Universidad de la miseria
Si el Rey Fel¨®n le dio el cerrojazo a las universidades, el gobierno popular que se lig¨® en las urnas un absolutismo a mata caballo, s¨®lo quiere invadirlas y condenarlas a pan y agua. La ministra Pilar del Castillo que calza alma de doncella de Orleans se ha chapado de ley org¨¢nica y va a iniciar su guerra embistiendo, por error de c¨¢lculo, a los de su cofrad¨ªa, en la diana del anteproyecto de Ley de Consejos Sociales de la Generalitat. Los rectores valencianos contemplan, con cierto estupor y m¨¢s iron¨ªa, tan arriesgados malabarismos. Malabarismos que atufan a liquidaci¨®n, y en los que subyace un prop¨®sito nada sutil: apostar fuerte por las universidades privadas. Cuando se ha dilapidado el patrimonio nacional, y los chorizos se andan tan campantes, con su tajada, el territorio universitario es una tentaci¨®n y una buena tarta para los tartufos, que hozan la mano del poder. Aunque la sensibilidad social ya se alerta y empieza a sentir n¨¢useas, apenas observa c¨®mo le est¨¢n poniendo el tiesto. Los rectores valencianos han cuestionado tan flagrante contradicci¨®n entre los gobiernos central y auton¨®mico. Y Pedro Ruiz, para poner un punto de coherencia, en la confusi¨®n imperante, sugiere el cierre de la Direcci¨®n General de Universidades valenciana, por falta de g¨¦nero. Y es que inaugurar una oficina de selectividad, cuando la selectividad se volatiliza en la reforma de la LU, es cosa de echarle muchos latines.
A todo esto, la Universidad de Alicante concluy¨® el viernes un proceso electoral, entre crispaciones y mangoneos, que dej¨® en la cuneta a dos de los cuatro candidatos. Finalmente, Salvador Ord¨®?ez se llev¨® el rectorado a las aguas lustrales de la renovaci¨®n y del futuro. Mientras su oponente, el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional, despu¨¦s del vapuleo, felicitaba deportivamente al nuevo rector, aunque advert¨ªa, una vela aqu¨ª y otra all¨¢, que el equipo entrante no agotar¨ªa su mandato. Jos¨¦ Asensi paliaba as¨ª su derrota, apelando a los cambios que se prev¨¦n en las universidades. Salvador Ord¨®?ez, titular de la c¨¢tedra de Petrolog¨ªa, es s¨®lido como la materia que imparte, ecu¨¢nime y de ideas despejadas y transparentes. No en balde, en la primera y ¨²nica vuelta, ha recibido el respaldo del 77% del Claustro. Algo sin precedentes, en la Universidad lucentina.
No habr¨¢ seguidismo, como m¨¢s de uno se ha apresurado a vaticinar. Pero tampoco se va a desguazar, como m¨¢s de uno desear¨ªa a impulsos de un imp¨²dico revanchismo, nada de cuanto ofrezca perspectivas de desarrollo a la instituci¨®n acad¨¦mica y a la sociedad en su conjunto. Ah¨ª est¨¢n la Biblioteca Virtual Cervantes, el museo y el proyecto del Medpark, al que ha calificado de irrenunciable. Y, con un equipo mayoritariamente renovado, se dispone a incorporar nuevos proyectos, a mejorar la calidad docente y a promover la participaci¨®n de los alumnos, en la actividad universitaria. El rector electo lo tiene claro: el di¨¢logo es imprescindible para las relaciones con los poderes p¨²blicos, pero no olvida la autonom¨ªa universitaria, a la que pretenden meterle tijeretazos a porrillo. Lo ha dicho, con la prudencia y firmeza que caracterizan su ejecutoria: 'Defenderemos siempre la voz del Claustro y de los ¨®rganos de gobierno donde corresponda'.
Con rectores as¨ª, con claustros as¨ª, la miseria de la Universidad es asunto de quienes la asedian y se desmelenan por su conquista, control, subordinaci¨®n y hasta demolici¨®n, por intereses muy raros, aunque no por muy raros, menos perceptibles. Si pudieran transformar la universidad p¨²blica en la universidad de la miseria, le facilitar¨ªan todo el vuelo y todo el cielo a la universidad privada. Privatizar es un verbo regular, transitivo, depredador y reaccionario, cuando se conjuga con la devoci¨®n de una plegaria, con cuatro tiburones de chanchullos, como cuatro angelitos, a los pies de la cama o a los pies de la mesa del menda. Que menuda ganga.
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