El hijo ingeniero del alba?il
Al padre de Juan Jos¨¦ L¨®pez Martos (Adra, Almer¨ªa, 1938) se le llenaba la boca de orgullo cuando recordaba que un alba?il como ¨¦l hab¨ªa tenido un hijo ingeniero. El hijo ingeniero no ha perdido la humildad de sus or¨ªgenes ni cuando presidi¨® la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Guadalquivir ni cuando le nombraron consejero de Obras P¨²blicas (1990-94), ni antes, en la preautonom¨ªa, cuando llev¨® la cartera de Medio Ambiente.
Su nombramiento como director del Instituto Andaluz del Agua, un ¨®rgano de la Junta de reciente creaci¨®n, se ajusta como anillo al dedo a su curr¨ªculo profesional: est¨¢ considerado un experto en el tema de agua. Y alguno de sus amigos, adem¨¢s, le ve m¨¢s c¨®modo en un cargo t¨¦cnico que pol¨ªtico. L¨®pez Martos, desde luego, no es un pol¨ªtico al uso. El Parlamento le intimidaba y le pon¨ªa nervioso, pero la prueba m¨¢s visible de su atipismo se vislumbr¨® durante el calvario judicial que vivi¨® en relaci¨®n con el caso Ollero, abierto para investigar el cobro de comisiones en la adjudicaci¨®n de una obra en una carretera de M¨¢laga en 1992, que se inici¨® con la detenci¨®n de Jorge Ollero, hermano de un alto cargo de la consejer¨ªa de Obras P¨²blicas, con un malet¨ªn con 22 millones de pesetas, supuesto fruto de una comisi¨®n.
L¨®pez Martos fue absuelto por la Audiencia de Sevilla despu¨¦s de ocho a?os de proceso judicial y una 'cacer¨ªa pol¨ªtica' -como ¨¦l la defini¨®- que atac¨® su flanco m¨¢s doloroso: su honorabilidad. A pesar de la amargura que le provocaba -sobre todo por los efectos sobre su familia: est¨¢ casado y tiene tres hijos-, el ex consejero ten¨ªa la extra?a capacidad para entender el ataque pol¨ªtico. Uno de sus mejores amigos, recuerda que tras una dur¨ªsima intervenci¨®n parlamentaria en la que le hab¨ªa acusado de corrupto y lindeces del estilo, el entonces portavoz de IU Luis Carlos Rej¨®n le par¨® en el pasillo para aclararle que, por supuesto, no pensaba nada de lo que hab¨ªa dicho. El amigo reaccion¨® con ira, L¨®pez Martos no:
-'No ser¨ªa capaz de decir mentiras ni en el Parlamento, pero entiendo que lo hicieras'.
El juego pol¨ªtico encierra extra?as paradojas que, a veces, atentan contra el sentido com¨²n. Los parlamentarios de la oposici¨®n que le atacaban duramente desde la tribuna, le abrazaban y le daban ¨¢nimos en los pasillos. Lo que otros hubieran vivido como una injusticia, una traici¨®n o un ataque imperdonable, L¨®pez Martos lo encajaba con dolor y sin alimentar rencores. Prefiere cultivar el olvido, as¨ª que es capaz de invitar a su toma de posesi¨®n a gentes con las que ha tenido sus m¨¢s y sus menos porque avivar el resquemor le produce m¨¢s sufrimientos que alegr¨ªas. Ni siquiera el caso Ollero le ha borrado su capacidad de confiar en la gente.
De natural bondadoso, se refugia en c¨ªrculos muy estrechos como la familia y los amigos m¨¢s ¨ªntimos. Le desagrada el boato y la parafernalia que rodea a veces al cargo p¨²blico. M¨¢s de una vez, durante su etapa de consejero, se iba a almorzar a casa de su ch¨®fer porque le desagradaba comer en restaurantes y en Sevilla viv¨ªa solo. '?No le importar¨¢ a tu mujer?', inquir¨ªa siempre.
De su talante sobrio tuvieron muestras sus colaboradores en cuanto aterriz¨® en Obras P¨²blicas. Pidi¨® que pintaran su despacho de blanco. Su antecesor, Jaime Montaner, arquitecto, le hab¨ªa legado un espacio de techos rojos y columnas moradas, demasiado vanguardistas para alguien que disfruta comiendo habas con jam¨®n o un choto en el campo antes que con otras sofisticaciones. El ¨²nico detalle personal en su despacho era una foto de su familia. Es hogare?o y nada mundano.
Criado entre los mimbres de la democracia cristiana en Granada, L¨®pez Martos entr¨® en la vida p¨²blica en la primera legislatura de la democracia en una candidatura bautizada como Senadores por la democracia, con la que obtuvo un esca?o. En su ciudad de adopci¨®n -¨¦l ejerce de motrile?o- impuls¨® el club Larra, un espacio de tertulia y pensamiento pol¨ªtico. Y el gran paso de compromiso pol¨ªtico lo dio al d¨ªa siguiente del 23-F, cuando decidi¨® afiliarse al PSOE como una apuesta personal por la democracia.
Es reservado, pero acostumbra 'a decir lo que piensa y pensar mucho lo que dice', explica un amigo. Quienes han trabajado con ¨¦l elogian su dedicaci¨®n -llegaba a la consejer¨ªa a las ocho y le daban las diez de la noche en el despacho, recuerda un antiguo subordinado- y su aprovechamiento del tiempo: se llevaba cintas de ingl¨¦s al coche oficial para rentabilizar los viajes largos.
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