Marley y el ras Tafari
Oigo las canciones de Bob Marley continuamente: muri¨® hace veinte a?os y le festejan. Me lo ense?aron mis primeros hijos, de los que tanto aprend¨ª; los ¨²ltimos le siguen cantando y el machito a veces se peina como los rastafari. Cantan la libertad. Los rastafari me recuerdan su procedencia: Abisinia (Etiop¨ªa), y los italianos matando a los negros indefensos, arras¨¢ndoles. Mussolini y su tropa. El Negus hab¨ªa sido el ras Tafari, de donde el nombre de esta secta de negros de ahora. El hombre de hongo y capa negra en el exilio de Londres salv¨¢ndose de la lluvia con el paraguas que antes pon¨ªan sobre su cabeza para aislarle del cielo mientras caminaba sobre la alfombra que le separaba de la tierra, como descendiente del rey Salom¨®n y la reina de Saba: negros jud¨ªos cristianos (pero Israel no los reconoce, y los cat¨®licos les piden perd¨®n como ortodoxos ofendidos), nos inspiraba piedad.
Era nuestro precedente: los fascistas italianos que le vencieron ven¨ªan a Espa?a a acabar con nosotros. Muchos legionarios que los nuestros diezmaron en Guadalajara cre¨ªan que estaban en Abisinia. La verdad: el ras Tafari o Negus, Haile Selassie, era un dictador cruel, y lo volvi¨® a ser cuando los aliados le colocaron en su trono. Eran como los fascistas, pero sin armas. Los jamaicanos reivindicaron al ras Tafari como el profeta que liberar¨ªa a la raza negra: fueron intolerantes, persiguieron a los homosexuales porque su inclinaci¨®n 'no era natural', humillaron a las mujeres; y el blanco en general era su enemigo.
En Estados Unidos fue un extremismo negro, como lo fueron sus enemigos, los musulmanes. Era una reacci¨®n contra sus milenios de opresi¨®n. Y de all¨¢ volvieron. Quiero decir que el 'Poder de la Trinidad' de su muerto emperador se fue convirtiendo en el esp¨ªritu de la libertad. Muchos, hoy, canturrean esas canciones como si fueran un himno, y se ponen los pelos de los guerreros que esgrim¨ªan las flechas frente a las balas dum-dum (con p¨®lvora dentro: her¨ªan y explotaban dentro del cuerpo) de los fascistas. El Emperador ten¨ªa dos leones vivos al pie de su trono, y ?ay! del que se acercara demasiado al Se?or. Nosotros tenemos los de las Cortes, que est¨¢n hechos de ca?ones fundidos. Todo est¨¢ muy mezclado.
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