As¨ª naci¨® la Via Laietana

La casa Padell¨¤s, que acoge parte de las dependencias del Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona (MHCB), no se construy¨® en el espacio que ocupa hoy. En su origen, el edificio estaba situado en la calle de Mercaders, en un emplazamiento que se vio afectado por la apertura de la V¨ªa Laietana en la primera mitad del siglo XX. Dado su valor patrimonial, se traslad¨®, piedra por piedra, a su actual ubicaci¨®n. La casa Padell¨¤s es, as¨ª, un marco id¨®neo para la exposici¨®n que el museo mantendr¨¢ abierta hasta el pr¨®ximo 30 de septiembre. Se titula La construcci¨®n de la gran Barcelona: la apertura de la Via Laietana, 1908-1958, y analiza ampliamente la gestaci¨®n urban¨ªstica de esta arteria que comunica el centro de la ciudad con el mar.

Menos de un siglo atr¨¢s, la Via Laietana no exist¨ªa. Hab¨ªa sido dise?ada en 1859 por Ildefons Cerd¨¤ en su plano de reforma y ensanche de la ciudad, pero no fue hasta 1908 cuando empez¨® a abrirse. En su lugar se levantaba un conglomerado de estrechas calles, en las que, seg¨²n las voces m¨¢s cr¨ªticas de la ¨¦poca, las condiciones de vida estaban marcadas por la falta de higiene y la insalubridad. La operaci¨®n que la hizo posible se gest¨® en 1901 con la entrada en el Ayuntamiento de Barcelona de concejales de la Lliga Regionalista, y con el respaldo de los concejales republicanos.

El saneamiento de la zona fue justamente uno de los objetivos que impulsaron su apertura. Junto a este argumento se conjugaron otros tres: la necesidad de conectar el ¨¢rea urbana de la ciudad con el puerto, escenario principal de la actividad econ¨®mica del momento; la voluntad de convertirla en una ¨¢rea de negocios, y el deseo de crear un centro hist¨®rico monumental. La exposici¨®n organizada por el Museo de Historia analiza en qu¨¦ medida se materializaron los distintos objetivos y expone el coste social de esta maniobra urban¨ªstica, gestionada econ¨®micamente por el Banco Hispano Colonial aunque sufragada por el Ayuntamiento con la ayuda de particulares mediante la venta de bonos lanzados para financiar los trabajos.

Desarrollada en dos plantas y estructurada en ¨¢reas tem¨¢ticas, la exhibici¨®n materializa un viejo proyecto de los responsables del museo, y se engloba en los actos conmemorativos del a?o Puig i Cadafalch, concejal regionalista en la ¨¦poca en que se inici¨® el proyecto, responsable junto con Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner y Ferran Romeu de uno de los estudios urban¨ªsticos realizados sobre la zona y arquitecto de uno de sus edificios. La exhibici¨®n ha sido preparada por tres comisarios: el director del museo, Antoni Nicolau, Joan Fuster y Daniel Venteo, a partir de centenares de documentos de la ¨¦poca disponibles sobre la operaci¨®n.

La exposici¨®n se compone de numerosas fotograf¨ªas, planos, dibujos y cuadros de la ¨¦poca, contrastados en algunos casos con documentos gr¨¢ficos actuales que permiten la comparaci¨®n entre pasado y futuro. Hay un lugar preferente para una colecci¨®n de fotograf¨ªas que muestran las calles absorbidas por la nueva avenida, y tambi¨¦n para una selecci¨®n de los dibujos presentados a un concurso art¨ªstico convocado en 1908 por el Ayuntamiento con la intenci¨®n de crear una memoria gr¨¢fica sobre espacios desaparecidos con motivo de la Reforma (entre ellos una serie de obras de Modest Urgell, in¨¦ditas hasta ahora).

Las diferentes aproximaciones urban¨ªsticas que dieron lugar a la Via Laietana, los proyectos que nunca llegaron a culminar, lo que se perdi¨® con su creaci¨®n (300 edificios fueron derruidos, y las familias que los ocupaban, cerca de 2.000, debieron buscar una nueva vivienda por su cuenta y riesgo y sin ninguna ayuda p¨²blica), el proceso de construcci¨®n y, finalmente, el resultado de su apertura son los grandes ¨¢mbitos de la exhibici¨®n. En ella hay espacio para la an¨¦cdota, con una especial atenci¨®n al seguimiento de la apertura de la Via Laietana que ofrecieron las revistas sat¨ªricas de la ¨¦poca (especialmente La Esquella de la Torratxa).