Luces y sombras de 'La Farola'
La ONG Alicante Acoge responsabiliza al peri¨®dico de Mathis de traer rumanos ilegales a Espa?a
Dos montones de ropa vieja y una reja a trav¨¦s de la cual se vende La Farola es todo el mobiliario de la sede de este peri¨®dico en la calle Madera, el ¨²nico punto de contacto con sus vendedores y lectores en Madrid. La semana pasada estaba detr¨¢s de esa reja George Mathis, su fundador y propietario, un ciudadano franc¨¦s de unos 65 a?os que se neg¨® a hablar con este peri¨®dico. ?sta no es la ¨²nica peculiaridad de una publicaci¨®n cuyo supuesto fin es ayudar a los sin techo, quienes la compran a 50 pesetas y la venden despu¨¦s a 200. Como casi todo lo relacionado con La Farola, el tel¨¦fono de Mathis en Espa?a es secreto y el de su editora, Edizione Via Speranza en Tur¨ªn, no consta en Telef¨®nica internacional. Jacques, el ¨²nico miembro de la redacci¨®n con el que ha sido posible contactar, afirma que s¨®lo colabora como fot¨®grafo y que carece de informaci¨®n sobre esta publicaci¨®n. Sin embargo, varias fuentes que no han querido identificarse aseguran que Jacques es la persona que realiza la preimpresi¨®n del peri¨®dico.
Aunque desde hace un par de a?os se ven menos Farolas en las calles, de las rotativas de El Segre (L¨¦rida) salen en la actualidad entre 50.000 y 70.000 ejemplares aproximadamente cada quincena. 'Si los gastos de producci¨®n son unas 20 pesetas, a 50 el ejemplar y vendiendo 40.000 copias, Mathis puede estar ganando m¨¢s de dos millones de pesetas al mes', calcula Mikel Barturen, un periodista que ha investigado durante cinco a?os la prensa social para su doctorado en la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
En este momento La Farola la venden casi exclusivamente extranjeros. 'Con el anterior delegado del Gobierno en Madrid se empezaron a aportar datos para actuar contra Mathis', explica Elena V¨¢zquez, diputada socialista, 'tanto desde el punto de vista fiscal como en la evidencia de que trae rumanos a Espa?a de forma ilegal para explotarlos'. La ONG Alicante Acoge registr¨® el a?o pasado casos de ciudadanos rumanos que dicen haber llegado a Espa?a tra¨ªdos por La Farola. 'Se ponen en contacto con ese peri¨®dico en Francia e Italia y les dicen que con su carn¨¦ pueden moverse por Espa?a. Cuando llegan se dan cuenta de que no es cierto', explica Carlos G¨®mez Gil, presidente de Alicante Acoge. 'No quieren salir del submundo que implica: les da ingresos no controlados. Ganan entre 5.000 y 10.000 pesetas al d¨ªa vendi¨¦ndola y pidiendo limosna. De hecho muchas veces la llevan en un pl¨¢stico s¨®lo como se?uelo para la mendicidad. Los ni?os son pieza clave para la venta y por eso no los llevan al colegio'. Elena V¨¢zquez cree que con La Farola 'la mendicidad infantil ha vuelto a las calles de Espa?a'.
La Farola, que ahora se rodea de tanto misterio, cuando comenz¨® a venderse en 1994, primero en Barcelona y m¨¢s tarde en Madrid, fue acogida con entusiasmo tanto por ciudadanos como por medios de comunicaci¨®n. Recibi¨® cuantiosos premios, como el del Ayuntamiento de Barcelona de un mill¨®n de pesetas. Potencialmente era un instrumento de reinserci¨®n social que ya se hab¨ªa mostrado eficaz en EE UU y Europa. Barturen calcula que en 1996, 3.500 personas subsist¨ªan en 12 ciudades espa?olas gracias a este peri¨®dico.
El apoyo social se reflej¨® en las tiradas. Barturen afirma que en 1995 imprim¨ªa 180.000 ejemplares de media por cada n¨²mero. Los beneficios de estas tiradas no eran despreciables. 'Cuando en 1998 la polic¨ªa lo detiene, Mathis declara que se autodestina 30 millones de pesetas al a?o como propietario de la cabecera del peri¨®dico. Yo calculo que gan¨® 200 millones entre 1994 y 1997. Eso sin contar las donaciones', explica Barturen. 'Considerando que no tiene gastos fiscales ni de local (que le ced¨ªan organizaciones humanitarias) ni de distribuci¨®n, y que no hay compromiso entre empresa y vendedores, las ganacias son limpias', a?ade. Pronto se detectaron algunas de estas irregularidades y a Mathis le llovieron acusaciones de enriquecerse a costa de un peri¨®dico que era, seg¨²n su lema, 'de los pobres y hecho por los pobres'.
Denuncias
Marta Gonz¨¢lez, una abogada catalana, fund¨® la revista con Mathis. 'Me parec¨ªa una buena idea para ayudar a la gente, pero abandon¨¦ en 1995 cuando me di cuenta de que no pagaba impuestos, ni seguridad social', recuerda. En 1997 se producen varios esc¨¢ndalos que trascienden a los medios de comunicaci¨®n. 'Una quincena de empleados denunci¨® a Mathis en varias ciudades espa?olas por incumplir contratos laborales. Por otro lado, un grupo de trabajadores a cuyo nombre hab¨ªa puesto Mathis la empresa, viendo que s¨®lo acude para llevarse dinero, decide quit¨¢rsela y montar La Luz de la Farola; pero Mathis les lleva a los tribunales y, al ser propietario del copyright del peri¨®dico, los tribunales le dan la raz¨®n', explica Barturen. La pionera de las revistas de calle en Espa?a sobrevive el envite, pero queda desprestigiada y, con ella, el resto de la prensa social.
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