Novillada noble

'Ese toro es de rabo', grit¨® un espectador cuando Leandro Marcos finalizaba su faena al cuarto novillo de Guadalest, de excepcional nobleza, como el resto del encierro, lidiado con el mismo hierro. Novillos la mayor¨ªa repetidores en la muleta, embistiendo otros de largo, sin dar problemas y complicaciones, sin hacer extra?os, salvo los dos ¨²ltimos debido a sus escasas fuerzas. Cuatro de las reses fueron aplaudidas en el arrastre. La mayor ovaci¨®n fue para el cuarto, un colorao de 520 kilos, que iba de largo y al que Leandro Marcos no le supo dar fiesta buena. Le sucedi¨® igual en el primero de su lote, otro animal que repet¨ªa y repet¨ªa en la muleta incansable, pero el diestro sacaba series sin reunir, sin profundidad. Este novillo, y el cuarto tambi¨¦n, se llevaron las orejas a la incineradora cuando ten¨ªa que haber paseado el torero los cuatro ap¨¦ndices de sus enemigos.

S¨®lo una oreja se cort¨® con semejante material bovino, que s¨®lo baj¨® un poco en los dos ¨²ltimos, novillos que se defendieron por su escasa fuerza, como queda dicho. Y la oreja la cort¨® el mexicano Alejandro Amaya, que con sus dos enemigos hizo faena fr¨ªa y sin emoci¨®n. En su primero, segundo de la tarde, lleg¨® a ponerse aburrido con tanto pase como dio, algunos de ellos con enganchones. En el quinto sac¨® una serie de naturales ante el novillo que sac¨® problemas por falta de fuerzas, pero nada del otro mundo.

Andr¨¦s Luis Dorado tuvo tambi¨¦n en el tercero otro animal noble, como sus hermanos de camada anteriores. El diestro instrument¨® series de derechazos muy templados, llevando bien a la res, pero a la hora de coger la muleta con la izquierda su enemigo hab¨ªa perdido fuelle, se hab¨ªa ido apagando poco a poco. Con el que cerr¨® plaza, un berre¨®n que se defend¨ªa, Dorado intent¨® sacar algo provechoso, mas le fue imposible.

Novillada, en suma, noble, con casta, que no dio problemas a los toreros.