El embajador y la obstinada realidad
El se?or Abdeslam Baraka, embajador de Marruecos en Madrid, que de forma tan 'did¨¢ctica' se ha dirigido desde este espacio a los lectores de EL PA?S, deber¨ªa ser consciente de que se encuentra en Espa?a, un pa¨ªs realmente democr¨¢tico, en el que, a diferencia de sus compatriotas en el suyo, disfrutamos de todas las libertades que ello conlleva; en ese paquete de libertades va incluida, por supuesto, la informaci¨®n.
Su pretensi¨®n de enga?arnos con insidiosas aseveraciones acerca de la 'marroquinidad' del S¨¢hara Occidental resulta especialmente insultante; no somos gente que viva al otro lado del globo, a la que la situaci¨®n del pueblo saharaui sea ajena.
Se?or embajador, est¨¢ usted muy 'mal informado'; el Frente Popular de Liberaci¨®n de Saguia el Hamra y R¨ªo de Oro (Frente Polisario) inici¨® su actividad en el Congreso Constitutivo celebrado en mayo de 1973, al principio, contra la potencia colonial (ataques a puestos, patrullas y comboyes espa?oles), y desde 1975, contra la invasi¨®n marroqu¨ª y mauritana, ?lo recuerda ahora? Conviene tambi¨¦n, 'conforme a los principios de legalidad internacional' que cita en su carta, que recuerde el dictamen de 16/10/1975 del Tribunal de La Haya, al que ustedes acudieron en compa?¨ªa de Mauritania, en el que queda meridianamente clara la falsedad de sus pretendidos lazos hist¨®ricos de soberan¨ªa sobre el territorio, o la Resoluci¨®n 34/37, de 21/11/1979, de Naciones Unidas, en la que se reafirma el derecho del pueblo saharaui a la independencia, y exige a Marruecos la retirada de sus fuerzas de ocupaci¨®n.
El pueblo espa?ol, y los lectores de este diario, conocemos sobradamente que la distancia de cuatro dedos es la que existe entre la verdad, lo que vemos y sabemos, y la falsedad, lo que o¨ªmos; en este caso, lo que usted pregona.
Deseng¨¢?ese, se?or Abdeslam, el apoyo que la causa saharaui tiene entre nosotros ha sido, es y ser¨¢ firme; sencillamente, porque est¨¢ sustentado en bases y lazos situados muy por encima de los simples y ruines intereses econ¨®micos y geoestrat¨¦gicos tras los que ustedes se escudan. Todo ello, por m¨¢s que las autoridades de los dos pa¨ªses, Espa?a y Marruecos, traten de silenciarlo, y por m¨¢s que ustedes traten de ir contra la verdad.-
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