El plan alternativo del PSOE: contradicci¨®n y desconcierto
El autor rebate las objeciones socialistas al Plan Hidrol¨®gico Nacional y defiende la preocupaci¨®n por el medio ambiente del PP, reflejada en el proyecto de trasvase del Ebro
El pasado viernes en este mismo diario, y dentro del debate que est¨¢ suscitando el Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN), aparec¨ªa un amplio art¨ªculo de los profesores Almenar y Bono, donde se sosten¨ªa que el Partido Popular est¨¢ acometiendo una 'cruzada medioambiental' para rebatir el denominado Plan Alternativo del Partido Socialista.
Aparte de su contenido, en el que me centrar¨¦ m¨¢s adelante, llama poderosamente la atenci¨®n la sensaci¨®n de desorientaci¨®n que impregna la totalidad del art¨ªculo. Expresiones como 'es digno de curiosidad', 's¨²bita preocupaci¨®n', 'aut¨¦ntica novedad', referidas a la defensa del medio ambiente por el PP, no hacen sino indicar la perplejidad de quienes se han presentado durante a?os como los abanderados de la causa ambiental.
Les molesta que digamos, desde nuestra posici¨®n, que es un plan con un fuerte contenido ambiental
No deben los autores a estas alturas, sentirse muy identificados con la pol¨ªtica ambiental desarrollada durante el largo periodo socialista, cuando se presentan a s¨ª mismos como 'catedr¨¢ticos universitarios', tras haber ocupado cargos de responsabilidad p¨²blica que, incluso en el caso del se?or Bono le llevaron a ostentar como consejero la m¨¢xima responsabilidad en este campo. Lo cierto es que esta perplejidad no es noticia y se ha manifestado en actuaciones pol¨ªticas como el gasto social, la ley de parejas de hecho, etc. que, sin ninguna raz¨®n objetiva que lo justifique, se han considerado monopolio exclusivo de las pol¨ªticas de izquierda. Apreciaci¨®n err¨®nea a todas luces.
El medio ambiente no escapa a esta falsa percepci¨®n de la realidad que tienen los miembros de la oposici¨®n, y a las cifras me voy a remitir. Frente a las 40.000 hect¨¢reas de Espacios Naturales Protegidos hasta 1995, se han a?adido 75.000 m¨¢s s¨®lo en el periodo 1995-2001. El Cat¨¢logo de Zonas H¨²medas incluye m¨¢s del doble de hect¨¢reas que el inventario que ustedes propusieron a Las Cortes en diciembre de 1989. La media anual de hect¨¢reas de bosque quemadas en las dos legislaturas del PP es cinco veces inferior a la de los ¨²ltimos treinta a?os. De los 1.500 millones invertidos en el Segura por el gobierno socialista, a los m¨¢s de 6.750 desde el 1995 hasta hoy, a los que habr¨¢ que sumar los m¨¢s de 10.000 millones previstos en el plan global de recuperaci¨®n de la cuenca, etc. ?De verdad creen los autores que esta pol¨ªtica es puro 'marketing medioambiental'?
Con el PHN tenemos m¨¢s de lo mismo. Les molesta que digamos, desde nuestra posici¨®n, que es un plan con un fuerte contenido ambiental y que va a constituirse en la garant¨ªa del perfecto estado del conjunto de nuestros ecosistemas h¨²medos. Garant¨ªa que, de llevarse a cabo las propuestas que defienden los grupos de la oposici¨®n, se ver¨ªa seriamente amenazada.
Entrando en el contenido del art¨ªculo, lo primero que sorprende es que entre todas las propuestas del PHN, s¨®lo sean tres las cuestiones que los autores califican como 'maniobras de distracci¨®n para presentar el trasvase del Ebro como soluci¨®n a todos nuestros problemas, incluidos los medioambientales'. La reducci¨®n es demasiado evidente pues se olvida de propuestas del PHN tan importantes como los programas de restauraci¨®n ambiental, los de modernizaci¨®n de regad¨ªos, los planes de saneamiento y depuraci¨®n, las medidas de compensaci¨®n ambiental o la mejora del delta del Ebro. En resumen otras 'distracciones' presupuestadas en m¨¢s de un bill¨®n y medio de pesetas frente al medio bill¨®n del trasvase. La primera de las tres cuestiones planteadas se refiere al impacto ambiental de las desaladoras, presentadas por el plan alternativo como la soluci¨®n a los d¨¦ficits finales que no se cubren con el ahorro. Resulta preocupante el car¨¢cter irrelevante atribuido por los autores a un incremento de un 2% en la demanda energ¨¦tica de la Comunidad.
