanza de conseguir r¨¦ditos pol¨ªticos de su actuaci¨®n salvaje. Un frente que sirva de amparo a los ciudadanos inermes ante las amenazas, a las v¨ªctimas inocentes de esa violencia, sean polic¨ªas, profesores, empresarios, trabajadores, periodistas o cualquier ciudadano que 'pasaba por all¨ª'.
?Es tan dif¨ªcil de entender lo que digo?
El PNV puede estar en el Gobierno o en la oposici¨®n. Si esta doble posibilidad no existiera, algo grave estar¨ªa fallando en el sistema democr¨¢tico. Lo mismo cabe decir de socialistas y populares, aunque no sea necesario por evidente. Ambas fuerzas han estado en el poder y en la oposici¨®n.
Las combinaciones de Gobierno dependen de la voluntad de los ciudadanos y de las prioridades de las fuerzas pol¨ªticas representativas, que deciden cu¨¢les son las compatibilidades que les permiten gobernar con otro u otros partidos.
En las prioridades del PSE -defensa de la vida y la libertad, con la Constituci¨®n y el Estatuto como fundamento de la convivencia-, gobernar con el PP, que mantiene las mismas para el Pa¨ªs Vasco, es perfectamente coherente. Lo mismo que reclamar del PNV la colaboraci¨®n para los mismos objetivos, con los mismos instrumentos, sin renuncias de ning¨²n tipo.
Porque la Constituci¨®n y el Estatuto no son normas excluyentes de ninguna posici¨®n democr¨¢tica, sino la ¨²nica -repito ¨²nica- garant¨ªa de realizaci¨®n de la democracia y de la identidad plural de Euskadi. Sus contenidos son el fruto de un consenso democr¨¢tico, tanto en lo que se refiere a las competencias que se atribuyen a los poderes vascos cuanto en los procedimientos que establecen para modificar estos contenidos, en m¨¢s o en menos.
Durante a?os, hemos intentado aislar a los violentos, marcando la l¨ªnea divisoria entre los dem¨®cratas y los totalitarios en el Pacto de Ajuria Enea. Nacionalistas, socialistas, populares y comunistas estaban detr¨¢s de ese acuerdo. Estuvimos hasta el final, defendi¨¦ndolo como la f¨®rmula m¨¢s unitaria y que m¨¢s preocupaba a los violentos. Ahora tenemos que ser los primeros en recomponer la unidad de los dem¨®cratas.
Si los ciudadanos vascos, como deseo, dan a Nicol¨¢s Redondo la fuerza suficiente para gobernar, o deciden que sea oposici¨®n, su esfuerzo debe dirigirse a luchar contra la violencia, con la Constituci¨®n y el Estatuto en la mano y con la convicci¨®n de que estas normas tienen una vocaci¨®n incluyente de todos los dem¨®cratas.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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