El jard¨ªn ¨ªntimo de Felipe II pervive en la Casa de Campo
Un plant¨ªo creado en el siglo XVI por orden real cultiva a¨²n plantas curativas en un rinc¨®n del parque
Madrid
Un tesoro vegetal languidece desde hace a?os justo a la entrada de la Casa de Campo por la puerta del Rey, ante el r¨ªo Manzanares. Se trata de un vergel de plantas arom¨¢ticas y medicinales, de valor incalculable, que se despliega por un predio de tres hect¨¢reas de extensi¨®n situadas frente al edificio hist¨®rico que hoy ocupa el Instituto Municipal de Deportes. El plant¨ªo coincide con el ¨¢rea de la foresta perteneciente a Fadrique de Vargas, pr¨®cer madrile?o que en 1562 la vendi¨® a Felipe II para transformar la enorme finca circundante en Bosque Real. Mas precisamente, en este ¨ªntimo rinc¨®n, el rey situ¨® su jard¨ªn m¨¢s ¨ªntimo y secreto.
Una puerta met¨¢lica de la que pende un r¨®tulo rojo impide el acceso al recinto. Informa de que el lugar est¨¢ adscrito al Instituto Nacional de Investigaciones y Tecnolog¨ªa Agraria y Alimentaria, INIA, del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa. La parcela se extiende sobre el lateral meridional del mejor bosque madrile?o, junto a la Feria del Campo. Se cierne alrededor de una casona donde vive con su familia Adolfo, un t¨¦cnico forestal, toledano de Quismondo, custodiado por dos grandes perros. 'Cada a?o sacamos de aqu¨ª un cami¨®n de or¨¦gano, salvias, lavandas y otras especies arom¨¢ticas y medicinales para su investigaci¨®n', dice, mientras recoge del suelo algunas plantas que da a oler: sus aromas son frescos y fragantes.
El cl¨¦rigo Gregorio de los R¨ªos sembr¨® en la finca cientos de especies medicinales
Tiempo atr¨¢s, esta parcela lleg¨® a contar con siete operarios. 'Se han ido jubilando', comenta con tristeza. '?nicamente quedo yo y esto es muy grande para uno solo', concluye.
Seg¨²n un informe del experto Jacobo Ruiz del Castillo, del INIA, este terreno fue cedido en 1928 por Alfonso XIII al Comit¨¦ de Plantas Medicinales, del entonces Ministerio de Agricultura. All¨ª se cultivaron hasta 340 especies curativas y arom¨¢ticas, monografiadas desde 1939 por el ingeniero agr¨®nomo Manuel Madue?a Box. En un libro editado en 1942, Madue?a Box dej¨® escrito que en el vergel se cultivaron plantas t¨®xicas y curativas, anapelo, cicuta, belladona y adormidera. 'Se evaluaron all¨ª algunas opi¨¢ceas', en etapas de autarqu¨ªa en las que el aislamiento de Espa?a, seg¨²n cuenta el informe de Ruiz del Castillo, 'impon¨ªa la necesidad de dotarse de abastecimientos estrat¨¦gicos'.
Para el director del INIA, Adolfo Cazorla, 'la situaci¨®n de esta parcela va a ser reexaminada por su titular, el Ayuntamiento de Madrid, a propuesta nuestra, ya que somos sus usuarios. Queremos establecer un plan conjunto que permita un mejor aprovechamiento del terreno, hoy con muy baja actividad', a?ade. 'Al predio, semitapiado, suelen acceder personas que deambulan en horas intempestivas por la Casa de Campo y el INIA quiere atajar este hecho con la ayuda municipal'. Ecologistas en Acci¨®n, por su parte, denuncia que el plant¨ªo se encuentra semiabandonado.
Pero lo m¨¢s singular es que el tesorero que sembr¨® sus primeras y hoy casi so?olientas semillas en los surcos de tierra, ahora casi cubiertos de maleza, fue nada menos que Gregorio de los R¨ªos, autor de uno de los primeros tratado del mundo moderno sobre jardines, Agricultura de la jardiner¨ªa, editado por el impresor Madrigal en el a?o 1592. De los R¨ªos fue nombrado por Felipe II capell¨¢n del Bosque Real madrile?o conocido como Casa de Campo. El cl¨¦rigo ten¨ªa la encomienda regia de ajardinar el ¨¢rea contigua al palacete de Fadrique de Vargas. En el plant¨ªo que hoy ocupa el INIA, dispuso el cultivo de plantas arom¨¢ticas y medicinales para la farmacia real. De los R¨ªos nunca viaj¨®, pero por sus escritos se sabe que conoc¨ªa bien el libro de Diosc¨®rides sobre plantas curativas y t¨®xicas, as¨ª como otros textos cl¨¢sicos de Plinio, Columela y Teofrasto. Su obra principal fue el llamado Jard¨ªn de Felipe II, espl¨¦ndido recinto que comprend¨ªa el hoy umbr¨ªo vergel. No fue casual que el rey nombrara a un cl¨¦rigo jardinero del recinto donde el monarca situ¨® su almario m¨¢s ¨ªntimo: los religiosos eran depositarios de arcanos sobre las plantas curativas, que distribu¨ªan entre los enfermos de los hospitales cuya custodia se les asignaba. Se sabe que el monarca padec¨ªa de gota, enfermedad muy dolorosa.
Desde Lisboa, Felipe, a?orante de su jard¨ªn madrile?o, escribi¨® a sus hijas: 'De lo que m¨¢s soledad he tenido es del canto (all¨ª) de los ruise?ores'.
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