Un estudio espa?ol demuestra que la publicidad abusa de la ciencia
La ciencia est¨¢ al servicio de la limpieza, de la belleza o dispuesta a inventar en un momento realidades inexistentes, como el calor hal¨®geno, el silicio rees-tructurante o el aire que no pesa. La publicidad invoca en vano el nombre de la ciencia, abusa de ella, la utiliza como argumento de peso, pero con tremendos errores de bulto, o proporciona complicados razonamientos que no quieren decir nada. La investigaci¨®n de un grupo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares desvela en un reciente trabajo estos usos incorrectos.
Cosm¨¦ticos y autom¨®viles son dos de los campos en los que el abuso es m¨¢s llamativo, seg¨²n los autores de este trabajo. El ideal de belleza tiene, afortunadamente, a la ciencia a su servicio, as¨ª que ya est¨¢n en el mercado reclamos incoherentes como mol¨¦culas inteligentes, descubrimientos revolucionarios, eficacias cient¨ªficamente comprobadas, magnesio como fuente de energ¨ªa y soluciones definitivas avaladas por cient¨ªficos franceses, que, como buenos franceses, deben ser expertos en belleza.
Tambi¨¦n se fabrican jabones con efecto efervescente, sea eso lo que sea; helados que no pesan, como el aire (aunque el aire pese, no hay que molestarse por tan poco); lavaplatos cuya avanzada tecnolog¨ªa no se cuestiona, y, dentro del sector del autom¨®vil, afirmaciones aparentemente complejas, pero vac¨ªas de contenido, como indica un anuncio: 'Suspensi¨®n independiente en las cuatro ruedas, con tren delantero triangulado de geometr¨ªa optimizada y tren trasero de doble triangulaci¨®n superpuesta y planos controlados con gesti¨®n electr¨®nica de amortiguaci¨®n'.
El sector del autom¨®vil, junto al de la cosm¨¦tica, es uno de los que m¨¢s abusan del uso inexacto o descabellado de conceptos cient¨ªficos. En los ejemplos escogidos por los investigadores se incluyen tambi¨¦n comparaciones a las que les falta un elemento (consume un 10% menos, pero no se dice comparado con qu¨¦) y 'falsedades, razonamientos falaces y afirmaciones deliberadamente incomprensibles. Las violaciones al uso del lenguaje cient¨ªfico y a la l¨®gica hacen que el contenido informativo del anuncio sea m¨ªnimo o nulo', como afirman los investigadores en su art¨ªculo .
Para Juan Miguel Campanario, primer firmante del trabajo publicado en la revista Ense?anza de las Ciencias, 'la ciencia se usa en publicidad por dos razo-nes: primero, igual que se usa a un actor famoso como respaldo de calidad. Algo probado cient¨ªficamente es algo verdadero; se cree que el conocimiento cient¨ªfico est¨¢ probado m¨¢s all¨¢ de toda duda, lo que es err¨®neo'. Adem¨¢s de esta fe ciega, los publicistas se aprovechan de que la sociedad 'no tiene conocimientos cient¨ªficos m¨ªnimos para entender lo que se dice, para saber si es cierto o no', a?ade. En los anuncios se cometen 'errores cient¨ªficos grav¨ªsimos, como si dijeran que El Quijote lo escribi¨® Cela', puntualiza Campanario. Para los autores del trabajo, esta tendencia se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os, en buena medida para conseguir destacar entre 'el mare m¨¢gnum de propuestas que ofrece la publicidad'.
Precisamente, una de las tareas que se ha propuesto el Grupo de Investigaci¨®n sobre Aprendizajes de la Ciencia, al cual pertenece Campanario y que trabaja en el departamento de F¨ªsica de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, es 'promover una cultura b¨¢sica para entender el mundo tecnol¨®gico que nos rodea. Constatamos el enorme desconocimiento de la ciencia y estamos interesados en la alfabetizaci¨®n cient¨ªfica de los ciudadanos, de manera que puedan distinguir una afirmaci¨®n sin base de algo respaldado por datos'.
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