Lucas patina en el CIS

El Gobierno no ha encontrado ninguna raz¨®n presentable para explicar el intento de ocultar la ¨²ltima encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) previa a las elecciones vascas. Preguntado ayer por el asunto en la sesi¨®n de control del Ejecutivo, el ministro de la Presidencia, Juan Jos¨¦ Lucas, prefiri¨® el rid¨ªculo de aferrarse a la versi¨®n oficial, que ya hab¨ªa sido cuestionada por los propios trabajadores del centro, antes que al bochorno de reconocer que alguien por encima hab¨ªa decidido que no conven¨ªa difundirla. El episodio deber¨ªa servir para reformar la norma que proh¨ªbe la difusi¨®n de sondeos, p¨²blicos o privados, en la ¨²ltima semana de campa?a.

El argumento tradicional para justificar esa prohibici¨®n es que podr¨ªa inducir a los electores a hacer un voto estrat¨¦gico, el llamado voto ¨²til, dando su apoyo no a su primera preferencia, sino a la mejor colocada de aquellas a las que se siente m¨¢s pr¨®ximo. ?se es un efecto posible de los sondeos. ?Y qu¨¦? ?No es deseable la m¨¢xima transparencia y el m¨¢ximo de informaci¨®n del elector? En el l¨ªmite, el argumento deber¨ªa llevar a prohibir la difusi¨®n de sondeos electorales no ya en los cinco d¨ªas anteriores a los comicios, sino en todo momento. Es absurdo que el elector pueda hacer su elecci¨®n estrat¨¦gica en funci¨®n de los sondeos previos a la campa?a, y no de los que recojan precisamente los efectos de la propia campa?a. Se trata de un tab¨² heredado de concepciones un tanto religiosas del voto. El derecho al sufragio es sagrado, pero los motivos para elegir una u otra opci¨®n son terrenales; y no hay raz¨®n alguna para negar a los electores datos que puedan servirles para tomar una decisi¨®n que en ¨²ltima instancia va aparejada a sus intereses.

Habr¨ªa, por tanto, que reformar la ley, pero tambi¨¦n los usos de un Gobierno que se considera con derecho a aplicarla o no, seg¨²n convenga. El ministro, que consider¨® que la oposici¨®n es 'el sitio natural de los socialistas', se mostr¨® tan impertinente como suelen serlo las personas cogidas en falso; su respuesta comenz¨® con una salvedad ('seg¨²n los datos de este ministerio') que son¨® a reconocimiento de que fueron otros los que decidieron. El calendario de operaciones que ofreci¨® parec¨ªa una confesi¨®n, porque es inveros¨ªmil que se necesiten dos semanas para tratar inform¨¢ticamente 2.500 entrevistas. Y si ¨¦se fuera el caso, el presidente del CIS ya tendr¨ªa que haber sido destituido por incompetencia manifiesta.