Justo lo contrario
La afici¨®n a los toros no viene de la atracci¨®n a la muerte, ni siquiera al riesgo. Un torero se pone ante un toro en lucha primero consigo mismo; s¨®lo por el toro no se pondr¨ªa. El aficionado que lo ve no celebra el triunfo de la vida sobre la muerte, celebra la propia emoci¨®n de sentirse vivo, esa que se necesita para contrarrestar la presi¨®n de la existencia, la que nace de dentro a afuera. El toreo se hace de fuera a adentro y la emoci¨®n se vive justo al contrario; igual que la conmoci¨®n.
No se puede entender la tauromaquia como una lucha contra la muerte, porque esto, al fin y al cabo, es la vida, y contra la muerte no se puede estar, hay que estar con ella. Salvar la piel un d¨ªa es un milagro, salvarla delante de un toro es algo real. El buen toreo, cuando persigue la verdad, se distancia de lo real, por eso decimos de algunos toreros que son de otra galaxia.
Torear debe ser como se respira, sin pensarlo, sin dudarlo. Poner de acuerdo el latido con el pulso. El valor hay que demostrarlo, del miedo el mundo tiene pruebas.
Ver torear es participar de una geometr¨ªa, la que se establece entre toro y torero. El entendimiento entre ambos se da en el espacio.
Hay toros con un recorrido y toreros que se lo descubren, en un intento, a veces desesperado, a veces tranquilo, por descifrar los misterios de las medidas.
La espera
El verbo clave es esperar. El ganadero espera, el torero espera, espera el aficionado, y el detractor tambi¨¦n espera. Y todos esperamos lo mismo: que el sue?o y la ilusi¨®n se deslicen a la realidad y dejen de ser deseo. Pero de todos es sabido que los sue?os se realizan aunque a veces se cumplen de otra forma.
El arte de torear no se dice, se hace, y el que alcanza la categor¨ªa de sublime siempre est¨¢ al borde de lo indecible. Vivenciarlo te ubica en el lugar donde ya no est¨¢s. La faena esencial no es la ¨²ltima, sino la que est¨¢ por hacerse. Todo recuerdo se convierte en un abismo tibio. ?Ay si se pudiera expresar!
Mar¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa es escritora y aficionada.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.