Cae el higo cuando est¨¢ maduro
Despu¨¦s de dar tumbos durante muchos a?os en el empe?o por conseguir una escuela p¨²blica, popular y valenciana, hay que felicitarse por el anuncio oficial realizado por el consejero Taranc¨®n de exigir el conocimiento del valenciano a quienes participen en las pruebas selectivas para el acceso a la docencia, a partir del curso 2001-2002. El cambio de posici¨®n del propio consejero, como portavoz del gobierno del PP, puede poner fin a una deficiencia cr¨®nica en la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica seguida en el campo de la educaci¨®n que dura ya 18 a?os, desde la aprobaci¨®n de la Llei d'?s i Ensenyament del Valenci¨¤ (LUEV).
M¨¢s all¨¢ de las razones por las que Manuel Taranc¨®n ha pasado, en cuesti¨®n de d¨ªas, de calificar el obligado conocimiento del valenciano como anticonstitucional y discriminatorio, a considerarlo perfectamente posible y deseable, sin cambiar ni una coma del ordenamiento legal vigente, el Gobierno valenciano anuncia que proceder¨¢ a partir del curso que viene a poner en marcha una medida largamente demandada por los sindicatos de la ense?anza, por la Federaci¨® Escola Valenciana, las asociaciones de padres y madres de alumnos, la Mesa per l'Ensenyament en Valenci¨¤ y la totalidad de los partidos de la oposici¨®n. No cabe mayor unanimidad. El m¨¦rito de Eduardo Zaplana, que no es poco, es haber llegado por fin donde ya estaban todos los dem¨¢s. La exigencia del requisito ling¨¹¨ªstico en la ense?anza (?en la privada tambi¨¦n?) ser¨¢, por tanto, un triunfo de los sectores sociales m¨¢s comprometidos con la normalizaci¨®n del valenciano y la mejor prueba, si a¨²n fuera necesaria, de que sus reivindicaciones y propuestas son justas y adecuadas para nuestra sociedad.
Esta misma obviedad, de la que se ha servido el presidente del gobierno para contestar eficazmente a la oposici¨®n haciendo, una vez m¨¢s, de la necesidad una virtud, deber¨¢ extenderse, sin m¨¢s problemas, al conjunto de la Administraci¨®n valenciana para asegurar que todos los ciudadanos y ciudadanas puedan dirigirse con satisfacci¨®n a cualquier oficina p¨²blica haciendo uso de la lengua propia, tal y como prev¨¦n el Estatut d'Autonomia y la LUEV, largamente burlados. Ahora que el Consell anuncia, per en¨¦sima vez, una recurrente reforma de la funci¨®n p¨²blica, es el momento de introducir los cambios pertinentes en materia ling¨¹¨ªstica, con la seguridad de que ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil el consenso el d¨ªa que se vote en las Cortes, si es que ello importa.
Vista la extraordinaria plasticidad que caracteriza el pensamiento pol¨ªtico del consejero de Educaci¨®n, no estar¨¢ de m¨¢s observar detenidamente que las actuaciones de la Administraci¨®n preserven para el valenciano los criterios de calidad en su aprendizaje indispensables para el ejercicio de la docencia y que, en ning¨²n caso, la extensi¨®n del conocimiento de la lengua suponga una devaluaci¨®n de la necesaria formaci¨®n anunciada. As¨ª mismo, habr¨¢ que insistir, en coherencia con la exigencia del requisito ling¨¹¨ªstico, que se eliminen los obst¨¢culos administrativos al correcto funcionamiento del sistema educativo, sobre todo en los procedimientos de provisi¨®n de puestos de trabajo. Hay que acabar de una vez con los motivos que justifican las quejas de las familias que eligen el valenciano como lengua de aprendizaje.
Libres del s¨ªndrome de Estocolmo, por acostumbrados a trabajar con la pol¨ªtica y no para los pol¨ªticos, no olvidamos que el nivel de valenciano que se exigir¨¢ a los futuros ense?antes puede ser suficiente, pero tambi¨¦n lo contrario, dependiendo de una trayectoria formativa sometida todav¨ªa hoy a un amplio abanico de circunstancias, como la actitud personal, el tiempo que cada uno necesite, los medios y procedimientos, o el rigor de quien eval¨²e el aprendizaje de la lengua. Confiamos en el profesorado y sobre todo en la capacidad colectiva de conseguir, paulatinamente, lo que demanda la sociedad y el sentido com¨²n, mientras soportamos pacientemente, y con las necesarias dosis de optimismo, que lo que ayer era poco menos que un desvar¨ªo, hoy cae del ¨¢rbol como un higo maduro.
Vicent Esteve es miembro del Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament del Pa¨ªs Valenci¨¤.
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