Cat¨¢logo de inconveniencias
Entre las recomendaciones que Quinto Cicer¨®n dirigi¨® a su hermano Marco Tulio, en las elecciones a c¨®nsul de Roma, estaba la siguiente: 'Adapta tus discursos a las razones por las que cada uno parece ser partidario tuyo'. Esta ley de moderaci¨®n discursiva, de maquiav¨¦lica flexibilidad, sirve para todas las democracias salvo para la vasca, aunque no por ello deba suponerse que los vascos leen a los cl¨¢sicos a¨²n menos que el resto de los mortales. Lo cierto es que en Euskadi a la hora de recoger votos predomina lo vociferante, como si fu¨¦ramos tan obtusos que s¨®lo a base de radicalidad fuera posible convencernos. En Euskadi, como se sabe, nadie pelea por la centralidad. El voto se busca en las esquinas, en los puntos extremos. Definitivamente, lo que en otros puede ser la desventaja de no leer a los cl¨¢sicos, en nosotros es la desventaja de no haber sido romanizados a fondo. Y as¨ª, esta campa?a, llena de inconveniencias, ya ha dejado algunas joyas impagables.
Euskal Herritarrok concibe (nunca mejor dicho) este p¨®ster electoral: la fotograf¨ªa de una mujer embarazada y la leyenda 'Una naci¨®n libre est¨¢ a punto de nacer'. Que la fachunga organizaci¨®n haya publicitado semejante met¨¢fora desencadenar¨¢ en el electorado muy distintos sentimientos. En mi caso, ha emergido de forma irresistible una ferviente inclinaci¨®n pro abortista que, lo confieso, jam¨¢s hab¨ªa sentido en el ¨¢mbito privado. Ante los m¨¦todos etarras, cualquier interrupci¨®n, voluntaria o involuntaria, del embarazo nacional ser¨ªa un favor a nuestro pueblo.
Casi asust¨® el mutismo de Xabier Arzalluz a lo largo de buena parte de la campa?a. ?A qu¨¦ extra?a estrategia pod¨ªa deberse tanta discreci¨®n? No resultaba plausible una motivaci¨®n electoral: quince d¨ªas de tecnocracia en versi¨®n Ibarretxe jam¨¢s podr¨ªa equilibrar esa cat¨¢strofe medi¨¢tica que representa el l¨ªder del EBB ni su clamorosa responsabilidad en la progresiva p¨¦rdida de apoyos nacionalistas, siempre imputable a su verbo irreprimible. Al final, sin embargo, apareci¨® para tranquilizar a los estrategas de comunicaci¨®n del PNV, sin duda resignados durante a?os a buscar consuelo en la historia: 'Yo no envi¨¦ mis naves a luchar contra los elementos', se habr¨¢n dicho a menudo, cada vez que el impetuoso burukide desencadena una borrasca.
Entrando en labores hermen¨¦uticas, ?Qu¨¦ quiso decir Mayor Oreja al asegurar que, con su gobierno, 'todo vasco podr¨¢ aprender euskera s¨®lo hasta el l¨ªmite que quiera'? ?C¨®mo se hace eso? Temo que en el PP se desconf¨ªa del euskera m¨¢s que de un inmigrante ilegal y que incluso dudan de que se hable con naturalidad en alguna aldea perdida. Acaso a¨²n existen en sus filas prohombres de bigote recortado que suponen que el euskera lo invent¨® Sabino Arana. No sabemos si la nueva educaci¨®n que los populares postulan para Euskadi disipar¨¢ esas tinieblas. Previsiblemente no. Por mi parte, estoy dispuesto a rebajar mi l¨ªmite de euskera (por ejemplo, a olvidar los tiempos subjuntivos), si as¨ª lo exige una mayor coherencia estatutaria.
Entre las frases delirantes, ninguna como la de Fernando Savater: 'Si las cosas no cambian el 13 de mayo, en el Pa¨ªs Vasco puede haber una guerra civil'. Asombra tanta irresponsabilidad, pero asombra sobre todo la escasa contestaci¨®n que ha recibido. Si Arzalluz hubiera formulado la misma consecuencia para el supuesto contrario habr¨ªan corrido r¨ªos de tinta y se habr¨ªan dedicado al personaje los m¨¢s denigrantes adjetivos. A Savater no le ha llegado una sola reprimenda. Esto de ser intelectual resulta bastante corsario (por aquello de la impunidad de la patente). A los pol¨ªticos, al menos, se les puede tirar de las orejas. Habida cuenta del peligro que supone su intangibilidad, hay que esperar que los intelectuales jam¨¢s gestionen nada m¨¢s all¨¢ del Instituto Cervantes.
Por su parte, una de las frases m¨¢s felices la ha pronunciado Nicol¨¢s Redondo Terreros, acusando al PNV de haber querido, a lo largo de estos a?os, formar 'buenos vascos' en vez de 'ciudadanos'. Me alegra esa c¨ªvica disposici¨®n del candidato socialista; en especial si da la vuelta la tortilla: yo, francamente, me considero un p¨¦simo espa?ol.
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