Vaya par de instrumentistas

Son el d¨²o c¨®mico de la m¨²sica tradicional escocesa: Phil Cunningham, de Edimburgo, risue?o y parlanch¨ªn; Aly Bain, de las islas Shetland, rostro circunspecto y hablar comedido. Y, sobre todo, son un par de instrumentistas extraordinarios. Dos virtuosos. Parece improbable que se pueda tocar un viol¨ªn y un acorde¨®n a mayor velocidad y con tanto sentido musical. Una destreza que ellos combinan con una actitud campechana.

Cunningham recurri¨® a un escaso castellano que, por lo que ¨¦l sugiere, debe de haber aprendido en las etiquetas de botellas de vino espa?ol. Repiti¨® lo de 'my name is not Carlos', brome¨® a su propia costa con la fama de taca?os de los compatriotas de Sean Connery, y hasta solicit¨® permiso para contar el chiste verde de una pareja que pretende convertirse al catolicismo. La base de la m¨²sica de Bain y Cunningham est¨¢ en Escocia, aunque no faltan obras irlandesas. Tocaron un vals de Estonia y uno de Luisiana -aprendido por Bain durante una de sus muchas giras por Am¨¦rica del Norte-, un tema noruego y otro sueco, que ven¨ªa a ser pr¨¢cticamente lo mismo.

Tienen la maravillosa complicidad de los que han compartido mil y una sesiones. El poso profundo de quienes han dedicado su vida a la m¨²sica ga¨¦lica. Ambos se conjuraron firmemente para el renacer de la m¨²sica tradicional escocesa: Cunningham en grupos seminales como Silly Wizard o Relativity, y dejando su firma como productor y m¨²sico de sesi¨®n en grabaciones de algunos de los grandes artistas de Escocia o en bandas sonoras como El ¨²ltimo mohicano; Bain prestando su viol¨ªn y su esp¨ªritu durante lustros a Boys of the Lough, adem¨¢s de actuar como divulgador en documentales de televisi¨®n.

En el San Juan Evangelista, Phil Cunningham y Aly Bain dejaron, una vez m¨¢s, ese agradable sabor de los m¨²sicos aut¨¦nticos. Aquellos que no sabr¨ªan vivir sin tocar.