Mal contribuir¨ªamos de ese modo a cumplir los compromisos internacionales adquiridos. Siguiendo el informe del profesor Olcina del Instituto Universitario de Geograf¨ªa, un exceso en estas alternativas provocar¨ªa una serie de efectos secundarios que se califican de insostenibles, tanto por el coste econ¨®mico como el ambiental. Adem¨¢s la energ¨ªa a utilizar por esas desaladoras, que los autores presentan bajo la denominaci¨®n de renovable, se produce de manera integral por diversas fuentes (unas renovables y otras no) y su consumo en red, a menos que se plantee una producci¨®n localizada, no distingue entre un kilovatio para desalar de otro destinado a la cocina de un restaurante.
Si la producci¨®n se plantea a pie de planta, es decir en la misma costa, un sencillo c¨¢lculo permite estimar entre 100 y 120 MW la potencia necesaria, lo que se traducir¨ªa en unos 200 aerogeneradores que seg¨²n los autores no parecen tener impacto alguno, por no hablar del problema a?adido del vertido de salmueras y su relaci¨®n con los ecosistemas litorales.
Aprovecho para recordar que el Plan E¨®lico Valenciano promovido por el PP, excluye la posibilidad de implantar parque e¨®licos en el litoral, precisamente por el impacto ambiental que producir¨ªan, resultando parad¨®jico que dicho plan que ha estado expuesto al p¨²blico recientemente no haya merecido una alegaci¨®n del Partido Socialista sugiriendo la posibilidad de su implantaci¨®n en el litoral. La segunda cuesti¨®n alude a nuestro compromiso para la conservaci¨®n de las zonas h¨²medas en general y de la Albufera en particular, relacion¨¢ndolos con los ahorros de recursos obtenidos tras la racionalizaci¨®n de los regad¨ªos tradicionales. La precipitaci¨®n con la que se ha improvisado el denominado plan alternativo, se ha traducido en algunos errores que de llevarse a la pr¨¢ctica comprometer¨ªan la conservaci¨®n de este importante humedal, cuya principal fuente de alimentaci¨®n, los sobrantes de riego, es calificada de 'efecto colateral'.
De esta manera, a¨²n dando por buenas las cifras de demanda ambiental global para la Albufera (otra cosa ser¨ªa el marjal de la Ribera Sur del X¨²quer), as¨ª como los referentes al cultivo del arroz, quedar¨ªa por cubrir un d¨¦ficit de 250 hect¨®metros c¨²bicos anuales que ustedes suponen obtenible de la reutilizaci¨®n de aguas residuales, los aportes naturales y algunos sobrantes del Turia.
Pues bien, ni los recursos generados de la depuraci¨®n de aguas permiten por el propio dise?o de las plantas y los compromisos existentes obtener un caudal superior a 50 hect¨®metros c¨²bico ni cabe cuantificar en m¨¢s de 75 los aportes naturales y sobrantes del Turia, con lo que estar¨ªamos ante un d¨¦ficit remanente de al menos 125 que supondr¨ªa un serio peligro para la supervivencia de la Albufera. La tercera y ¨²ltima cuesti¨®n se refiere a la situaci¨®n del Segura, cuestionando unas declaraciones del alcalde de Orihuela (que suscribo totalmente) que reclama adem¨¢s del tratamiento de todos los vertidos, un caudal ecol¨®gico que dif¨ªcilmente se puede lograr sin aportes externos. Resulta incomprensible que los autores del art¨ªculo desprecien este objetivo medioambiental con la excusa de que deben atacarse las causas de la contaminaci¨®n, cuando deber¨ªan saber que no es lo mismo depurar que mantener un caudal ecol¨®gico que supone la pervivencia de los ecosistemas fluviales y de las importantes zonas h¨²medas del sur de la Comunidad.
