Las razones de los perdedores
La v¨ªspera de las elecciones vascas un oyente de Vitoria llam¨® a una emisora y critic¨® a los periodistas por haber dicho que la mitad de la poblaci¨®n de Euskadi estaba perseguida cuando 'en realidad no pasan del 2%'. En el Pa¨ªs Vasco hay 2.100.000 habitantes (los mismos que ten¨ªa Berl¨ªn a comienzos de los a?os 30), luego el 2% supone algo m¨¢s de 40.000 personas. En 1933 los jud¨ªos de Berl¨ªn no sab¨ªan cu¨¢ntos eran, entre otras cosas porque muchos de ellos se enteraron de su condici¨®n de tales cuando comenzaron a perseguirlos, pero seguramente no ser¨ªan menos de 40.000. En Euskadi, si a aquellos a los que arrancan las manos o la vida por expresar sus ideas en voz alta se suman los que han dejado de hacerlo por temor, la cifra de jud¨ªos potenciales se ampl¨ªa considerablemente.
Algunos convecinos suyos han dicho que los resultados de las elecciones han supuesto la derrota no s¨®lo del PP y el PSOE sino de ?Basta Ya! y el Foro Ermua. Lo han dicho con alivio, porque esperan que la derrota de los que propon¨ªan no ceder m¨¢s ante ETA les libre de escuchar cosas desagradables. En Euskadi hay m¨¢s rechazo que nunca al terrorismo, pero tambi¨¦n hay mucho rechazo a cualquier planteamiento que suponga voluntad clara de enfrentarse a ETA. Esto ¨²ltimo es lo que exig¨ªa ?Basta Ya!: que el Gobierno vasco se comprometiera a hacer frente al terrorismo; pol¨ªtica y policialmente. Precisamente porque ETA no es s¨®lo una mafia, la primera medida pol¨ªtica para combatirla eficazmente es dejar de legitimarla con discursos como el que afirma que detr¨¢s de la violencia hay un conflicto no resuelto; o el de que comparten fines con aquellos a quienes tienen la obligaci¨®n de combatir.
Plantear eso no es satanizar al nacionalismo. El PNV es un partido de tradici¨®n y electorado democr¨¢ticos, pero la estrategia desplegada a partir de Lizarra no lo era. Consist¨ªa en intentar apaciguar a ETA ofreciendo concesiones a expensas de los no nacionalistas. Es falso que el PNV y EH sean lo mismo, pero es en cambio cierto que sus estrategias han sido objetivamente complementarias durante un periodo. Se?alarlo no es cuestionar el derecho de los nacionalistas a defender sus ideas sino intentar restablecer la l¨®gica democr¨¢tica. La misma que hac¨ªa necesario reclamar la convocatoria de elecciones una vez que Ibarretxe se hab¨ªa quedado en minor¨ªa (27 frente a 32 esca?os). Hab¨ªa fuertes motivaciones morales y democr¨¢ticas en el intento de hacer posible la alternancia. La primera, acabar con una situaci¨®n de hecho seg¨²n la cual, hagan lo que hagan, al final siempre gobiernan los mismos, solos o en coalici¨®n. La verosimilitud del cambio ha sido uno de los motivos que han desplazado 80.000 votos de EH al PNV. Seg¨²n reflejaba la encuesta de EL PA?S (6-5-01), el temor a que el PNV pasase a la oposici¨®n era mayor entre los votantes de EH que entre los del propio PNV (79% frente a 67%). La red clientelar (empleos p¨²blicos, subvenciones) tejida a lo largo de 20 a?os ha dado base material a la combinaci¨®n entre ideal patri¨®tico y seguro de vida que ofrece el nacionalismo en una sociedad en la que esto ¨²ltimo no est¨¢ garantizado para toda la poblaci¨®n.
En esas condiciones, lo sorprendente no es que PNV-EA haya obtenido m¨¢s del 42% de los votos, sino que PP y PSOE hayan alcanzado el 40%. Una vez reconocida esa realidad cobra un sentido m¨¢s matizado el se?alamiento de los errores cometidos por los vencidos: no haber previsto que la polarizaci¨®n deliberadamente buscada actuaba tambi¨¦n como aglutinante del electorado nacionalista, y anulaba la posibilidad de que aflorase un voto vasquista cr¨ªtico con el soberanismo; por lo mismo, no haber sabido resaltar que la frontera decisiva segu¨ªa estando entre mayor¨ªa democr¨¢tica y minor¨ªa violenta, y que el consenso deb¨ªa reconstruirse en torno al respeto a las reglas democr¨¢ticas y no a la renuncia ideol¨®gica.
Los resultados electorales sirven para decantar mayor¨ªas de gobierno, no para dirimir dilemas morales o la justeza de las razones pol¨ªticas. ?Habr¨ªa que olvidar que en octubre de 1999 Ibarretxe vot¨®, con todos sus diputados, en contra de una proposici¨®n que proclamaba la vigencia del Estatuto de Gernika? S¨ª, hay que olvidarlo, porque ya nos ense?¨® Renan que las naciones se construyen con olvidos compartidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.