Una herida abierta
Es el que hay dentro de Asesinato en febrero cine importante. Tiene este grave, libre, indispensable filme una gran singularidad formal. Aunque est¨¢ hecho con materia de documento, no es en sentido estricto una pel¨ªcula documental, es otra cosa. Puede decirse de ella que tiene condici¨®n de ficci¨®n vivida o, si se quiere, de poema -y, en concreto, poema tr¨¢gico- rimado con sucesos y vivencias ver¨ªdicas ocurridas ante una c¨¢mara.
Son sucesos y vivencias que trascienden el simple testimonio y son elevados a poema dram¨¢tico, a representaci¨®n, por personas autoconvertidas, poderosa y misteriosamente, en personajes, que van m¨¢s all¨¢ de los hechos que enuncian y convierten a ¨¦stos en signos no azarosos, no cogidos al vuelo, sino due?os de un lugar calculado dentro del esfuerzo de elaboraci¨®n de una compleja aventura del lenguaje del cine, cuando ¨¦ste se sumerge, y lo explora, en el oscuro territorio del dolor humano no fingido sino capturado en el delicado flujo de una herida abierta.
Es necesario, para que el espectador se mueva sin el paso cambiado, al comp¨¢s de la exacta secuencia de Asesinato en febrero, que el filme lleve dentro un primoroso, de precisi¨®n matem¨¢tica, trabajo de montaje en clave musical. El crescendo de los pasos de dos hombres vascos hacia el punto de su itineriario en que les arrebat¨® la vida un zarpazo de la bestia terrorista antivasca; el contrapunto de este crescendo con relato de la mec¨¢nica de este zarpazo dicha por la voz neutral y la mirada g¨¦lida de un t¨¦cnico en esta atroz asignatura; y el lento, terco y conmovedor goteo del esfuerzo de resurrecci¨®n de los dos hombres asesinados por quienes les amaron y sobrevivieron, son los tres hilos, o acordes, que trenzan la sintaxis de este memorable esfuerzo del lenguaje del cine en busca de un conocimiento. Un esfuerzo que nos sit¨²a ante un monumento de coraje moral y de audacia formal.
Lo representado y la forma de representarlo se funden, y el asesinato de Fernando Buesa y Jorge D¨ªez se hace fuente de vida, negaci¨®n de muerte, rechazo irrefutable de la mayor atrocidad que cabe imaginar: el infierno de una ejecuci¨®n, forma de locura absoluta, de crimen total. La pel¨ªcula procede de una reacci¨®n eruptiva de su guionista y productor, El¨ªas Querejeta; y su director, el documentalista y escultor Eterio Ortega, tiene en el proceso de elaboraci¨®n de esta joya de nuestro cine la tarea de abrir cauces y tiempos, y moldear vol¨²menes, en el amasijo de horror y de ternura, de salvajismo y de humanidad, de oscuridad y de luz, de terror y de libertad, que se hacen rev¨¦s y derecho de esta hermosa herida vivida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.