Oliveira, Moretti y Rivette son los favoritos para ganar hoy la Palma de Oro
Cierra la competici¨®n el veterano japon¨¦s Imamura con otra de sus maravillosas rarezas
Hay razones para ver en Agua tibia bajo un puente rojo rasgos de esa fort¨ªsima singularidad que emana de las obras maestras del cine. Quiz¨¢s hay alg¨²n apresuramiento en alguna escena de la zona previa al desenlace -que, como siempre en el cine de Imamura, es m¨¢gico, inefable e imprevisible-, pero no ser¨ªa ¨¦sta una cojera lo bastante pronunciada para declarar lisiada y menos a¨²n inv¨¢lida a una pel¨ªcula que despliega muchas complejidades con una sencillez y una ligereza asombrosas; y que mueve su secuencia con tanta soltura y dominio del juego entre la pausa y la aceleraci¨®n que dan ganas de pedir al anciano Imamura que d¨¦ a la gente de corta edad de su oficio las claves de acceso al misterio de la agilidad conceptual y de la inventiva r¨ªtimica, que ¨¦l posee a su edad en estado de asombrosa gracia.
Narra Imamura, como hac¨ªa en La anguila y en la prodigiosa Doctor Akagi -que sigue siendo su m¨¢s perfecta obra-, una historia surreal de amor loco, absolutamente fuera de norma, un amor libre y adornado con una met¨¢fora desconcertante, con sabor a leyenda, a un remoto mito de ahora mismo. Es el mito de la mujer fuente, cuya matriz se llena de agua pur¨ªsima y, cuando hace el amor, la derrama, la vierte sobre la tierra y limpia a ¨¦sta, dando tibieza a los r¨ªos contaminados, que as¨ª multiplican sus peces. La incorporaci¨®n por Imamura de esta remota leyenda de fecundidad y fertilidad a la vida cotidiana de una peque?a ciudad pesquera del Jap¨®n de ahora es un prodigio f¨ªlmico, una haza?a que s¨®lo pueden alcanzar los artist¨®cratas de su oficio, como este heredero directo del inalcanzable John Ford.
Sin embargo, no es presumible que Imamura se lleve, aunque la merezca, la Palma de Oro. Ya tiene dos en su casa, las que gan¨® con La balada de Narayama y La anguila, y esto parece aqu¨ª m¨¢s que bastante. Manoel de Oliveira, que sigue haciendo cine a los 94 a?os, todav¨ªa no tiene ninguna, y este a?o la merece tanto como Imamura, pues en su memorable Vuelvo a casa hay tambi¨¦n rasgos de obra maestra, que emergen en¨¦rgicamente y se hacen m¨¢s evidentes si cabe gracias al formidable trabajo interpretativo de Michel Piccoli. Piccoli aspira al premio de interprestaci¨®n, con el permiso de Jack Nicholson, que est¨¢ tambi¨¦n insuperable en The pledge, dirigido por Sean Penn.
En los paneles de las puntuaciones de los cr¨ªticos cinematogr¨¢ficos, el filme de Piccoli y Oliveira alcanza la m¨¢s alta calificaci¨®n de todos en las revistas Premi¨¨re y Moving Pictures, quedando equilibrado con otras en la p¨¢gina de puntuaciones de Synopsis y siendo sobrepasado por La habitaci¨®n del hijo en los paneles del Screen International y de Le film fran?aise, donde la pel¨ªcula de Nanni Moretti alcanza una holgada mayor¨ªa.
La casi unanimidad con que los cr¨ªticos franceses califican a La habitaci¨®n del hijo como obra maestra convierte obviamente al filme de Moretti en el principal candidato a la Palma de Oro. La presi¨®n ambiental que ejerce aqu¨ª ver tanta unanimidad en un gremio de gente dispar, cuyos miembros suelen andar a la gre?a cuando se trata de valorar el cine no franc¨¦s -aunque luego se pongan de acuerdo a la hora de barrer hacia dentro-, es muy evidente. Si se a?ade a esto que La habitaci¨®n del hijo tiene un fuerte gancho sentimental y es un filme que se ve y se llora muy bien, aunque lance anzuelos melodram¨¢ticos en los que es f¨¢cil picar, la conclusi¨®n se ve venir por s¨ª sola.
Pero siempre flotan incertidumbres ante las decisiones de los jurados, que tienen un lado imprevisible. Y esto puede favorecer a la magn¨ªfica Va savoir, una maravillosa comedia situada, sin atravesarla nunca, en la frontera de la tragedia; es esta hermosa pel¨ªcula obra de otro eminente veterano, el franc¨¦s Jacques Rivette, que reanuda casi una d¨¦cada despu¨¦s de la plenitud que inici¨® con La bella mentirosa.
Suena tambi¨¦n el filme iran¨ª Kandaha, del gran Mohsen Makhmalbaf; y El barbero, obra brillant¨ªsima pero sin alma de Joel Coen; y Tierra de nadie, desgarrada y brutal comedia antibelicista bosnia; y suena el estruendoso engendro Moulin Rouge, que cuenta con evidentes padrinos en el jurado. Y se quedan sin sitio las magn¨ªficas Elogio del amo, de Jean-Luc Godard, y La pianista, que puede ser para Isabelle Huppert, que act¨²a con aut¨¦ntica genialidad, la gran ocasi¨®n para repetir su triunfo de hace 24 a?os.
Babelia
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