Contrabando de ideas
El PSOE anda estos ¨²ltimos tiempos a la b¨²squeda de un nuevo discurso pol¨ªtico. La ocasi¨®n id¨®nea para su debate ser¨¢ con motivo de la presentaci¨®n de la Ponencia Pol¨ªtica el pr¨®ximo mes de julio. El secretario de Organizaci¨®n del partido, Jos¨¦ Blanco, ya nos dio un peque?o aperitivo a este respecto en su conferencia del Club Siglo XXI del pasado 21 de mayo. Y todos recordamos anteriores pronunciamientos de Rodr¨ªguez Zapatero sobre el 'socialismo liberal y libertario' y la adopci¨®n de un giro 'republicano', de promoci¨®n de los valores c¨ªvicos. Tras el cambio de liderazgo y despu¨¦s de definir su propio perfil como oposici¨®n le parece llegado el turno a las cuestiones organizativas e ideol¨®gicas. S¨®lo con la can¨ªcula estaremos en condiciones de evaluar en profundidad los contornos de este nuevo discurso y si puede aportar algo novedoso. Con independencia de que lo consiga o no, este esfuerzo sirve al menos para demostrar que la autoestima e identidad de un partido de izquierdas sigue pasando por su amueblamiento ideol¨®gico. Incluso en estos momentos de decaimiento de las ideas y del triunfo del pragmatismo sobre la utop¨ªa.
Esta situaci¨®n qued¨® perfectamente definida en una pintada que durante un largo periodo pod¨ªa verse desde el bar de mi facultad: Contra el pensamiento ¨²nico: contrabando de ideas. La entronizaci¨®n de lo posible como principio absoluto ha provocado, en efecto, la curiosa percepci¨®n de que no hay una verdadera 'libertad de circulaci¨®n' de ideas y que, al igual que en la publicidad, en la pol¨ªtica s¨®lo cabe una aut¨¦ntica innovaci¨®n en las consignas y en los envoltorios con los que recubrimos palabras vac¨ªas. Con un a?adido: la dificultad para un discurso de izquierdas consiste en mantener un adecuado equilibrio entre propuestas light, bien vistas en general por el electorado de centro, y la formulaci¨®n de reformas de peso; en buscar la v¨ªa media entre su propia tradici¨®n y los requerimientos del nuevo p¨²blico y de los evidentes imperativos de la mundializaci¨®n. El discurso de la Tercera V¨ªa, al que ahora Giddens prefiere calificar como feasible socialism ( 'socialismo realizable'), se inclin¨® quiz¨¢ en exceso hacia el lado ligero. Pero en general ha marcado la actual ruta de viaje de toda la socialdemocracia europea: desde la igualdad hacia la libertad y de los derechos sociales a las responsabilidades c¨ªvicas. Sin que ello signifique que haya que abandonar la b¨²squeda de su realizaci¨®n conjunta.
Este cambio de acento, tambi¨¦n perceptible en el socialismo espa?ol, centra el ser de izquierdas en la dimensi¨®n c¨ªvica y en una profunda reivindicaci¨®n del espacio p¨²blico y de los valores e instituciones de la democracia. El problema, a mi juicio, no reside solamente en lo que ello pueda tener de abandono de los ideales igualitaristas. Est¨¢ tambi¨¦n la dificultad de competir con las nuevas pautas sociales que favorecen el privatismo y la individualizaci¨®n. Pero, sobre todo, con el nuevo giro identitario que han cobrado los actuales conflictos pol¨ªticos; de las identidades fuertes, se entiende. El caso de las ¨²ltimas elecciones vascas puso de manifiesto las dificultades de afirmar una posici¨®n c¨ªvica frente a la fuerte marea de los sentimientos identitarios encontrados. Y la campa?a electoral brit¨¢nica est¨¢ mostrando tambi¨¦n c¨®mo la discusi¨®n acaba escor¨¢ndose sobre una dimensi¨®n identitaria: la brit¨¢nica y su relaci¨®n con Europa. Bajo estas condiciones, ?puede competir una propuesta pol¨ªtica que busca su raz¨®n de ser en la identidad c¨ªvico-democr¨¢tica, que hoy por hoy est¨¢ d¨¦bilmente extendida, con las identidades fuertes y el privatismo impuesto por la nueva econom¨ªa?
En realidad deber¨ªamos formular la pregunta al rev¨¦s: ?puede sobrevivir la democracia tal y como la conocemos sin reivindicar lo que a la postre constituye su energ¨ªa vital m¨ªnima? A la izquierda parece haberle tocado en estos momentos de crisis de la pol¨ªtica la salvaguarda del sistema como un todo. Y la mejor forma de hacerlo es, precisamente, reclamando un debate en profundidad; sin hipotecas del pasado, pero sin complejos tampoco por seguir con lo bueno de su propia tradici¨®n. No tenemos m¨¢s remedio que tomarnos la realidad en serio, pero, por favor, con ideas e ideales.
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