Los v¨ªdeos que pueden salvar a Joaqu¨ªn Jos¨¦
Ma?ana comienza en Florida el segundo juicio contra el espa?ol condenado a muerte en EE UU
Once meses y una semana despu¨¦s de que el Tribunal Supremo de Florida anulara su condena a morir en la silla el¨¦ctrica, Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez va ser juzgado de nuevo por el doble homicidio cometido en Tampa, en 1995. Esta vez, una defensa que cuesta hasta ahora medio mill¨®n de d¨®lares (unos 95 millones de pesetas) puede convencer a los 12 miembros del jurado de la endeblez de las pruebas presentadas en su contra. En dos semanas, el espa?ol que fue condenado a muerte en EE UU podr¨ªa recuperar la libertad. 'Tomar¨¦ el primer avi¨®n que salga hacia Espa?a, aunque tenga que hacer escala en China o en mitad del Atl¨¢ntico', dice Mart¨ªnez a EL PA?S desde la c¨¢rcel de Orient Road.
Una batalla de v¨ªdeos puede ser el plato fuerte del segundo juicio. La escaramuza inicial se librar¨¢ ma?ana, lunes, en el tribunal del juez Roger Padget, que ya presidi¨® en mayo de 1997 la vista en la que Mart¨ªnez fue declarado culpable y sentenciado a muerte. En la fase de presentaci¨®n de pruebas, la fiscal¨ªa apretar¨¢ para que vuelva a aceptarse el v¨ªdeo grabado subrepticiamente por la polic¨ªa de Tampa de una conversaci¨®n entre Mart¨ªnez y su ex esposa, Sloane Millian, en la que, seg¨²n la acusaci¨®n, el espa?ol se reconoce autor de las muertes de Douglas Lawson y Sherrie McCoy.
Ese v¨ªdeo, de mal¨ªsima calidad de imagen y sonido, 'puede haber sido editado, manipulado t¨¦cnicamente', seg¨²n Peter Raben, el brillante y costoso segundo abogado de Mart¨ªnez. La defensa tambi¨¦n cuestiona la transcripci¨®n oficial de esa grabaci¨®n, efectuada bajo la direcci¨®n del padre de Lawson, la v¨ªctima masculina del crimen, que en la ¨¦poca era un polic¨ªa que trabajaba para la oficina del sheriff del condado.
Pero si el juez acepta que la fiscal¨ªa exhiba al jurado el v¨ªdeo de la supuesta confesi¨®n, el abogado Raben puede replicar con otros. En particular con unos grabados por la cadena catalana TV3, en los que Mike Conigliaro, el detective de la oficina del sheriff encargado de la investigaci¨®n, reconoce que tuvo que cerrar el caso apresuradamente por presiones de la superioridad, y Sloane admite que denunci¨® voluntariamente a su ex esposo por celos y que luego la polic¨ªa la presion¨® para que mantuviera esa versi¨®n. En la fecha del crimen, Mart¨ªnez estaba separado de Sloane y sosten¨ªa una relaci¨®n con otra mujer llamada Laura.
Tras la sesi¨®n de presentaci¨®n de pruebas de ma?ana, el juicio arrancar¨¢ el d¨ªa 28 con la selecci¨®n del jurado y ya continuar¨¢ hasta que Mart¨ªnez sea declarado culpable o inocente. ?Tiene la fiscal¨ªa alg¨²n cartucho que no utilizara en 1997? En su casa de Miami, donde conversan con este peri¨®dico antes de viajar a Espa?a una ¨²ltima vez en busca de fondos para la defensa de su hijo, Joaqu¨ªn y Sara Mart¨ªnez creen que la respuesta es negativa. 'Sigue sin haber pruebas f¨ªsicas que lo vinculen con el crimen; no hay armas, testigos oculares, huellas dactilares o restos de sangre, nada de nada', dice Joaqu¨ªn. 'Sigue siendo', a?ade, 'la palabra de alguien contra la de otro alguien'.
'La fiscal¨ªa', seg¨²n el padre del preso, 'ni tan siquiera tiene una fecha y hora precisas del crimen y ning¨²n motivo coherente para vincular a mi hijo con esas muertes'. Mart¨ªnez, ciudadano espa?ol residente en Florida, fue detenido en enero de 1996 por el asesinato, en octubre de 1995, en Tampa, del traficante de drogas Douglas Lawson y su novia, la bailarina de striptease Sherrie McCoy. Lawson recibi¨® 4 impactos de bala y McCoy 21 pu?aladas. Seg¨²n una primera versi¨®n policial, Mart¨ªnez habr¨ªa entrado a robar en la casa de la pareja, pero all¨ª quedaron 2.000 d¨®lares, joyas y una bolsa de marihuana. As¨ª que, seg¨²n otra nueva versi¨®n policial, habr¨ªa ido a cobrar una deuda.
Como en el primer juicio, Mart¨ªnez se enfrenta esencialmente a las declaraciones de su ex esposa, Sloane, y su novia de entonces, Laura, que aseguran que ¨¦l les confes¨® ser autor de las dos muertes. Pero en su primera entrevista con un peri¨®dico espa?ol, en diciembre de 1997, en el corredor de la muerte de Starke, proclam¨® a EL PA?S su inocencia, y ¨¦sa sigue siendo su posici¨®n inquebrantable. ?Ha habido ahora oferta de pacto de la fiscal¨ªa para evitar el segundo juicio? 'S¨ª', responde el padre, 'la fiscal¨ªa le sugiri¨® a Raben que mi hijo se declarara culpable a cambio de que la condena se limitara al tiempo que ya lleva en prisi¨®n, pero mi hijo no lo acept¨®'.
Desde la c¨¢rcel de Orient Road, en las cercan¨ªas de Tampa, el preso telefonea a cobro revertido al domicilio de sus padres en Miami, y conversa con el periodista. 'Mira el l¨ªo que hay con Timothy McVeigh (cuya ejecuci¨®n ha sido aplazada al descubrirse que el FBI hab¨ªa ocultado pruebas a la defensa)', dice. 'As¨ª que si cometen tales chapuzas en un caso de tanta importancia como el suyo, imag¨ªnate lo que pueden hacer en uno como el m¨ªo'. Joaqu¨ªn Jos¨¦ Mart¨ªnez cuenta luego que ¨¦l no declarar¨¢ en el segundo juicio. No est¨¢ obligado a hacerlo y el abogado Raben teme que cualquier manifestaci¨®n de nerviosismo de su cliente sea malinterpretada por el jurado.
En cualquier caso, Joaqu¨ªn Jos¨¦ ya es, como dice su padre, 'el ¨²nico ciudadano extranjero que ha conseguido salir de un corredor de la muerte norteamericano en los ¨²ltimos 10 a?os'. ?Volver¨¢ all¨ª a comienzos de junio? Todo depende de la batalla de v¨ªdeos y de testigos que va a librarse en Tampa. La fiscal¨ªa volver¨¢ a presentar a Sloane, Laura y un par de presos, todos los cuales dicen que Mart¨ªnez les confes¨® el crimen; la defensa, que llamar¨¢ a declarar a cuatro o cinco personas, se reserva la posibilidad de dar 'una gran sorpresa'. Un golpe de efecto que apuntar¨ªa en la direcci¨®n del 'verdadero autor' de las muertes de Lawson y McCoy.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.