Como conclusi¨®n y retomando la reflexi¨®n inicial acerca del desconcierto en el que parecen sumidos los autores del referido art¨ªculo, s¨®lo quisiera decir que si algo ha caracterizado en los ¨²ltimos tiempos el comportamiento del Partido Socialista en relaci¨®n con el PHN han sido las contradicciones en las que se ha visto inmerso. Contradicciones diversas de tipo temporal y espacial. Las espaciales han quedado de manifiesto en las posturas opuestas mantenidas ya no ¨²nicamente por diferentes autonom¨ªas sino tambi¨¦n dentro de una misma comunidad. Baste como muestra la posici¨®n de Castilla-La Mancha y Extremadura en el Consejo del Agua, o el diferente discurso del PSPV seg¨²n se dirija a Alicante o Valencia. Todo esto choca con la calificaci¨®n tantas veces otorgada, acertadamente considero, al PHN de asunto de Estado. Me pregunto cu¨¢l es el sentido de reclamar un tratamiento de asunto de Estado a una determinada pol¨ªtica, sin ser capaces de ofrecer, por quien plantea tal necesidad, unidad en torno a la misma dentro de sus propias filas.
Esto es lo que ha sucedido con el PSOE y con el PSPV. Tanto uno como otro han sido incapaces de articular un mensaje claro y homog¨¦neo. Por el contrario, estos ¨²ltimos meses han sido ricos en confusiones y desmarques, entre los que destaca el llamado Plan Alternativo o contradicciones temporales como la que supone apoyar en las Cortes Valencianas el PHN el 28 de septiembre de 2000 para rechazarlo poco despu¨¦s. La filosof¨ªa que impregna el citado plan alternativo hace que nos preguntemos si no es peor el remedio que la enfermedad. Cuando el Gobierno entonces dirigido por el PSOE present¨® en 1993 un PHN que contemplaba la conexi¨®n cuasi-total de cuencas y un trasvase tres veces superior al ahora proyectado y omit¨ªa cualquier consideraci¨®n medioambiental, ?cu¨¢l fue la valoraci¨®n realizada por el Gobierno valenciano? Para los desmemoriados o simples desconocedores de la realidad de entonces digamos que el apoyo fue total. Ning¨²n responsable pol¨ªtico del PSPV, incluido el entonces consejero de Medio Ambiente, alzaron la voz frente a un plan, con un impacto ambiental tremendamente superior al ahora presentado por el PP.
Es m¨¢s, con motivo del acuerdo del Gobierno valenciano de 28 de septiembre de 1993 por el que se aprobaron las alegaciones presentadas por la Generalitat al anteproyecto del PHN, se fij¨® cu¨¢l era la posici¨®n de ¨¦sta al respecto. Posici¨®n que queda claramente reflejada en el siguiente extracto: 'Ante la imposibilidad de obtener incrementos significativos de recursos como consecuencia de la construcci¨®n de infraestructuras de regulaci¨®n, de la reutilizaci¨®n de aguas o de ahorros, la ¨²nica soluci¨®n que puede garantizar la estabilidad hidr¨¢ulica de la Comunidad pasa por la recepci¨®n de recursos externos'.
Se han equivocado pues los profesores asumiendo desde la Universidad una posici¨®n pol¨ªtica contradictoria a la vista de lo expuesto. Tal vez ello encuentre su justificaci¨®n en la incapacidad de ciertos pol¨ªticos en activo para mantener sus propias posiciones. Sirva esta cr¨ªtica para aclarar este aspecto que no debe de empa?ar en absoluto el reconocimiento y respeto a una labor docente e investigadora que, especialmente en el campo de la econom¨ªa ecol¨®gica y la ecolog¨ªa ambiental, desarrollan los autores.
Fernando Modrego es consejero de Medio Ambiente.
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