'La misi¨®n del cine es dar a ver lo invisible'
Isabelle Huppert es la inquietante protagonista de La pianiste, la nueva pel¨ªcula del austriaco Michael Haneke basada en una novela de Elfriede Jelinek. Neur¨®tica y masoquista, dictatorial y pat¨¦tica a un tiempo, la hero¨ªna del filme es un personaje nuevo dentro de la paleta de Huppert. 'En materia sexual, el cine adopta casi siempre el punto de vista masculino. Los hombres son los que dominan, los que escenifican sus fantasmas, y las mujeres las que se ofrecen en espect¨¢culo. La protagonista de La pianista no acepta esa situaci¨®n. Quiere mirar, quiere gozar como voyeur, no acepta que sean los dem¨¢s los que manden. No es una enferma o, mejor dicho, no es una anormal, sino una neur¨®tica masoquista. En su b¨²squeda del dolor acaba yendo m¨¢s all¨¢ de lo que quer¨ªa, pero eso tampoco la disgusta. En realidad es una pel¨ªcula sobre el control y la p¨¦rdida de control'.
Profesora estricta en el Conservatorio de Viena, asidua clienta de sex-shops y peep-shows, Erika Kohut (Huppert) vive dominada por su madre (Annie Girardot) y por la m¨²sica. 'La m¨²sica tiene una cara angelical y otra diab¨®lica. Es la expresi¨®n de unos sentimientos sublimes, pero, para llegar a manifestarlos con toda su pureza, hay que pasar un infierno. Erika se automutila, teme a los hombres pero los humilla. Cuando Haneke me hizo llegar el gui¨®n, ¨¦ste era muy claro. Sab¨ªa d¨®nde me met¨ªa, que habr¨ªa secuencias que no ser¨ªa agradable rodarlas, pero ten¨ªa toda la confianza en el director. ?l sabe muy bien lo que puede mostrarse y lo que no, lo que debe subir a la pantalla y lo que debe quedar fuera de campo', dice Huppert.
El poder de la c¨¢mara
Y la actriz a?ade: 'El cine, el cine que me interesa, quiere darnos a ver lo invisible. La c¨¢mara tiene un poder de aumento extraordinario. Los sentimientos se encarnan, se viven. Erika habita en un mundo imaginario, y eso lo vemos en su rostro. Para volver a la m¨²sica, rodar La pianista me ha obligado a ponerme a estudiar de nuevo, a desoxidar mis dedos. Hac¨ªa tiempo que no tocaba el piano y Haneke quer¨ªa que fu¨¦semos nosotros quienes lo hici¨¦ramos. Tocar Bach otra vez es maravilloso. Y Schubert y Schumann son de una tristeza incre¨ªble y abordan los temas de la pel¨ªcula, el peligro de perder el control, por ejemplo. Normalmente la m¨²sica se utiliza para ocultar los defectos narrativos de un filme. En La pianista es un personaje protagonista'.
Babelia
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